viernes, 4 de octubre de 2024

EN LA CAMA CON ARLEQUIN

 

Para los más jóvenes, aunque creo que la mayoría de las personas que leen este blog, que por cierto, cada vez sois menos, ya peináis canas  y seguro que conocéis muy bien que es En la cama con Madonna. 

Pero para los que no, por jóvenes o porque no, este era un documental grabado en 1990 a la cantante durante la gira Blond Ambition Tour. El fin del mismo era obtener  todo lo que pasaba detrás del escenario, o sea, lo que nadie ve y que hacía que Madonna se moviera siempre rodeada de cámaras. 

Pues así me sentí yo desde que entré, apurado de tiempo como siempre, al conservatorio María Cristina, pues en cuanto llegué en su maravillosa sala de teatro, haciéndome un vídeo para Insta, comprobé que en el escenario estaban Paula, su chico colocando un atril, Edu y un muchacho  haciendo fotos. ¿ Quién será? Me pregunté.

Rápido subí al escenario y de ahí corriendo, bueno literalmente no, pero sí acelerado, me fui al camerino, a mí parte del baño donde me gusta cambiarme, iba pidiendo perdón y  organizando en mi mente las escusas que iba a contar a Melisa y como le explicaría por qué había llegado tarde. 

Solo eran unos minutos, el reloj marcaba 17: 36 aprox. O sea, llegaba unos 6 minutillos tarde, y yo tenía para vestirme tiempo más que suficiente, pero el problema no era ese, el problema era Melisa.

La pobre llevaba en el conservatorio desde las 16:30 maquillando a Paula ( que por cierto quedó chulísima), a las 17:00 maquillaba a Azahara y a las 17:30 a mí y yo llegaba tarde y encima, por mi culpa,  le meterían prisa. 

Pero no tuve que soltar el chorro de excusas y perdones que llevaba, ya que cuando entré, aún estaba maquillando a la otra chica, así que saludé, solté mi vestuario y me senté a esperar. 

 Y eso hice, esperar. Me senté en un rinconcito del camerino, ese camerino encantador que hay allí, que me encanta y esperé.

Vi pasar a todos, me saludaban, me hablaban y sobre todo pasaba el fotógrafo, allí con su cámara fotografiando a unos y otros.

Por lo visto era alguno de la fundación Unicaja, que regentan la sala, y quería hacer fotos de los previos. A mí no me molestaba, al contrario me encanta una cámara. 

Pues nada esperar y esperar, hasta que me tocó el turno. 

Lo que me hacía gracia era la cara de Edu, no me decía nada, pero cuando veía que se acercaba la hora de empezar y yo aún estaba relajado y vestido de calle, me miraba con ojos de estrés y nervios. 

Pero qué iba a hacer, mi vestuario era sencillo me lo pondría una vez maquillado, por dos razones. Una, tenía tiempo y dos, se podía manchar su blanco inmaculado, así que a esperar. 

Llegó mi turno, me senté, busque una foto de referencia en mi móvil para Melisa y comenzó. 

No tardó  mucho ya lo tiene dominado. A mí que me maquillen, me relaja, pero con ella es mucho más, su mimo, su cariño, su atención, esa brochita tan fina y fría, ese encanto con el que te habla o se disculpa ante cualquier postura o movimiento que considere que está mal. Lo dicho que en pocos minutos viví como una larga sesión de spa.

Allí también se acercó el fotógrafo. 

Maquillado, me vestí en cuestión de segundos y me fui urgente, a mí zona de actuación, la cafetería. Donde me hizo Edu una sesión de fotos, se marchó a comenzar la visita y luego el chico me hizo su propia sesión.

Listo todo, volví al camerino cogí mis cosas y me fui a vivir mi soledad. 



Málaga, viernes 4 de octubre 2024. 




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