jueves, 25 de abril de 2019

CON AGRADECIMIENTO Y VERGÜENZA VESTIMOS A DON MIGUEL.


Después de muchas idas y venidas, vueltas a la cabeza y consejos de Gloria, Cisco y mi madre, el Domingo de Resurrección, 21 de abril del 2019, le escribí a Eduardo Nieto, para ver si me podía alquilar el traje de aguacil que el posee desde que hicimos Don Juan Tenorio y que da el pego para el personaje de Cervantes.

Con esta, es la tercera vez que hago de Cervantes. La primera fue para un cole, en el 2016, y me apañé un traje/ disfraz más pedagógico y cómodo que otra cosa. Para la función del año pasado en la biblioteca (abril del 2018) le pedí el traje a Eduardo y este me lo prestó, pero para esta ocasión me daba mucha fatiga pedirlo, así que lo pensé mucho, lo consulté más y el resultado fue: Pedirle presupuesto para alquilárselo.

Así se lo hice saber el domingo. El mismo domingo me contestó diciendo que me lo prestaba pero que no me lo alquilaba.

El martes, 23 de abril del 2019, me telefoneó para concretar la fecha, hora y lugar de entrega, algo muy complicado, puesto que nuestras agendas son un desastres para coordinarlas.

Al final quedamos en su almacén de vestuario, ayer, miércoles 24 de abril del 2019, a las 21:00. Una hora antes me telefoneó que si podía ser a las 21:15 y más tarde apareció sobre las 21:25. Venía de mil reuniones y el pobre sacó tiempo para hacerme un hueco y prestarme, GRATIS, ya que dijo que de alquilar nada, parte del vestuario de su empresa, así que: ¡¡¡MUCHAS GRACIAS!!!

El encuentro fue cuestión de segundos, o sea, llegamos al minuto y cuarenta segundos, como mucho.

Yo llegué a las 21:15 en punto, no quería hacerlo esperar, a las 21:18, le escribí por si estaba allí y yo no lo había visto. Me llamó por teléfono, para informarme que iba en el coche, y comenzamos a hablar de Semana Santa, la verdad que el tema era muy interesante, pero él andaba conduciendo y no lo quise molestar.

Nos prometimos continuar la conversación en directo, pero luego fue llegar, saludarme, entrar al almacén, buscar en un armario la ropa, entregármela, darme una bolsa, guardarla y fin. Salimos y venían unas personas a entregarle un vestuario y tuvimos que despedirnos, así que la entrega duró nada, pero lo bueno es que ya tengo el vestuario de Cervantes.

Si sois seguidores del blog, sabréis que he engordado un poco, mucho. El año pasado, el traje que me prestó Edu, me estaba justito, así que, esta vez le he pedido una talla grande, creo que me dio la más grande que tenía.

Yo estaba agotado, me encontraba en plena post- Semana Santa y tenía la ilusión de que llegaría pronto a casa. Lo hice, pero llegué y como no quería sorpresas de ultima hora, me probé la ropa. De ancho me está perfecto pero de largo... me está enorme y estuvimos pensando mi madre y yo como arreglarlo.

Entre eso, que la coloqué bien, me hice fotos y preparé las cosas para el día siguiente me puse a cenar a las 23:00. ¡¡¡ Joooo!!! Adiós al descanso.


1 comentario:

  1. Que bien te queda el vestuario.
    Y Don Miguel en vida, no fue tan don.

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