Estoy sentado, una madrugada más, frente al ordenador, acabo
de sentarme. Antes he estado recogiendo todas las cosas de la actuación de hoy
y sobre todo, me he lavado la cara para quitar todo el maquillaje de Don Rafael
y me he puesto a vaciar la mochila y a introducir todas las cosas para ir
mañana al gimnasio y mi sensación era de satisfacción.
Mi cabeza me decía: " Son las dos menos cuarto de la
madrugada vienes de trabajar, de hacer feliz a muchas personas, hoy la verdad
que pocas, no ha habido mucho publico, has oído risas, has oído comentarios, has visto caras de felicidad. Has sido, por un momento, el instrumento de felicidad de muchas personas y mañana
irás, como un mortal más, al gimnasio, pero con esa satisfacción de trabajar en
lo que te gusta y de hacer reír a la gente ¿Qué más puedes pedir?".

Esto es; contento pero tampoco para tirar cohetes.

Entonces me he notado el "estar haciendo de...Don
Rafael", he notado que el acento no fluía, que yo lo buscaba, aunque en
todos los pases ha habido chistes, bromas etc. sobre los vascos. Como el típico
"ostia tu" o gente que me imitaba dando a entender que yo era vasco,
o sea, que el acento ha llegado, pero yo hoy no lo notaba, sí notaba que
gritaba mucho, que forzaba los chistes y bromas, que no salían solos... no sé...
Esa es mi impresión. Ahora no sé cómo se habrá visto desde fuera, porque risas
y es lo que más espero con este personaje, ha habido muchas.
Pero por eso como ha sido una noche un poco... no hay nada
bueno ni malo que destacar, ha sido como dice el chiste: " una noche sin
frio ni calor, o sea, a cero grados" por eso está sin titulo o mejor dicho, sin nada que
destacar.
Tres pases hemos hecho hoy y todos con muy poco publico. Os dejo las crónicas de cada uno de ellos:
1.- DESGANADO:
Estaba en mis cosas y comenzó el pase. Me levanté, me dirigí
a mi palmera, de espalda al público y todo comenzó, ellos me saludaron antes de
tiempo y una vez más tuve que volverme antes y no pude empezar como a mí me
gusta. Solté el texto y no veía que las personas reaccionaran como normalmente
suelen hacerlo. Empecé a dudar si sería por mi culpa y creo que el acento vasco
empezó a salirme forzado y que Don Rafael no llegaba.



Era un público muy agradecido en el tema de las risas, lo reía
todo y mucho, pero no me seguían las bromas, las oían se reían y fin a otra
cosa. Las típicas bromas que funcionan siempre y que vienen en el texto no
funcionaron. De hecho cuando hablé de la arqueología que todos protestan nadie
protestó.
Las bromas de la época no las apoyaban, querían bromear con
la actualidad y yo por ahí no paso, había una señora que no paraba de hablarme
del picudo rojo que ataca a las palmeras y que a su prima se le han muerto no
sé cuántas palmeras y por más que yo le decía que no sabía de qué hablaba, ella
seguía erre que erre u otra que le tuve que confirmar que en la finca se
celebraban bodas porque no paraba de preguntar, no se metían en que yo estaba
en 1904, eso hace perder mucha vida al pase.
Yo hubo un momento que me aburrí durante el pase, pero oí a
algunas personas decir que yo iba muy rápido, pero a mí se me hacía lento y
espeso.
Tanto el pase como Don Rafael estaban espesos y desganados.
2.-RISAS Y UN JURADO SERIO:
Este grupo era muy simpático y estaba en todo momento de muy
buen rollo. Era un grupo, de nuevo, muy reducido.
Había una señora que empezó a comentar sobre mi apellido,
que era muy raro y muy propicio para que hicieran burla con él. Ella me dijo
que se llamaba Mayorga, esta iba con otra amiga llamada Reina pero que ella
decía en todo momento que era una reina. Con ambas he ido jugando y riendo en
todo el pase y ellas secundaban y me buscaban para seguir jugando.


Otra niña pequeña, muy graciosa llamada Carmen, me guió al
grupo, jugó en el mirador y me dijo que desde su coche siempre lo veía y le
dije que podía contar, ya, que conocía al dueño del mismo. Ella totalmente feliz
le preguntó a la madre si realmente podía contarlo.
Un chico que quería comprarme la finca por 50000 pesetas.
Ya digo un grupo muy simpático, muy metido en la historia,
con bromas de la época, muchas risas, aplausos al final. Ya digo agradecido y
buen público, que iba a disfrutar y eso han hecho.
Pero entre el grupo iba Adri mi compañera, adolescente, de
Lluvia fina, eso es un monstruo de la escena y claro, fue verla y me puse
nervioso, no la esperaba y claro, como el vasco me salía regular, me
desconcentré un poco, pero luego tuve una charla con ella, muy improvisada y
muy chula.
Al irme le besé la mano, ella sabe de teatro, pese a su edad
y es un genio, espero que le gustara y lo pasara bien, yo siempre que la miraba
la veía sonriente. Espero es un jurado experto y duro.
3.- ¡QUÉ PACIENCIA!:
Esta vez, no le echo la culpa al grupo, ni al público, ni a
nadie. En este pase no he sido yo el que he tenido paciencia, sino ellos, por
aguantarme, especialmente la amiga y el marido de una chica llamada Asunta.
No he parado de meterme con ellos en todo el pase, con la
amiga, porque en cuanto le dije que podía venir a mi casa cuando quisiera, ella
se auto invitó y quería quedarse a vivir y con el marido, porque empezó a decirme que venía de ver
a Doña Amalia Heredia y yo metido en el personaje y en 1904, a ella la tomé por una chica
con mucha cara y a él por un loco. Todo el rato he estado, bromeando con ellos y ellos
muertos de risas, creo que han sido los que han animado a todo el grupo. Por
cierto, en el mirador me pidieron una foto con ellos.
Luego venía muchas parejas jóvenes que también han
aceptado muy bien las bromas: como al chico que le pedí que abrazara a su novia
porque tenía frio, el otro chico que quería que le regalara una estatua etc.


Entre ellos mi alumno. Empecé el monólogo y notaba poca
empatía conmigo, luego en el banco sentí que perdí el acento y la señora que se
sentó a mi lado pasaba de lo que yo contaba, la subida al mirador fue más
animada y luego ya todo se fue animando por momentos y ya las risas, los
comentarios y el propio publico buscándome la boca para que les dijera cosas, llenó
todo el pase. Pero ya digo Don Rafael...no
aparecía.
Fueron tan pacientes, que les dejé hacerse fotos en el mirador,
jugar en el banco de los secretos e ir a un paso lento.
Al final muy bien, todos muy contentos, pero hoy me he notado torpe en todas las despedidas. Además
en la broma de la arqueología, donde todos se ponen en mi contra, me ha salido
hoy fatal, todos estaban a mi favor.
Para acabar quiero recordar a un niño de unos once años, que me ha dicho que lo que más le había gustado de la casa era mi
mirador. ¡Qué lingo!
PD: También hemos visto un sapo escalando una roca y todo el
grupo se ha parado a verlo y a hacerle fotos.
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