miércoles, 1 de mayo de 2019

MÁS QUE UN PREVIO, FUE UN RATITO.


¡¡¡ Qué lastima, que poco pude disfrutar del previo junto a Natalia y Anai!!!, llegué seis minutos tarde a la quedada  y no pude estar mucho tiempo con ellas, pero eso sí, me libré de esas "charlas protocolarias" que siempre se hacen cuando llegas a un lugar para actuar y te tienes que presentar y demás. Yo es que soy muy tímido, de verdad, y esos momentos me cuestan, Anai dice que también lo es,  pero pienso que ella los "torea" mejor que yo.

La actuación, estaba prevista para las 11:30 y habíamos quedado a las 10:30.

Ahora empieza la lección de Matemáticas: El previo duraría de 10:30 a 11:30 ( esto es 60 minutos), yo llegué a las 10:36, por tanto hay que restarle 6 minutos ( nos quedan 54 minutos). Cuando llegó la primera mamá, eran las 11:20 y  ya ocupamos nuestros lugares de actuación, o sea, restamos otros 10 minutos( así que como  resultado tenemos 44 minutos de previo) y eso ni es un previo, ni es "ná".

Aunque desde aquí quiero defender los previos cortos. Siempre he pensado que llegar a un lugar 8 o 9 horas antes y esperar a la actuación, sin hacer nada, me pone muy nervioso, me cansa y me aburre.

Pues así aprovechamos esos 44 minutos.

Al llegar, tanto Anai como Natalia, habían sacado todo el atrezo y habían montado su mesa, la auxiliar y cuando yo llegué, Anai andaba buscando libros y Natalia poniendo las sillas, habría puesto unas 3,  solté mis cosas y tras saludar y pedir perdón por la tardanza,  comencé a poner las sillas con ella y fue cuando nos emocionamos; pusimos una fila de taburetes, otra de sillas bajas, otra se sillas  altas y pensamos poner más pero decidimos parar pues estábamos llenando cada hueco con sillas y pensamos que si venía poco público, actuar  viendo el aforo medio vacío no nos ayudaría mucho. Así que pusimos unas 30 y paramos.

Anai fue la encargada de recolocar los taburetes de los más pequeños. Estos son de colorines y cuando actuamos, aquí, la otra vez, ella los quiso ordenar por colores y no la dejaron, así que, esta vez le dimos el placer.

El atrezo que usaban Anai y Natalia era mucho así que durante todo este rato prácticamente se dedicaron a colocarlo y esconderlo bien de la vista del público. Yo mientras saqué todo el atrezo que traía y decoré la mesa de Cervantes , con pluma, tintero, cruz, papeles y hasta una versión de Don Quijote y Las novelas ejemplares.

A las 10:52 ya lo teníamos todo organizado y preparado, solo Anai retocaba su zona.

Y fue sobre esa hora cuando me dispuse a vestirme, sin querer y de forma improvisada. Y os cuento por qué.

Como ya conté en la entrada sobre el vestuario, el jubón me estaba perfecto de hombros pero inmensamente largo, así que sobre la ropa que llevaba me lo probé para que mis compis me lo vieran y Anai me confirmó que me estaba muy largo, me probé también el calzón para buscar soluciones provisionales que usaría al vestirme, pero como con los tenis y los vaqueros no me entraba bien, me escondí y tras un mueble de libros, menos mal que no había nadie, me quité los vaqueros, los tenis y me puse el calzón. Anai me recomendó meterme el jubón en el calzón y sujetarlo con mi cinturón y un lazo negro, hicimos la prueba, pero viendo que Anai se lo estaba tomando en serio, le dije que esperara, volví detrás del mueble, me quité el calzón, me puse los leotardos y me puse de nuevo el calzón ( ahí si entró un bedel y me vio). Ya con todo , Anai me hizo el arreglo pero no quedó muy bien, vamos a ella le convenció poco y a Natalia nada.

Así que Natalia propuso otra cosa; poner el jubón sobre el calzón, ponerme el cinturón y después ir subiendo el jubón hasta dejarlo corto, y la verdad que quedó genial.

Cuando acabé, comprobé que eran las 11:08 y ya estaba vestido pero desclazo, así que, me puse los zapatos y fin. Vestido sin querer.

Guardé mis cosas, aunque realmente me las ordenó muy requetebién Anai, cogí el maquillaje y me fui a un baño a maquillarme.

¡¡¡Gracias chicas!!!.

Comencé a maquillarme a las 11:10 y a las 11:14 ya estaba maquillado y la verdad que quedó muy bien.

Utilicé la misma técnica que en el último Viajando con Don Quijote, lápiz blanco para pelo, cejas y barbas y pintura gris en crema para oscurecer los ojos y ojeras, todo aplicado con los dedos.

Terminé, me fui a la sala de actuación, nos pusimos a hacernos fotos y cuando estaba haciendo una entrada para Instagram, llegó la primera mamá con su niña, me escondí tras un mueble, le di el móvil a Natalia y ocupé mi lugar de actuación.

Eran las 11:20 y los 44 minutos de previo habían terminado.





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