Hoy estoy resguardado en el cenador y aquí escondidito voy a
escribir el principio de esta entrada. La entrada del previo.



Qué triste y tenebrosa está la finca así, parece más el
montaje de Halloween que la visita de verano.

Ya digo queda una hora y ya me he maquilado, he arreglado
todo mi vestuario y atrezo, me he hecho mil fotos, digo mil porque en todas
salgo más mal de lo normal, he ensayado con Úrsula, he charlado con las dos Úrsula,
por hacer he impreso hasta las pistas de los cumpleaños que tengo preparados
para el fin de semana y todo sin correr.

A ver cómo va la segunda parte, luego os cuento.
Espero en mi rincón secreto antes de actuar, son las 22:28 y
estoy en plena soledad, puesto que el previo ya acabó...

He pasado casi todo el rato hablando con Úrsula (Amalia), la
otra Úrsula (hada) se fue a calentar,
Juampe andaba a lo suyo y Dani, aunque nos visitó, se fue pronto. Así que, me
quedé hablando con ella, riendo, cotilleando y aprendiendo de su amor a los
perros.
Ha sido un momento sin nada que destacar pero muy agradable.
Las he vestido a las dos y luego he tenido otra charla con Úrsula en la
Casa-palacio. Creo que he estado allí demasiado rato, he salido de la casa a
las 21:40, o sea, más tarde que nunca.
¡Se me olvidaba! El mejor momento del previo ha sido ver al
duende (Juampe) cantando por bulerías y Doña Amalia (Úrsula) bailando con todo
el arte del mundo.
Luego vino la
soledad. Hoy se puede titular la soledad
del miedo. Porque tras mi cena, oí un árbol moverse mucho y oí sonidos extraños
o era una persona o un animal grande, o sea, un jabalí, por tanto, me vestí
pronto y me quité de en medio
Y el otro miedo fue el que sentí mientras me hacía las fotos de Don Rafael, porque puse el
móvil apoyado en una farola y cada vez que alguien me escribía vibraba y tenía
el miedo por si se caía.
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