viernes, 26 de junio de 2015

Y LLEGAMOS AL GENERAL.

Volvía en mi viaje de vuelta, del ensayo de Cicatrices, el miércoles 24 de junio de 2015, cansado, muy cansado, pero también acompañado de un calabacín gigante y de una berenjena, regalos de Anai. Claro que en el viaje de ida fui acompañado de un empacho, una contractura en el cuello, un fuerte dolor de garganta y un  malestar en la  cabeza. Todos ellos fueron los resultados negativos de la noche de San Juan.

Cuando me recogió Anai, en el coche, en la puerta de casa, porque tenía que llevar parte de la escenografía y del vestuario, le conté  toda mi retahíla de enfermedades y Anai me dijo que tampoco andaba muy católica.

Pero pese a ello, todo ocurrió muy rápido. Durante el viaje repasamos texto y  nada más llegar, Anai subió a casa para coger cosas y yo me puse a terminar de montar la escenografía, colocar algunas sabanas  y mantas que necesitábamos,  ordenar y organizar todo.

Cuando acabé, la habitación quedó tan clara, tan limpia, parecía mucho más amplia, me gustó mucho, todo eso  me dio mucha seguridad.

Una vez listo, me tumbé en el sofá, forrado de blanco, vistiendo la mitad de mi vestuario, fresquito gracias al  aire acondicionado y oliendo a vara de incienso, regalo de Diego.
Todo lo que me rodeaba me relajó muchísimo, estaba realmente tranquilo, mientras veía a Anai de coser aquellas prendas defectuosa que debíamos usar en la pieza.

Salva llegó muy puntual y sin apenas respirar iniciamos el ensayo general. De hecho se puede decir que lo de “sin respirar” fue literal, porque mientras estábamos calentando y creando un poco de atmosfera, Anai comenzó la función y me pilló un poco en bragas. Tras la misma, me dijo, muerta de risa, que lo hizo a conciencia, que mala, la adoro.

El mismo fue fluido, rápido y sin mayores problemas.

No estuve atento a mí en todo momento, ni en dicción, ni en los cambios de vestuario, que por cierto no fueron un problema, me dejé llevar, estuve al servicio de la pieza, de Teo y de mi compañera.
Todo esto me llevó a que sin ser consciente de ello, ni tenerlo premeditado, me salieran gestos, posturas y actuaciones que no eran propias mías, sino de Teto.

Al acabar Salva, nos miró con gesto incrédulo,  "Algo ha pasado con el final" nos dijo y era cierto.  Para poder expresar mejor lo que queríamos, en los últimos ensayos Anai y yo hicimos unos cambios por nuestra cuenta y riesgo, algo muy mal hecho, cierto es.  Salva los reconoció, pues bien con nuestra "creatividad", HABIAMOS HECHO OTRO FINAL DIFERENTE!!!!. Menos mal que este hombre es un lince y no se le escapa una. En mi vida he trabajado con alguien así de bueno, lo ve y lo reconoce todo antes de que tú se lo digas.

Nos dio algunas indicaciones técnicas y poco más. Dijo que de ritmo, interpretación y demás había ido perfecto. Que Teo había vuelto a aparecer. Debo decir que el ambiente reinante y la escenografía me ayudaron  mucho.

Por fin desaparecieron mis mariposas en el estomago, pero se las pegué a Salva. SI SALVA ES HUMANO, nos confesó que quería cambiar cosas, pero no lo hacía, porque eran los nervios propios de director antes de un estreno y sus inseguridades... que gracioso. Es pa comérselo.

Tras el ensayo recogimos pronto y a casa, con mi calabacín y mi berenjena gigante.



  

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