domingo, 15 de noviembre de 2020

MÁS QUE UNA CRÓNICA, COSITAS SOBRE "LA MÁLAGA DULCE".

 

El 29 de agosto del 2020 me despedí del cementerio San Miguel por este verano, ya que ese sábado fue mi última visita teatralizada allí. En septiembre hubo otra pero en esa yo no intervine.

Me despedí de la mano de Antonio Morales Romero, fundador de la fábrica de chocolate Santa María de la Alhambra, y dentro de la visita teatralizada denominada; La  Málaga dulce. 

Debido a la " nueva normalidad", este verano no se hacen dos visitas por día, con 4 pases en cada visita, sino que un sábado se hace una visita con sus 4 pases y la siguiente semana la otra con otros 4. Como La Málaga dulce se estrenó el sábado 22 de agosto del 2020, 7 días después fue su despedida.

Pues hice los 4 pases sin ningún incidente que destacar, me sentí contento y salieron bien, fin. Esta es la crónica de esa noche y ya no tengo nada más que contar.

Sé que voy a quedar muy mal, pero estoy escribiendo esto casi 3 meses después y no recuerdo mucho de esa noche. Además tampoco tomé, como habitualmente suelo hacer,  unas cuantas anotaciones con las que luego desarrollar la entrada. 

No lo hice porque sea un vago, todo lo contrario, tenía en mi mente muy, pero que muy claro, como me había sentido y como había vivido cada pase y pensaba dejarlo plasmado en mi caminar de vuelta a casa, pero al final me trajo mi Luisa en su coche y no pude escribir. 

Que lo anterior no se entienda como que ella fue la culpable de que yo no escribiera, más bien el camino que hicimos desde la capilla principal del cementerio a su coche fue lo que me hizo no escribir, pues solo iba a contar mentiras. 

Os aclaro, mi lugar de actuación estaba muy expuesto, por tanto, no podía sacar el móvil y escribir una crónica en sucio tras cada pase, pues el público podía verme, pero en mi cabeza si las tenía organizadas y estas eran muy positivas.

Lo único positivo, y es lo único porque lo demás todo es negativo o muy negativo, que he sacado de la "nueva normalidad", es que en el cementerio San Miguel no hay una escena final donde se aglutina todo el público, y lo que es mejor, no hay el larguísimo saludo final, de modo que ahora cuando actúas y haces tus cuatro pases, te cambias de ropa, recoges tu atrezo, te despides de Edu y te vas. La verdad que eso mola y mucho, pero en este último día tuvimos que esperar más tiempo porque Edu nos quiso dar unos obsequios, además Luisa  dijo de traerme a casa y ella es muy de despedirse de todo el mundo.

La cuestión es que todo eso hizo que mi salida del cementerio se hiciera mucho más tarde de lo planeado y que por tanto me encontrara con muchas personas, esto es, personas del público que ya se iban, compañeras anfitrionas, otros actores, personas de apoyo, de la organización, familiares y amigos de los actores y actrices que vinieron a vernos etc y así surgió una clara y sencilla retroalimentación.

Ya sabéis que para mí la retroalimentación es muy importante, porque es el termómetro real donde se mide la reacción o el grado de satisfacción del público tras tu actuación y esta vez nada tuvo que ver con lo que tenía en mi cabeza.

A ver yo no soy de esos actores, como hacen muchos compañeros, que cuando terminan de actuar se quedan esperando a los otros compañeros para que lo feliciten o se ponen delante de los que han asistido al show, esperando que estos le digan que lo ha hecho muy bien o lo que es peor, preguntan directamente para que esas personas se vean obligadas a dar una respuesta positiva e irse a casa con su ego bien relleno. 

Yo no soy así, pero sí mido mi trabajo según las reacciones o los comentarios de las personas que me encuentro.

Pues bien, esa noche, tanto compañeros, como organizadores del evento, como personas que habían ido de público que se cruzaban conmigo y con mi Luisa no me dijeron ni "mu", al contrario, todo eran agasajos y enhorabuenas para ella, con lo cual deduje que mi chocolatero tampoco había gustado mucho y que las crónicas eufóricas que yo quería escribir no eran muy ciertas, eso me desanimó, ya no sabía qué contar y por eso hasta hoy no me he decidido a escribir nada de esa noche, puesto que no sé que ocurrió realmente: Mi magnifica satisfacción, o sea mi sobresaliente, o la frialdad del público, o sea, su suspenso, pues ni para ellos ni para mí lo dejamos en el suficiente, o sea, en el 5.

Una vez dicho todo este rollo, si puedo decir que recuerdo algunas cosas, como por ejemplo, que en el primer pase me lo pasé magníficamente bien y eso que era el primero, pero fue una fiesta, donde hubo risas, buen ambiente, interactuación etc. 

Tras acabar el primero por todo lo alto y muy animado, esperaba que el segundo fuera la bomba, pero fue un pase un poco seco, sobrio y donde me costó enganchar con el público pues era muy serio y estricto. 

El tercero era el de Caro y lo pasé muy bien, el pequeño diálogo con ella fue muy bien, pero de nuevo esperaba mucho más cachondeo y el último si fue muy bueno, al menos para mí pero un poco triste porque era la despedida. 

Con todo lo dicho me despedí con cariño de Antonio, con la satisfacción de haber cumplido y haber hecho un trabajo bien hecho, de haber generado alegría, dulzura y buen rollo en estos tiempos tan feos, pero ya digo es mi opinión porque la evaluación externa no fue como el chocolate a la taza, caliente, sino fría como un témpano de hielo. 






 






1 comentario: