viernes, 21 de febrero de 2020

EL VIAJE A TEBA DEL QUIJOTE, ASÍ FUE.


Ha sido un pase bueno pero difícil, ha sido pura guerrilla. Hemos actuado totalmente a pecho descubierto, pues nos ha faltado de todo, que si micros, que si  músicas, que si  videos y por supuesto movimiento. Cuando os hablo de movimiento me refiero a que hoy, viernes 21 de febrero del 2020 hemos actuado con Teatrobus, Ana y yo, en Teba y como dicha localidad está situada en plena sierra y las calles son  estrechas y tienen una gran inclinación, imposibilitan que el bus pueda desplazarse de un lugar a otro, por tanto, lo hemos hecho con este estacionado en la plaza del ayuntamiento.

Esto de actuar con el bus estacionado no os parecerá nuevo pues ya lo hemos hecho muchas veces y sobre todo en  esta localidad , que ya es casi una cita anual y obligatoria para nuestro autobús rojo. De hecho al despedirnos la coordinadora, que por cierto ha sido muy amable, nos ha despedido con un : “Hasta el año que viene”. 

Por lo visto hacen una especie de jornadas dedicadas al público infantil y  una de las atracciones anuales somos nosotros. Este año ha estado todo muy bien planificado, organizado y coordinado, ya que el público asistente estaba previamente apuntado en un listado y eso asegurado el lleno absoluto y ha facilitado mucho la llegada de los niños. La coordinadora se ha puesto a organizarlos minutos antes de la hora de inicio, de modo que cuando han dado las 18:00 ya estaba casi todo listo.

Es más la hora prevista de inicio eran las 18:00 y a las 18:02 la chica nos decía que faltaban algunos, pero que si alguien era menos puntual, los que si lo habían sido no debian esperar y que empezábamos ya. Ese gesto me encantó.

Esta vez hemos empezado el pase de  El viaje con el Quijote de una forma extraordinaria. Como no teníamos música no se podía hacer la entrada solemne que se hace habitualmente y a última hora entre Ana y yo decidimos que su personaje, Sanchica, recibiera al público a pie de calle y lo invitara y dirigiera  al bus y ha sido buena idea. Lo dejé todo en manos de Ana y lo ha resuelto de maravilla. Confiaba en ella y así ha sido.

La intro de Ana ha estado genial y mi salida a provocado gran impresión, entusiasmo y alegría. Noté que a los peques les gustó mi incorporación. El prota es don Quijote pero normalmente el personaje de Sancho es el más entrañable y acaba siendo con el que más empatiza el público, cuando lo hacíamos Juan y yo, era así y hoy Ana por fin lo ha conseguido. Toda la pieza giraba en torno a mí, pero la amiga de los niños y la que enganchaba con ellos era ella.

Esta mañana y de forma totalmente inesperada me llegó la información que debido a un problema técnico del bus, no se podía usar nada electrónico, por tanto, se actuaría sin micros, ni videos, ni música. Esto ha dado lugar a que hayamos hecho teatro puro y duro.

El  ir sin micros ha hecho que actuemos dejándonos la piel y la garganta en el show. Es verdad, que pensaba que habría problemas de audición, pero yo creo que me he oído bien y a mi compañera, cuando interactuaba con ella, la oía perfectamente  cuando yo estaba fuera esperando para salir, también.

El problema estaba en que si los niños subían mucho el murmullo habitual o les dabamos cancha para hablar, dialogar o gamberrear, no podíamos luego mandar a callar o al orden por encima de ellos, porque al no tener micros, implicaba dejarte la garganta.

Por ello, al menos yo, me he sentido menos interactivo con el público, pues no podía hablarles de tú a tú, sino proyectar casi constantemente, y a pesar de eso no he parado de improvisar.

Odio la expresión : “Da igual nosotros si eso ya improvisamos” me parece muy poco profesional, pero cuando lo controlas todo, hay filim con el compañero y tienes la pieza trabajada, el improvisar es lo mejor y hoy lo hemos hecho, sacando a niños a hacer definiciones, o a debatir sobre las injusticia, partiendo de un comentario de una niña y de nuevo he descubierto que metido en faena soy muy bueno improvisando y reaccionando al público, eso me ha hecho pensar en que puedo salir airoso en las funciones de La Paella.

Ha habido niños encantadores, como una niña pequeña rubita que era un encanto y todo lo aceptaba con mucha emoción, una morena más mayor que daba muy buenas definiciones y se sabía la aventura del Quijote perfectamente, una señora que se sabía el nombre de todas las prendas, otra señora que iba con casi 5 niños y cual mejor, otros que atendían a todo.

Por supuesto también estaban  los que me tiraban del yelmo por sistema y les tuve que llamar la atención más de una vez y con las bromas ponerme serio, otra que no paraba de dar su opinión y  siempre negativa y otros más mayores que iban un poco al cachondeo, pero vamos lo mismo que uno ha aprendido a improvisar, también ha aprendido a no sentir, o sea, a no ver y no oír lo que no le interesa. Esto es; te centras en lo positivo e ignora totalmente lo negativo y así el pase ha ido de diez.

En cuanto al tiempo, prácticamente no habíamos empezado con el texto y al entrar a la parte privada, vi el móvil y habían pasado ya 21 minutos, así que estaba chupado, pero en cambio cuando llegábamos al final de la pieza eran las 18:50 y pensé que no cubriamos el tiempo con lo que nos quedaba de texto. Pero claro como no había canción final…  acabamos a las 18:57, o sea 5 minutos antes de lo previsto, pero no pasa nada ya se notaba cansancio en los niños y más rato hubiera sobrado.

El momento de Cervantes me gustó mucho, puesto que suele ser el más aburridillo pero me fui al final del bus con unos niños encantadores y conecté mucho con ellos y fue muy bien, pero aunque tenía información como para enrollarme mucho, decidí no excederme para no aburrir. 

Y poco más que Diego como no ha conducido se ha portado genial sujetando las cortinas y ayudando a cambiarme, los momentos teatralizados han sido geniales, menos uno que el chaval no daba mucho juego y cuando he salido a la calle no había nadie pero he tenido una lucha de espadas chulisimas con una chica de Protección Civil y al subir al bus tras la calle, ha sido un momento de mucha conexión entre todos. 

Hoy he comprobado que por fin esto marcha. Ana y yo, ya somos un gran equipo y ya puedo salir tranquilo, delegar y no llevar todo el control de la pieza. Anita ya ha llegado al nivel de conexión y control de la obra que tenía mi Juan Luna, por tanto ya somos dos a actuar al mismo nivel y eso relaja mucho pues te ayuda a disfrutar. 

Eso sí siempre echaré de menos a mi Juan Luna. 














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