Este jueves, estaba cansado y no me he quedado, de madrugada, a escribir nada. El viernes estuve muy ocupado así que, estas crónicas de La historia jamás contada, representadas el pasado jueves 24 de agosto del 2017, las estoy escribiendo, hoy sábado 26 de agosto del 2017, dos días después.
El señor Loring del pasado jueves, en esencia fue el mismo de siempre, pero a la vez fue distinto a los demás y lo fue por dos motivos o razones estéticas. La primera de ellas es; que no llevaba su anillo de casado. Se me olvidó ponerme la alianza, pero lo peor es que me di cuenta en el segundo pase, cuando estaba frente al espejo esperando que Rebeca me llamara para entrar, me toqué el dedo y me di cuenta que no llevaba la alianza, la otra vez que me pasó lo mismo, me descolocó mucho pero esta no. Esta vez había una cosa que me descolocaba más.
Rebeca había sufrido un percance de ultima hora, su camisa se le había roto por la axila y justo antes de actuar. No había nada con que disimularlo y subió a pedirme ayuda. Yo le dije que lo único que tenía era el pañuelo que me pongo al cuello. Ella hizo un apaño con él y yo salí a actuar sin pañuelo. Es una tontería, un detalle, pero era otro Jorge, le faltaba prestancia, elegancia, seguridad y solemnidad, parecía un hortelano. Yo di el pañuelo encantado a Rebeca porque lo suyo era una urgencia y lo mio algo netamente decorativo, pero lo noté.
Los tiempos, que tanto preocupan en estas representaciones, cuadraron a la perfección. Aunque entre el primer y segundo grupo se pisaron algo. De hecho cuando yo acabé mi primer pase, vi como Rebeca ya estaba con el segundo. Pero pese a eso yo entre pase y pase descansé mis diez minutos de rigor y a veces hasta quince. Tiempo que aproveché para estar tumbado, literalmente, en el sofá. Me quitaba los zapatos y me tumbaba a descansar.
Aunque ya no hacía tanto calor, de hecho se me olvidó el abanico y no lo eché de menos, si debo decir que el protagonista del pasado jueves fue el sudor, recuerdo perfectamente, como al darme la vuelta y dirigirme al banco, en el tercer pase, vi dos gotas de sudor que salían desprendidas de mi cabeza, o como tumbado en el banco, en el primer pase, el sudor corría horizontalmente por mi cabeza bajo el sombrero. Creo que al raparme tanto y no tener pelo el sudor iba a sus anchas por mi cabeza.
Poco más que decir, que os dejo el resumen post-pase. Estos, quitando el tercero, si son originales del jueves pasado. Como resumén total pues poco que decir, lo de siempre, este es un show que sale bien y que funciona, pero que un servidor, nunca acaba por las nubes, sino normal. Bien. Y esta semana pues bien también.
1.- EDUCACIÓN, ESO ¿QUÉ ES?.
No sé que hubo o que no hubo en ese pase, pero lo que faltó y en niveles muy altos fue educación. Había unas madres con unos niños y si los pequeños no estaban educados, las mamas no lo estuvieron jamás.
Fue algo horroroso, la peor experiencia que he tenido jamás en el Botánico, el peor pase de mi vida. Estuve a punto de parar e irme o decir: " Me respetan o me voy".
Es verdad, que había calentado poco el personaje, pero tener a cuatro niños gritando, literal, mientras hablas no sirve de mucho. Llegó un momento que estaba tan fuera del personaje que yo no era consciente de lo que estaba diciendo. Temía soltar algo, alguna queja o alguna mala cara, de lo que estaba viviendo.
Es que eran gritos reales, gritos constante, no es que los niños hablaran fuerte, es que había dos de ellos repitiendo una y otra vez: "AAhhhhhh". Y no paraban de moverse una vez casi llegan a mi atril.
También he corrido mucho el texto, por muchas razones; el grupo iba muy atrasado. Ha llegado a mi con casi diez minutos de retraso y no quería que se me juntara con el segundo. Desde que yo salgo por el balcón para hablar con Rebeca, hasta que entro en el salón para actuar con ella, han pasado diez minutos y en total deben pasar cinco, ella ha estado mucho tiempo y eso hizo correr más mi parte en solitario y por último me sentía ridículo, gritando el texto para intentar ir por encima de los niños. Hubo visitantes que mandó callar a esa "pandilla".
