sábado, 9 de septiembre de 2017

EL ADIOS CORTO Y FAMILIAR DE DON RAFAEL ECHEVARRIA.

  
Ayer, miércoles 6 septiembre del 2017, fue el último día de representaciones de Un paseo por el tiempo y por tanto, el último día que Don Rafael Echevarría enseñaba su casa en el verano del 2017.

Como ya dije en entradas anteriores, este espectáculo lleva ya en cartel cinco años, por tanto, es muy posible que este haya sido el último verano que este espectáculo se haga. De hecho esta temporada lo hemos realizado por petición del gerente, ya que, no lo íbamos a hacer  y por tanto, puede que haya sido la última vez que hice de Don Rafael Echevarría.

 Yo no sé si este hombre era así o no, no sé cuál sería su personalidad, pero yo he creado un Don Rafael que tiene vida propia, su propia forma de ser, sus propios recuerdos, historias, ideologías y demás cosas que lo hacen muy especial.

Al  irnos, Juampe y Rebeca me esperaban en la puerta de la finca, yo iba cargado de bolsas, ya no llevaba perchas con la ropa de Don Rafael, sino, las bolsas, donde guardaba toda su ropa y su atrezo, ya no iba organizado, ni planchado, porque ya lo llevaba de vuelta a casa y no tenía que volvérmelo a poner.

Iba contento, por el trabajo hecho, pero triste porque se acababa, no sé creo que intenté pensar en otra cosa para no ponerme más triste. Quizá no expresé mi tristeza por dejar a Don Rafael, pero me daba mucha pena dejarlo. La hora de recoger fue muy sistemática y me puse a pensar en otras cosas para que no me afectara demasiado.

Todo el mundo decía que las visitas de verano, acababan el jueves, pero para mí acabaron ayer, porque las visitas del jueves y despedirme de Loring creo que no me dará mucha pena.

Solo hicimos dos pases, nos despedimos solo con dos pases, dos grupos muy reducidos, pero muy divertidos, muy abiertos a jugar y bromear. No eran grupos de reír a voces, pero si se oían las risas constantes. Hablaban mucho y sin sacarme del personaje, bueno a veces si lo hacían.


Ayer empalmé un grupo con otro y no me dio tiempo a escribir las crónicas post-pase. Os la escribo ahora, pero ya sabéis que no es igual ni suenan igual.




1.- GRUPO RISUEÑO:



Este fue un grupo muy reducido, ya digo era la noche de los grupos reducidos, venían un grupo de adolescente, que en cuento llegaron me dijeron:"hola" y cortaron un poco mi entrada,  pero la hice tal cual está planteada, porque retuve el máximo de tiempo el volverme y como era un grupo reducido, en cuanto me volví, ya estaban todos ahí.

En la entrada anterior, dije, que no tenía muchas ganas de hacer de Don Rafael, pero fue volverme y salirme el Rafael más grande que nunca,  mi voz resonaba, mi acento  sonaba vasco, me escuché y aunque suene mal me gusté y me engrandecí aún más.

Cuando el grupo dejó a Juampe los oí aplaudir con muchas ganas pero en cambio cuando yo me volví los noté lentos y serios, tenían ganas de oír, estaban interesados pero los vi un poco paraditos.

Los adolescentes iban andando por el paseo de las palmeras y  aunque les sacaba información, no me hablaban mucho.

En el primer monólogo, me escuchaban muy atentos y empezaron a reír, pero ya digo, era un grupo que reía mucho pero sin muchas carcajadas. Eran  sonrisas silenciosas y sin mucho aspavientos.

Cuando empecé a bromear con el señor que iba el primero, el grupo se levantó un poco más. Además hablamos de si los andaluces eran lectores o no. Fui sacando bromas con el tema .Yo defendía que los andaluces leían menos y los del norte más, esto creó polémica y participación que es lo que a mí me gusta.

La subida fue más sosa, aunque el grupo andaba rápido, iban muy separados y tardaban en llegar, fuimos jugando, pero al ir  tan separados, solo jugaba con uno o dos y los demás no me oían.

Al llegar al mirador todo fluyó más, hubo bromas con una pareja de enamorados pero sobre todo lo mejor fue que todos estaban pendientes a la historia y que incluso me hacían preguntas.

La bajada fue animada pero de nuevo se me hizo un poco larga porque tuve que forzar las bromas y a veces incluso iba en silencio.

Les dejé hacerse fotos en el mirador e incluso, jugar con el banco de los secretos.

De hecho el tema de hacerse fotos en el mirador me mosqueó un poco, porque les di permiso para hacerse fotos y nadie quería y cuando dije de irse, muchos tardaron en bajar porque empezaron a hacerse las fotos.




2.- MÁS APAÑADO QUE UN JARRILLO DE LATA:




Esa fue la última frase que oyó Don Rafael Echevarría antes de perderse, en su bosque, supuestamente para siempre. Bueno eso y dos besos que se llevó Don Rafael de una señora que vino al último pase de Un paseo por el tiempo y al irse le dijo eso y le dio sus dos besos.

Esta señora venía con una muleta, desde  el primer momento la vi, pero vi que andaba a buen  ritmo y pese a tener que subir al mirador no protestó, sino que subió con ánimo y rápido. Pero en la bajada pregunté si quedaba alguien y me dijeron que sí que ella y sus hijas y fui a buscarlas. Como era el último pase de la noche y de la temporada, la cogí del brazo y la acompañé desde el final del paseo de las palmeras hasta el museo y fuimos de charla. Ella me lo agradeció al irse con ese gesto. Por cierto, durante el camino las hijas nos hicieron fotos.

Luego venían dos parejas de enamorados eran, especialmente una, que era más mayor, muy fogosos y pasionales y les tuve que llamar la atención, de broma, pero se lo dejé de ir varias veces. Una subiendo al mirador, que le di un golpe en la espalda al chico y le dije: " Un poco de respeto que vienen chicas solteras" y otra ya arriba del mirador, que les dije que venían menores. La gente y ellos no paraban de reír. Al final saqué a ambas parejas al banco de los secretos.

Cuando Don Rafael, se despidió diciendo que mañana se acababan sus vacaciones de verano y que ya se volvía a Bilbao, oí decir a los lejos: "Ay qué pena".

Durante todo el paseo, me decían:" Qué gracioso eres", "Qué bien lo haces" o comentarios en vascos.

Lo pasé muy bien, era mi último pase y quise disfrutarlo sin prisas y con ganas, además era el segundo, por tanto, no estaba nada cansado.


También estaba Lola, una señora muy alta y muy amante de la fotografía que paraba el grupo para hacerse sus fotos. Cuando llegó al mirador se subió en el templete y no había quien la bajara. La de bromas que le gasté también y siempre con buen rollo. De hecho pensaba que Úrsula, Amalia Heredia, era mi esposa y no veas la bronca que le eché. Menos mal que venía Mercedes,una señora que se había enterado perfectamente de la historia y daba instrucciones de la historia a la otra señora..¡Qué bien me lo pasé!

Lo dicho una buena despedida, para Don Rafael, un personaje que me ha  dado y me dio una vez más una gran noche.



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