miércoles, 30 de septiembre de 2020

SUBIDAS Y BAJADAS, UN PORTÓN LLENO DE CONTRASTES.(LA BAJADA)


Con Lola Flores me acosté el domingo, 16 de agosto del 2020, y con ella me levanté el lunes, 17 de agosto del 2020, puesto que en el trayecto en bus, desde Málaga a Alhaurin de la Torre, que hice con Dani esa mañana, para realizar el primer ensayo in-situ de Alhaurín magico, Lola, el programa Hormigas Blancas y todas las mentiras que contaron sobre ella fue el tema de conversación. 

Este era mi primer madrugón en meses y mi primer viaje en bus desde marzo. Tenía mucha aprensión y miedo, pero el hecho de que el bus estuviera prácticamente vacío y que Dani iba muy seguro, me ayudó mucho y me llenó también de seguridad. 

Para poder estar a las 11:30 en el lugar del ensayo, tuvimos coger el bus que salía de Málaga a las 9:30, con lo cual llegamos a Alhaurín muy temprano, concretamente a las 10:20, o sea, casi hora y media antes de la cita. 

Teníamos mucho tiempo libre y nada que hacer. Nos bajamos del bus y cruzamos la plaza más grande y más despierta del mundo, donde pese a ser tan temprano el carlor ya era horrible. Esta afirmación sé que va a ser polémica, porque todo el mundo odia el calor, pero a mí ese tortazo me llenó de vida, pues entendí que vivía el verano de verdad por primera vez en este año. 

Llamé a casa y cuando me dijeron que todo andaba perfectamente comencé a disfrutar al máximo la mañana.

Bien por motivos cofrades, personales, festivos, teatrales, pero sobre todo familiares y gastronómicos llevo visitando Alhaurín de la Torre desde que tenía prácticamente 3 años pero eso sí, nunca había ido caminando. Siempre me he movido acompañado por alguien del pueblo y en auto. Pero esta vez iba a pie y le tenía que demostrar a Dani que la tierra de mis antepasados la conocía bien, así que yo hice de cicerone.

Desde la parada del bus, a las afueras, teníamos que llegar a la plaza del pueblo, concrectamente a la oficina de turismo, por cierto, antigua casa de la tía de mi padre, y lugar que había visitado de niño mil veces, allí nos esperaba nuestro jefe y amigo Emilio.

Por tanto, iniciamos nuestra ruta. Ruta que estuvo llena de muchas paradas, la primera fue frente al monumento de la torre, donde ambos nos hicimos una foto para demostrar oficialmente que ya habíamos llegado a Alhaurín.

La segunda, no sé si tirando por el camino más corto, fue visitar a Emilio. Ahí vivimos la gran bajada de la jornada. Emilio es un tío con mucho arte, este está constantemente feliz, es muy artista, vamos muy folclórico, pero ese lunes, cuando lo vimos, más que a mi Lola Flores, como es habitual, me recordó a Vanesa Martín, estaba triste y desganado, fue entonces cuando nos confesó que los miembros del ayuntamiento estaban reunidos de manera urgente para decidir, debido al virus, el futuro del pueblo y sus actos culturales, por tanto, nuestra visita teatralizada pese a estar los dos pases completamente vendidos, podía ser suspendida. 

Pues pese a los malos augurios, nosotros seguidos nuestra ruta, parando en la iglesia, y posteriormente en un bar para desayunar.

Yo deseaba desayunar en un bar con toda mi alma, pero como el tema del virus me asusta tanto no dije ni mú. Pero fue salir de la iglesia y Dani me dijo :" Ahora lo que pega es un café". 

Y a desayunar que nos fuimos. Por consejo de este lo hicimos en el interior del bar, yo quería fuera, por eso del aire libre y porque la terraza estaba preciosa, era una calle peatonal con un toldo hecho de colchas de croché. Pero acertadamente este me hizo ver que no se cumplían mucho las distancias y en el interior estaríamos solos. También me hizo ver que entre los camareros no había muy bien rollo. 

El bocata integral mixto debo deciros que me supo a gloria. 

Tras el desayuno la hora del turismo acabó y nos fuimos con Emilio hacia la finca El Portón a iniciar el trabajo.  (Cómo fue el ensayo en la próxima entrada). 



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