lunes, 26 de noviembre de 2018

ARDE BENALMADENA Y SUS COCINAS.


De nuevo he vuelto a cocinar, pero que no os asuste el titulo de la entrada, que ni a mí ni a ninguno de mis compañeros se nos ha ido la pinza mientras estábamos en la cocina y como resultado, todo se ha llenado de llamas, ¡¡¡nooo!!! y eso que el ritmo y el nivel de trabajo de hoy, sábado 17 de noviembre del 2018, ha dado para eso y para más. Hemos echado más horas que un reloj, pero como los cuatro somos muy profesionales y currantes, hemos cocinado dándolo todo, al máximo nivel de esfuerzo, sin desconcentrarnos y lo más importante sin perder la sonrisa y el buen rollo.

¿Entonces a qué viene ese titulo? Pues viene a que hoy no hemos trabajado en unas cocinas profesionales como las de la ESAD, hoy hemos cocinado en una privada o particular, es decir, la de la casa de Elena y Raúl en Benalmádena. En dos partes se ha dividido el ensayo: antes y después del almuerzo, pues bien durante el almuerzo, ha ardido el televisor de Elena y Raúl, su salón, Benalmádena entera y sobre todo mi corazón, porque hemos comido viendo dos capítulos de la serie Arde Madrid.

Desde aquí quiero dar las gracias a Raúl porque él, está siempre muy pendiente de nosotros, y porque tuvo un detallazo conmigo. Días atrás habíamos hablado de la serie Arde Madrid, le comenté mi deseo de verla pero que no  podía, pues no tenía Movistar Plus, él me dijo que la estaba siguiendo y que le encantaba.

Pues bien, hoy, nos sentamos, Paula, Raúl y yo a tomar unas tapas mientras Elena hacia el almuerzo y de pronto enciende la tele y me pone el primer capítulo y me dice: "Toma Lolo para que veas Arde Madrid".  Me pareció, ya digo, todo un detallazo.

Me dio tanta envidia sana e insana esa serie, pero por todo: por no haber vivido esa época del famoseo gamberro de Madrid, por no trabajar en una serie así, que pienso que para todos y todas ha sido un autentico privilegio, por las interpretaciones tan naturales de todos, por tantas cosas. Me metí en la serie y no salí de ella.

Queda muy mal lo que voy a decir y lo sé, pero me metí tanto, que durante el almuerzo mis compañeros hablaban, comentaban cosas, pero yo intentaba no hacer ningún comentario para no perder detalle. Es más  tras el almuerzo, Raúl se echó una cabezada, Elena y Paula tuvieron una conversación muy transcendental y yo, seguía en mi mundo viendo a Ava, Inma y Paco. ¡¡¡ GRANDES TODOS!!!. Quedé un poco antisocial pero ...

Bueno y antes y después del inmenso plato de espagueti con tomate, atún, pimiento, cebolla,  queso y rosco del Mercadona que nos ofreció Elena, por cierto, suena sencillo pero estaba muy rico, pues bien antes y después del almuerzo fuimos nosotros los que cocinamos.

Llegué a la estación de tren de Benalmádena a las 11:05, todos me esperaban en el coche, me recogieron y me llevaron, oyendo una alabanza al rastro de Fuengirola, a la cocina de Elena y Raúl. Ahí, perdimos el tiempo justo de decidir donde cocinábamos, soltar los efectos personales, ponernos el delantal y empezar. No se perdió ni un minuto ya que a las 11:30 ya estábamos preparando los entrantes.

Comenzamos, para calentar, con el plato 1. Una vez las cocinas en marcha y nuestros delantales manchados, pasamos al plato 7, este no se había trabajado desde el día del menú degustación, se hicieron unas 4 raciones y a cual mejor.A la primera le faltó chicha, pero luego fuimos cada vez mejor. Elena nos dio algunas indicaciones de como condimentarlo y para adelante, en la última ración nos felicitó. Para que yo descansara un rato, según me dijo Elena, pasamos al plato 8, donde yo no salgo.

Me quité el delantal y me senté en la mesa de camilla. Nublado, cansado y con esta delante, me hubiera quedado allí a dormir y hubiera pasado de cocinar y más cuando Elena me incitó a taparme. "Como lo haga no me levanto más", le dije.

El plato es otro fast food
, puesto que su cocinado dura un minuto y poco, pero al ser la primera vez que Raúl y Paula lo cocinaban y por ejemplo que yo lo probaba, dio lugar a muchas repeticiones. Mil y una vez se apagó la candela, para volverse a encender e intentar hacer una buena elaboración. Tanto que hacer dio este plato, que hasta tuvimos  una especie de charla/ experiencia personal de la maitre, Elena.

De ahí pasamos al plato fuerte del menú, el 10. De nuevo solo cocinamos Paula y yo. De este se hicieron varias raciones, tuvimos muchas indicaciones y tras una cata con resultado más o menos decente, paramos y almorzamos de verdad.

Tras el almuerzo, la serie, el éxtasis, la charla y demás, volvimos al trabajo, empezamos, para abrir boca, con algo sencillo y alegre, el plato 7 y de ahí al 10 que lo trabajamos a fondo. Después de varias raciones, Elena quedó contenta y nos embarcamos en un repaso completo del menú.

Todo a fluido muy bien, vamos a las mil maravillas, pero al llegar al plato 5 hemos tenido que parar porque Raúl y yo habíamos perdido el ritmo del cocinado, tanto ha sido así, que mientras Elena cocinaba el plato 6, nosotros nos hemos salido a la terraza a analizar el nuestro y volver a repasar, paso a paso la receta y mirar el por qué de cada paso. Pero también es cierto, que noté en Raúl su cara de cansancio y yo me oí pesado con tanto consejo. Ya estábamos sacando platos sin ton ni son, ya era cocinar por cocinar y comer por comer, íbamos,  por momentos, pasando de un restaurante estrella a un chiringuito de playa en agosto y a hora punta.

Entramos, volvimos a cocinar el 5, pasamos al 6 con indicaciones por mi parte y concluimos el menú con el plato 8, 9 y 10.

Cuando acabamos el 10 fuimos aplaudido por Elena y Raúl.

Eran cerca de las 18:30, llevábamos desde las 11:30 casi sin parar, cerca de 7 horas de trabajo bien aprovechados, con buen rollo, buen ambiente pero sin descanso.

Mi cabeza era un batiburrillo de ideas y al final ya estaba realmente cansado y creía que ya no daba lo que tenía que dar, el plato 10 fue aplaudido, pero pensé que no yo no llegaba.

Se ha decidió que el domingo se descansaba y menos mal porque pegarnos otra vez el mismo palizón sería entrar en bucle y no aprovechar. Pienso que han sido tantas indicaciones, que cada uno debe irse a su casa, asimilarlas , cocinar en su cocina y adueñarse de cada plato en su interior y luego venir a mostrarlo.

Así que ya casi a oscuras, reventaos , nos quitamos los delantales y cada uno a su casa a descansar, bueno yo de pijama party con mi sobri.



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