lunes, 12 de noviembre de 2018

EL VIERNES VOLVÍ A LAS COCINAS, PERO COCINÉ...


Un menú degustación. El viernes 9 de noviembre del 2018 volví a ponerme el delantal, pero está vez fue distinto, puesto que cociné varios platos diferentes y  no me centré en uno o en unos pocos. Trabajamos  en todos los platos del menú. Pero al igual que en los menú de degustación, pasamos por algunos de puntillas, con simples tapas o pequeñas raciones. Lo que no cambió fue el objetivo; cocinamos, como siempre, encaminados a La cena de las emociones que celebraremos en el Hotel Urban Dreams de Granada el próximo 1 de diciembre del 2018.

Cada vez que hablo de este trabajo, o hago referencia o parece que hago un resumen de la última entrega de Masterchef pero es que tanto esta pieza, como ese programa tienen en común su punto de partida; la gastronomía.

Todo estaba planeado y organizado de ante mano. El lugar del cocinado: el mismo de la otra vez, la ESAD de Málaga. La hora del cocinado: a partir de las 17:00 h y la carta o menú a cocinar: los platos  1, 2, 3 y 4.

Y todo se cumplió, bueno casi todo, la cocina estaba instalada en el aula P12 de la escuela, yo llegué a las 17:02 y el resto de compañeros ya estaban allí y el menú se cumplió, bueno, eso a medias.

Salí un poco justo de tiempo, a las 16:25 aproximadamente y a las 17:02, había recorrido los 3,5 km que separan mi casa, de la ESAD y entraba a las cocinas. Lo primero que me decía Elena ( actriz, autora y directora de la pieza) era :" Lolo vamos a calentar". Yo, después de la caminata, venía más que caliente, además he de confesar que jamás he calentado antes de un ensayo o actuación, ni he visto que lo haga nadie, supongo que lo harán algunos grupos, pero yo no lo he visto, un poco de concentración y eso sí, pero hacer deporte antes de ensayar o actuar, desde que dejé de ser alumno de la ESAD, no lo vi, por ello me sonaba a prehistorico.

Fue una sensación extraña, pero decidí meterme en el juego, me puse mi chándal y ...¡¡ A calentar!!.

Me lo pasé bien, pues me demostró que desde que salí de la ESAD he ganado en concentración, y pese al barrigón, en forma física, pues todo me costó mucho menos que cuando era alumno. En un principio no entendí el calentar, pero después me pareció muy buena idea, pues fue una forma de romper con el exterior y concentrarnos en los fogones y  de crear buen rollo y romper el hielo con el nuevo plato, porque, el viernes, al puchero, al estofado y la paella, se nos unía un nuevo y joven plato, el Happy Meal.

El Happy Meal se llama Paula y viene a sustituir a Rebeca, ya que esta, por problemas de agenda no puede venir a Granada el día 1 y la sustituye esta chica. Es una chica joven, estudiante de la ESAD, en su rama musical.
Lo de Happy Meal es porque es nueva, por su corta edad y porque la chavala es toda una fast food ( o sea, comida rápida) porque se unió a nosotros y sin conocernos de nada, se adaptó a nosotros,  nuestras interpretaciones, a nuestros ritmos y nos dio las replicas, en el mismo tono que le hablábamos nosotros y todo ello sin inmutarse, o sea, se adaptó y se acopló muy rápido, bueno rápido no, se acopló desde el primer momento o momento cero a lo que le dábamos.

Como digo, todo fue tal y como estaba planteado. Tras el calentamiento, empezamos nuestro menú con el cocinado del plato 1. Como Paula era nueva, y había tiempo, cocinamos a leña, como en el cocinado anterior, lo hicimos a fuego lento.

Después de una pequeña cata, se cocinó con detalle y dedicación. Hicimos tres o cuatro raciones y en cada una de ellas íbamos metiendo ciertos cambios de ingredientes o modificaciones para darle mejor sabor y más verdad.

Cuando estábamos negociando si hacer el segundo plato o no, ya que es mío y de Raúl, las chicas solo salen al final para condimentarlo un poco, Elena decidió que hiciéramos el plato número 10, el último, puesto que es donde Paula y yo tenemos que dar el do de pecho. Tras hacer ese plato, mejor dicho, la muestra de ese plato, que por cierto a Elena y Raúl les encantó,  empezamos a coordinar agendas y ensayos.

Elena pensaba que Paula tenía que cocinar los platos en su casa, en su cocina y con tranquilidad, para poder darle su toque, además debía de aprenderse las recetas y los pasos a seguir de memoria, para que cada vez que quedáramos a cocinar, juntos, ella los controlara al cien por cien.

Así que como en Masterchef, todo dio un giro radical  y el menú pasó de cocinar cuatro platos a hacer un menú degustación de todos, o sea, cocinar sin profundizar, los diez platos, para que Paula se llevara a la cocina de su casa una idea general de como es cada plato y como lo cocinamos nosotros.

Esto hizo que saliéramos casi a las 21:00 de la cocina y a que tuviéramos que cambiar el chip del cocinado, pero gracias a eso yo me pude librar de ensayar todo el fin de semana, cosa que agradecí enormemente.

Del plato 10, pasamos al 7 y de ahí pasamos por todos, menos por el 9 y el final del 5, puesto que el Happy Meal no aparece. Nos fuimos cansados, pero Paula se llevó el estomago repleto de bocados, la libreta llena de recetas y la cabeza llena de indicaciones.

No sé que pasará en próximos ensayos, yo a la nueva cocinera no la conozco de nada , pero creo que  se le ve muy buena mano en la cocina y muy abierta a cualquier tipo de plato, ya sea tradicional, sifón o lo que sea. Las escenas, se leyeron simplemente y en algunas hubo entonaciones que yo en jamás  había oído y soy el actor más veterano junto a Raúl. Espero que de buen resultado y también espero que ahora  esté cocinando en casa.

La verdad, que esta vez más que Masterchef y la tensión que este programa genera, parecía que estábamos en una cocina de una casa rural, donde unos cuantos amigos están cocinando el almuerzo del domingo, o sea, se cocina pero sin prisas, sin malos rollos, con risas, amistad y compañerismo. De hecho creo que me pasé, porque muchas veces opiné demasiado sobre el sabor de algunos platos o incluso cociné uno que no era mio.






  

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