sábado, 21 de noviembre de 2020

EL PREVIO DE LA MALAGA, ENTRE EL DULCE Y LA CALLE.


El previo de La Málaga dulce, el sábado 29 de agosto de 2020, día de su despedida, nada tuvo que ver con el del día 22.  Como llevo diciendo en todas las entradas de este verano sobre las visitas al San Miguel, nos citaban muy justos de tiempo. Debido a que había que cumplir al máximo las normas de seguridad, nos citaban tan justos que si llegabas tarde a la cita, llegabas realmente apurado a la actuación, pues la hora del inicio de la visita estaba muy próxima a la de la quedada, por eso he llegado bien de tiempo todo el verano y ese sábado, de nuevo, llegué bien pronto. 

Es cierto que lo único que había que hacer era llegar y vestirte puesto que no podías maquillarte allí, ni podías entretenerte con los compis, ya que éramos muy pocos, es más, como yo estos meses me he cambiado al aire libre, lo hacía rápido y sin el problema de esperar un turno, o sea, que yo entraba al cementerio y a los 10 minutos estaba más que listo para actuar. Entre otras cosas porque la mesa que formaba mi escenografía, no la montaba yo sino miembros de la organización, cosa que agradecí mucho, primero por el ahorro de trabajo y porque así me evitaba tocar nada.

La cuestión es que llegué muy pronto, entre otras cosas también fue porque me llevaron (leer entrada anterior),  entré y habían llegado muy pocos compañeros, por tanto, saludé y me fui a mi lugar de actuación. De camino me encontré a Caro y hablamos del pequeño diálogo que quería montar para acabar mi monólogo. 

Le comenté lo bien que había salido ese final, sin haberlo organizado previamente, en las visitas del 22 de agosto y esta me comentó que para esa noche quería afianzarlo más, así que cuando acabara de vestirse hablaríamos y en esa quedamos.

Ahora, mientras escribo esto, me surgen muchas dudas, lo estoy escribiendo 3 meses después y recuerdo perfectamente que antes de irme a mi lugar de actuación hablé con Caro, pero lo que no sé es por qué no montamos ese final antes de irse y tuvimos que hablarlo después, en plena calle cuando ambos íbamos ya vestidos de personaje o por qué no esperé para vestirme después de hablar con ella, la verdad que mi mente se llena de dudas, lo mismo ni me la encontré y esa conversación fue vía WhatsApp, no lo sé, pero lo que sí está claro es que en este previo estuve más solo que la una. 

Una vez en mi lugar de actuación, solo, reordené la escenografía y después me desinfecté las manos, a continuación coloqué mi vestuario y mi atrezo y me desinfecté las manos, y por último, como se acercaba la hora de actuar, supongo que se hacía tarde, y no sé por qué, sin esperar a Caro, procedí a vestirme y luego a desinfectar mis manos, acción esta última que volví a hacer cuando coloqué la ropa que me había quitado. 

Pero eso sí, dentro del cementerio solo habíamos 5 actores y algunos de la organización, el resto se cambiaban en una habitación aneja al cementerio y fuera de este, por tanto, no era el único que estaba solo, lo estábamos todos. 

Javi Zumaquero esta vez llegó más tarde y ni siquiera entró al cementerio pues se quedó en la puerta, así que esta vez no fue mi acompañante. 

No me importaba estar así, pues la actuación era en Málaga y no me sentía ni solo, ni inseguro, ni nervioso, ni nada, vamos que no necesitaba a nadie conmigo. Además en estos tiempos cuanto más solo se esté mejor, pero debo ser sincero y decir que eché de menos las tonterías, consejos y apoyo de Javi. 

Bueno pues una vez vestido y después de pasar 2 filtros, o creo que 3 (2 con María José y 1 con Edu), tuve el salvoconducto, para poder salir del cementerio vestido de personaje.

Vamos que mi salida fue, simplemente, cruzar la plaza de la puerta del cementerio e ir a la antigua sala de duelo donde se cambiaban las chicas, no me dejaron entrar, puesto que ellas estaban en dicha labor, cosa que sinceramente les agradecí, pues no tenía ninguna gana de meterme en una habitación cerrada con más personas, esperé un poco y salió Caro. Una vez juntos nos pusimos a preparar nuestro dialogo, esto se puede traducir en 3 o 4 minutos y listo.

Y cuando nuestro negocio acabó, me iba a volver a mi escondite rápidamente, por muchas razones. Primera para quitarme de estar rodeado de personas, segunda, porque sé que a Edu no le gusta que vestidos de personajes deambulemos por ahí y tercero porque yo opino como él, una vez vestido de personaje, eres este y no me gusta que me vean y se pierda el encanto, por tanto, decidí irme.

Aunque debo deciros que eso de estar en la calle con la ropa de trabajo, me recordaba al mundo audiovisual, cuando ruedas en la calle y en los tiempos de espera, tu estas a lo tuyo pero con las pintas del personaje y esa sensación me encantó. ¡¡¡ Quiero hacer audiovisuales YAAAA!!!.

Bueno como iba diciendo, me disponía a entrar al cementerio cuando llegó Javi Zumaquero y se unió a Caro y a mí, luego se incorporó Julio y claro se formó a fiesta y ya no había quién nos separara.

Éramos 4 cofrades, 2 de Viñeros, 1 de la Cena y otro del Cautivo, así que la conversación giró sobre cofradías y nuestras pullitas cachondas, vamos que lo pasé bomba.

Y en esa estábamos cuando llegó Edu, el show iba a empezar y me pidió sutilmente pero con un tonillo de enfado que me fuera para dentro. Cosa que entendí perfectamente, es más sentí que había abusado un poco de su confianza, porque me dio permiso para una cosa concreta y me quedé de charla.

Lo que viene ahora, tampoco sé si es real o forma parte de mi fantasía, pero mientras escribía esto me vinieron a mi mente dos recuerdos. 

Uno fue que Pachi o José no recuerdo cual, vino a verme a mi lugar de actuación y después de una charla  yo lo acompañé al suyo y el otro fue que estuve visitando a mi Luisa y nos enrollamos con nuestras cosas, tanto que cuando caí en cuenta la visita ya había empezado y tuve que recorrerme todo el cementerio, escondiéndome del publico, entre las tumbas y acabé en el lugar de actuación de José y tras charlar con él, este me aconsejó que camino tomar para llegar mejor a mi lugar de actuación.

Y así entre la calle y la soledad, terminé ese previo tan dulce.

  










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