Los juegos del discurso los he hecho muy rápido para acabar pronto, muchas de las personas estaban a su bola. Al entrar al segundo salón tuve que pedir silencio y mientras hablaba la mayoría estaban de espaldas a mi o se salían fuera. Si el grupo era de veinte personas, doce podrían estar dentro y ocho fuera. Vamos falta de respeto total. Ha sido todo muy patético.
No recuerdo mucho más, ni del personaje, ni de la interpretación, ni de nada, lo destacable fue esa forma horrenda de trabajar.
Mi única pena, era que venían, en el grupo, Alberto y Markus, ex compañeros de la ESAD y no he podido darle lo que merecían y aunque les he gastado algunas bromas y Alberto no paraba de reír y hasta me ha dedicado un aplauso al acabar mi actuación en el primer salón. No le he dado todo lo que quería y se habrán ido con la impresión de: " Vaya mojón hace Lolo". De hecho al acabar y verlos a Alberto lo noté serio.
He hecho veinte minutos justos, porque de nada sirve recortar si los demás se entrollan.
2.-MEJORES PERSONAS Y MUCHO MEJOR TODO:
En este pase las personas eran mucho más educadas, había niños, pero estos tenían mucho respeto y educación.
Durante el discurso, los tenía muy pegados al atril, hicieron como una barrera y tuve que pedirles permiso para pasar. Estaban muy cerca, pero muy callados y muy atentos. De hecho a una niña, al cambiar de salón, la saludé tocándole la cara, porque me miraba con mucha ilusión y expectación.
La parte con Rebeca, tanto, desde el balcón como abajo, fue genial, como siempre. Cada vez nos sale más real y más natural, eso sí, ella es la parte cómica de la actuación y yo le preparo los chistes. Es extraño yo suelo ser siempre el cómico. Una faceta más que aprender.
Los juegos con el publico, muy bien, han gustado todos, tanto el primero como el segundo.
A lo largo del discurso, sonó un olé natural, que se unió al de Rebeca y luego oí como tres olé más, es que esta vez el discurso me salió mucho más lucido.
La desesperación me salió muy bien y sobre todo muy natural, una señora muy elegante me dio el gatillo y me pasé todo el rato diciéndole cosas y ella aguantando y respondiendo a mis bromas. Me encantó, de hecho la tildé de "agua fiesta".
Por cierto, tras mi desesperación hubo un aplauso unánime.
La parte con Úrusula ha sido más corta de lo habitual, algo que agradezco, pero muy real y natural,mi bronca ha una niña ha quedado muy bien.
Era un grupo, amplio, pero muy atento y educado. Sus caras reflejaban interés y ganas de oír, ,de pasarlo bien y cuando yo les hablaba a los ojos y les comentaba cosas, ellos me respondían. Todo se cargaba de realismo..
Ya digo, todo muy bien, perfecto, pero me da pena que por ir tan pillado con el tiempo, cuando tengo grupos tan buenos como ese, no puedo disfrutarlos y darles lo que me piden.
3.- OTRO FINAL OLVIDADO:
De nuevo olvido el tercer pase. pero os diré recuerdos del mismo.
Recuerdo el discurso, Me salió muy bien, pero muy bien, rápidito, no lo hice pesado, lo hice rápido sin aburrir, pero muy bien dicho, muy bien entonado, yo estaba diciéndolo y me decía por dentro: "Esto está sonando muy bien".
Los juegos muy bien, la señora que me acompaña en el prótocolo, me buscaba para que yo siguiera el juego con ella.
La desesperación muy bien, otra señora me dio el gatillo, de nuevo, y me lo dio muy bien, de hecho estaba muy contenta y cuando yo la miraba con mala cara sus acompañantes se reían mucho.
Este grupo tenía ganas e interés de oírme, porque al entrar en el segundo salón, me rodearon de tal manera que a penas podía moverme.
Al acabar de nuevo hubo aplausos y cuando se iban me daban las buenas noches.
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