sábado, 1 de diciembre de 2018

¿ "PA" DONDE ESTÁ GRANADA?


Si partimos del Centro Comercial Rosaleda, yo entiendo que Granada está, de la glorieta del final del centro comercial a la derecha, bueno eso es lo que yo creía y Elena y Paula y todos los que íbamos en el coche camino a Granada, pero parece ser que todos, todos no, pues Raúl, el conductor, pensaba lo contrario y tiró para la izquierda camino a Torremolinos y que yo sepa Torremolinos y Granada no están cerca. Es broma Raúl no te enfades. ¡¡Ehm!! Que te lo digo con cariño.

Pues bien, ya Raúl sabía que se había equivocado, es más Elena se lo confirmó, pero durante el tiempo que tardó en arreglarlo, se lo comentó unas seis veces más. Supongo que por si no era consciente de ello.¡¡ Vamos hasta que no pilló el camino de vuelta a Granada se lo fue recordando!!.

En la furgoneta Mercedes no se qué,  pero de color blanco donde hemos viajado, digo no se qué, porque no me sé el modelo, ya que no entiendo de eso, pero por lo visto es bastante buena, pues bien, en dicho vehículo me dieron el puesto de honor, el del copiloto. No sé por qué, pero me dieron ese lugar, que era el más amplio, espacioso y cómodo del vehículo.

Durante el trayecto, Paula durmió, por lo visto la noche anterior había sido un poco larga.
Raúl fue atento a la carretera y Elena no paró de hablar; que si la ESAD, que si el bolso de IKEA, que si las palabras típicas cordobesas y que si todas las folletas ( homenaje a Granada, ciudad a donde íbamos) que se le ocurrieron,
pero eso sí, hoy estaba sembrada y lo único que yo hice durante el trayecto fue reír.

Agradecí mi puesto de honor como copiloto, pero no es donde suelo ir y por tanto, no iba en mi salsa, o sea, en predisposición para dormir, así que he visto todo el paisaje y he disfrutado con él, porque por cierto, estaba precioso. Había mil tonos de verdes.

Hora prevista para recogerme: las 12:00 aproximadamente, del sábado 1 de diciembre del 2018 y yo he llegado a las 12:09, ya me esperaban, me he subido y hemos emprendido el camino a Torremolinos, bueno perdón a Granada.

Pues cuando llevábamos una hora y muy poco de viaje hemos parado a almorzar en Riofrio. Me ha recordado mi adolescencia y cuando iba ahí con mis padres y mi hermano.

Ahora mismo mientras escribo esto, estoy esperando para salir a actuar. Estoy en un hotel de Granada de cuatro estrellas, con el smoking negro, la pajarita, perfumado, maquillado y empezaré bajando unas escaleras de mármol gris como todo un divo o incluso podríamos decir como toda una diva. Algunos pensarán :" ¡¡ Qué guay los actores son todo glamour!!." Pues si llegan a vernos almorzar. Hemos parado al lado del bar de las truchas de Riofrio y en medio del campo, hemos desplegado la mesa de la playa,  Elena se ha puesto a prepararnos bocatas de tomate, jamón y queso, con patatas de paquete, tuper de rusa y humus y para acabar mandarinas, o sea, muy poco glamour.
Que esto no suene a una critica, al contrario, forma parte de las aventuras y entresijos del mundo del actor. De pronto tienes el honor de sentirte una vedette y bajar las escaleras como Celia Gámez, o también el de revivir las andanzas de los cómicos  de la peli: Viaje a ninguna parte. Ellos estaban en plena postguerra  y lo nuestro era la versión siglo XXI. También me sentí rociero, porque me recordó una " pará" en el camino, solo faltaba el ángelus.

Sobre las 14:00 subimos al coche para seguir el trayecto, por cierto, Elena y yo nos hemos confesados historias familiares interesantísimas.

Sobre las 14:40 entrabamos a Granada capital, todo recto, poco a poco iba reconociendo espacios, dentro de ese conjunto de bloques marrones que forman la entrada a la ciudad, hasta que recordé la entrada del Metro y a su lado el Hotel Urban Dreams.

Habíamos llegado a nuestro destino, comenzaba la segunda parte del viaje: La preparación. Esta se atrasaba porque Raúl andaba hablando por teléfono, así que yo por mi cuenta y riesgo me bajé de la furgo y empecé, solo,  esa nueva etapa.





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