lunes, 18 de octubre de 2021

PREPARANDO "EL DIA DEL ESTRENO".


El primer recuerdo que me viene a la cabeza de la tarde del domingo 18 de julio del 2021 en Campillos, es estar sentado en la terraza de una cafetería, con mis compañeros, con la mochila sobre mis piernas, la mascarilla puesta y el culillo apretado, pensando: "¿Qué hago yo aquí?". Ah y con un calor horroroso, era casi fuego.

Cuando llegamos, mega puntuales, nos esperaba Manu en la puerta cerrada del cole,  informándonos que debido a un incidente, Antonio vendría más tarde, además nos dijo que esa misma mañana habían decidido escribir, entre Antonio y él, unos textos de presentación de cada entremés, que luego repartiría y nos los tendríamos que estudiar a 3 horas del estreno.  Pues como había que esperar, con premeditación,  unanimidad y alegría, decidieron todos los compis ir a una cafetería a tomar algo.

Yo casi me muero, en tiempos de Covid ir a una terraza no es mi plan favorito, además ya he dicho más de una vez en este blog que cuando viajo, aunque sea cerca, si no tengo una base, un lugar físico donde asentarme, me entra mucha inseguridad y empecé a sentirla en ese momento. 

Le pedí el texto a Manu para entretenerme, pero me dijo que no lo llevaba encima. Además como soy de naturaleza tímida  y los compañeros tenían entre ellos más confianza que yo, empezaron a hablar y  me desconecté un poco. 

Todo eso quedó solucionado comprándome un helado. No sé como, María me comentó algo sobre un helado que yo dije previamente, y me indicó una heladería que vio en días pasados y allí que me fui. 

Veis soy más raro que un perro verde, pues me pone nervioso estar en un sitio sin tener una base, pero en cambio me encanta moverme, conocer e investigar, y ese mini paseo a por el helado me encantó. De hecho la vuelta la hice por un camino más largo. 

Parece que la entrada la ha escrito un niño de 8 años, pues está cargada de "tonterias" pero todas esas sensaciones son ciertas. 

La compra fue la más absurda y rocambolesca de mi vida, entre la heladería con aspecto de todo menos de heladería, esos casi 50 grados dentro del local, ese chico que no entendía nada de lo que yo le pedía, se sorprendía por cada cosa que le decía...Vamos increible. 

Bueno, pues helado en mano, llegó Antonio, y entramos en el cole. Lo primero fue irnos al comedor, como siempre, a soltar nuestras cosas, Manu nos repartió los textos nuevos y nos pusimos a estudiar y repetir. La verdad que eran muy, muy breves. 

Lo esencial era ensayar, pero como Antonio empezó con negociaciones bastante largas, María y yo, buscamos un sitio discreto y apartado para pasar el entremés Ganas de reñir. Era muy largo, muy picado, debía tener mucho ritmo, llevábamos pocos ensayos,  hacia días que no se tocaba y a nuestras espaldas había ya 3 o 4  obras, así que había que ponerlo al día urgentemente. 

Tres pases hicimos y lo dejamos a punto. El primero con muchos parones porque se nos olvidaron cosas, el siguiente fue bien, y el tercero estupendo. Por cierto, las sillas y mesas prevista para la actuación eran horribles y mientras buscábamos donde ensayar, encontramos unas típicas de patio andaluz que usamos sin dudarlo. 

Antonio listo, fuimos convocados para ensayar.

Antes de hacer un ensayo completo de la pieza, eran necesarios muchos mini ensayos previos. 

Primero se ensayó la introducción, donde mientras se oía una música todos debíamos ir de un lado a otro simulando actores que preparan un estreno. Mi cabeza no daba para más pero al final creé algo chulo. Además era cuestión de segundos, si salía feo tampoco pasaba nada. 

Luego cada actor individualmente hizo su propia presentación del entremés correspondiente. Nos hicieron algunas indicaciones, Marisol, por ejemplo, me pidió alargar para que pudiera cambiarse de ropa. 

El siguiente fue el ensayo de cambios y montaje de escenografía, que de nuevo por tener muchos cambios de vestuario no me dieron ninguno. 

A continuación pasamos la pieza entera, pero sin pasar los entremeses, solo el inicio y el final de cada uno, así la técnica podría tener claro los cambios de música.

Y al final se hizo un pase completo de todo, menos de Ganas de reñir, pues era tarde y  estaba más que preparado. 

Con el entremés Radio Campillos  hubo algunos problemas, pues se repitieron varias partes y  La consulta  para coger ritmo, se pasó también más de una vez. Marisol y yo una vez que acabó el ensayo,  nos quedamos solos  haciendo lo nuestro.

Tras el ensayo completo, nos vestimos, maquillamos, nos pusimos los micros, hicimos pruebas de sonido y a descansar, pero sin pensarlo Maria y yo, en el escenario, nos pusimos a decir algunas frases de Ganas de reñir y lo acabamos haciendo completo. 

Si la entrada empezó con un recuerdo negativo, la acabo con uno muy bonito y positivo. Ese ensayo, con toda la escenografía ya montada, con el vestuario perfecto, el patio de butaca completamente vacío, excepto una amiga de María. Ambos dándolo todo, como si fuera la actuación, pero con la luz de la tarde, fue un gustazo. 

Me sirvió para controlar el sitio, la escenografía, el personaje, la situación y para que me entraran una ganas loca de que la función comenzara ya.










1 comentario:

  1. Que bien te adaptas a tus personajes y sobre todo a la vida. Digno de admiración.

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