Pues sí, ayer, viernes 22 de septiembre del 2017, cumplí, todas las etapas
prevista en mi recorrido mañanero y todo tal cual lo había planeado. Si llegué a las 15:00 a mi casa, fue porque la
última etapa se alargó demasiado, pero se alargó en el buen sentido de la
palabra, porque mi Luisa y yo acabamos de cervecitas, adobo de pintarroja y
muchas risas en el mercado de Atarazanas. ¡Qué buen broche para tan buena
mañana!
Se me olvidaba, cuando llegué a
casa, tenía otro gran broche. Una recompensa por el esfuerzo de la mañana: un gran almuerzo realizado por mi madre y que no
tenía nada que ver con mi dieta eterna.
Y ahora os cuento como fue el casting. Fue un casting
más de figuración, o sea, donde eres un número más, donde te sientes un poco
despersonalizado, donde las normas cuartan todo tu comportamiento natural y
donde, como siempre, no es una experiencia muy gratificante.
Llegamos y la cola era enorme y acababa justo al sol. Yo
quería irme, pero mi amiga Luisa quería quedarse y como mi función era, únicamente, acompañarla, pues ahí nos quedamos, tomando el sol, charlando y
riendo.
Estaríamos en la cola, una hora y algo, pero se me hizo muy
corto, con Luisa el tiempo pasa rápido. Como ella misma dijo al irse: "
Bueno pues hemos echado un ratito muy bueno" y sí fue, porque estábamos a nuestra bola, ajenos a nuestro alrededor.
En un principio me dijeron que yo, como soy de la agencia,
no hiciera el casting. Así que como iba de acompañante, me quedé. Pero
luego, una señorita, me dijo que lo tenía que hacer, bueno casi me obliga y lo
hice.
Todo fue muy sistemático, llegas rellenas unos papeles, te miden, te hacen fotos
y adiós.
No creo que me llamen, pero si me llaman tampoco sé si lo
cogeré. Bueno si me llaman ya diré de que era el casting, pero creo que todo el
mundo lo sabe, porque Málaga anda revuelta con el "casting".
Claramente es para delantero para el Malaga.
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