Jamás contado y jamás fotografiado. Voy a Benalmadena camino a casa de Anai a ensayar Cicatrices, es viernes, 4 de agosto del 2017 y hace mucha calor. Yo voy fresquito, porque en el tren se va de lujo y voy a aprovechar, esta media hora de viaje que me queda, para escribir en el blog.
Os voy a hablar del previo, pero hoy lo voy a hacer el ďía después voy a ver qué recuerdo, qué es lo que me queda de ayer, jueves 3 de agosto del 2017.
Quiero hacer lo que jamás he hecho contar sensaciones y fotografiar detalles y no hacer un diario pormenorizado de lo que hecho y sacar fotos mías haciéndolo. Quiero hacer fotos de lo que yo veo y no de mi y contar lo que me llega y no lo hago.
Últimamente paso mucho tiempo escribiendo en el blog y casi todas las entradas y fotos son muy parecidas, pues bien, hoy casi en el ecuador de La historia jamás contada voy a intentar hacer una entrada distinta.
Espero que os guste.
La primera sensación que me llega es la de risa. Lo primero que oí nada más entrar al jardín fueron unas risas muy altas, pasé y pregunté que pasaba pero nadie me respondió, aunque no hacia falta, estaban solos Juampe, Rebeca y Dani y este ultimo estaba contando sus experiencias de ayer. No hizo falta que me contaran nada, al segundo de entrar, eramos 4 riendo a carcajadas limpias.
Si así empiezas el día de curro, solo puede acabar como acabó ayer. Maravillosamente, lleno de complicidad, compañerismo y amabilidad.
Bueno y riendo, porque la jornada continuó plagada de risas y si no solo hay que ir un ratito al "baño-camerino- común" y oír a Dani mientras lo maquillan. Ya digo pasamos un buen rato más que un previo.
Luego la siguiente sensación es la de compañerismo, ayer eramos un todo, donde todos, hacíamos de todos por conseguir el todo.
Cuando salíamos del cuarto de los trabajadores para subir a vestirnos, nos encontramos a Alvaro muy sudado, pues venía de colocar focos en la finca junto a Samu, mientras Rebeca y yo subíamos a la Casa-palacio, el vigilante bajaba a Manfre que venía de colocar altavoces, después lo vimos que subía a Dani a la casa, por cierto, llegué a la casa y me la encontré decorada del día anterior, mientras ponía mi atril, los compañeros iban y venían, entraban y salían, cargaban y descargaban. Ya digo todos hacíamos de todo y fue precioso porque cada vez que nos cruzábamos nos dedicábamos una sonrisa o algún comentario.
También fue fabulosa la lucha de fans que tuvimos Dani y yo frente a Rebeca sobre quien es más fans él de Raphael o yo de Lola Flores y ambos estuvimos presumiendo de nuestros fondos de pantalla del móvil.
No puedo acabar la entrada sin recordar la charla sincera y limpia, como siempre, con Rebeca. La conversación y análisis de los pregoneros de Semana Santa con Dani en el post actuación o el placer de conocer a Rebeca en hombre, o sea, su padre.
Noche perfecta la de ayer. Voto por un previo siempre, así, donde todos somos uno.
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