lunes, 14 de marzo de 2016

COMO MAREA EL QUIJOTE.



Estamos a lunes 14 de marzo de 2016, han pasado solo tres días desde que actué en Fuengirola, con “mi espectáculo” del Quijote y digo , porque es mío lo he creado yo, bueno o malo pero lo he hecho yo y como me decía Steven, en el coche de vuelta a casa: “hay que tener ego de vez en cuando y reconocer lo que uno es o ha hecho” Así que era mi espectáculo del Quijote.
 
Pues bueno, hace solo tres días que lo hice, pero ahora al sentarme  aquí a escribir parece que han pasado siglo. Me cuesta echar la mente atrás, porque apenas me quedan recuerdos o los que tengo me dan hasta pena y os explico por qué.

Se acerca la Semana Santa, ya estamos en los previos y como dice mi amigo José ya estoy “poseído”, en dos días he vivido más sensaciones, sentimientos, momentos inolvidables, desconexiones y demás que me cuesta recordar lo que pasó hace tres  días o me da pena porque ya han pasado, pero voy a ello.
 
Tenía unas ganas locas de que llegara el día 11 y representar dichas escenas.  Los ensayos habían ido muy bien y ahora quedaba pasarlo maravillosamente bien, junto a ese monstruo de nombre Steven. Por ello dormí poco la noche del jueves al viernes, porque tenía ganas de levantarme y darlo todo.

Pues eso, me dormí tarde y a las siete de la mañana el móvil me despertó de un sobre salto. Tan sobresaltado me despertó, que aunque deseaba actuar, eso de estar en pie de noche, hacía que sufriera mareos, dolores de estomago, cabeza, sequedad de la boca y todo lo que un cuerpo puede sufrir.
 
Steven llegó como siempre, puntual, me ayudó a cargar el coche y empren-
dimos el viaje.

Yo llegué a mi destino, blanco, tan blanco como la base del documento de Word, donde escribo esto.

 Si tardamos en llegar un segundo más al colegio donde actuábamos, me hubiera salido por la ventana, entre la chica del GPS, el madrugón y las curvas, quería morir.

Una vez, que llegamos y descargamos Steven me dijo: “tío que mala cara tienes” y en las fotos veréis que era verdad y que el blanco nuclear de mi cara lo delataba todo.

Hacía mil años que no me mareaba en un coche y menos a ese nivel.

Llegamos al colegio cargados como burros y nos fuimos directamente a la sala de la actuación.

Rápidamente nos pusimos manos a la obra, a Steven le encargué aquello que más me preocupaba, el molino y en poco rato estaba listo.

Llegamos una hora antes del primer pase, con tiempo más que suficiente, pero al final casi nos pilla el toro. Todo se fue colocando y decorando según lo previsto.

Teníamos una serie de problemas, porque no teníamos donde poner la música, nos faltaba una colchoneta y no sabíamos cerrar las persianas, pues bien, en cuanto llegaron los maestros, en un segundo estaba todo listo. Son súper amables y estuvieron en todo momento atentos y pendientes  a  nosotros.

Nos arreglamos pronto, cuando vi a Steven maquillado me dejó muerto, que maquillaje tan bien conseguido en menos de cinco minutos.

Todo estaba listo para el primer pase, cuando nos dimos cuenta que no funcionaba la música y tuvimos que arreglarlo a última hora y comenzamos un pelín más atrasado.

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