jueves, 21 de diciembre de 2017

MONOLOGAZOS Y ACLARACIÓN PRE VACACIONES.


Nuestra Anai se va a celebrar estas fiestas, con sus familiares, fuera de Málaga. Nuestro Salvi o Salva, como queráis, se queda en Málaga pero luego también se marcha a tierras catalanas, así que me quedo, sólito, en la capital de la Costa del Sol y claro no es lógico que todos los viernes me marche yo solo a Benalmádena a ensayar, por tanto, hasta que pasen estas fiestas (realmente hemos decidido que el día 4 de enero nos volvemos a reunir, pero no sé.. no sé) pues hasta ese día nuestras citas teatrales/gastronómicas, nuestro laboratorio, nuestros ensayos o como queráis llamarlo se acabaron y el pasado viernes 15 de diciembre del 2017  fue nuestra última reunión.

Voy a empezar hablando técnicamente, vamos, explicando lo que hicimos. Salva aun no tenía claro que nosotros habíamos entendido, bien, cuál era la nueva forma en la que íbamos a trabajar y que  nos propone, por tanto, para intentar aclararnos  nos dio unos monólogos para leer.
  
No recuerdo el autor de los monólogos, ni se lo voy a preguntar a Salva, porque creo que forma parte de sus armas como director y profesor. Yo no voy a confesar su secreto, je, je, je, pero si diré los nombres de los mismos: Judas (que leyó Salva), El gallo Claudio (que leí yo) y El payaso de McDonald (que leyó Anai). Eso fue lo primero que hicimos, tras nuestro saludo, leímos estos textos.
  
Los monólogos me parecieron increíbles, yo deseaba hacerlos todos, especialmente el que me tocó a mí. Montarlos no era el fin por el que Salva nos lo dio a leer, su fin era que pilláramos que es el post dramático. Por fin lo pillé y me vino a la cabeza una película: Carmina o revienta. Poner esa película como ejemplo fue la clave para que Anai lo comprendiera y  para que Salvi comprobara que, por fin, habíamos entendido lo que es el post dramático. Y este es lo siguiente: hablar de algo que te interesa mucho, contando una historia que te llega tanto, pero tanto que el público nunca sabrá si lo que cuentas es real o no.

En dicha peli el personaje de Carmina, es realmente ella, pero tanto, que el espectador nunca sabrá si lo que cuenta es real, es ficción o es una mezcla.
  
Tras eso elegimos los temas de los que "queremos hablar" en nuestra pieza y son: el amor,  las relaciones,  la manipulación propia y la de la sociedad. Todos estábamos de acuerdo en hablar de dichos temas, pero creo que todos lo dijimos con la boca chica porque ninguno estábamos realmente convencidos.
  
Luego Salvi nos dijo que había un cuento que nos ayudaría a hablar de nuestros temas y era el cuento de Pinocho en su versión original, no en la de Disney.  

Salva leyó el capítulo uno y dos y fuimos debatiéndolos. Por cierto, el cuento es bastante duro.

Anai llegó a una conclusión que ayudó a confirmar una teoría que yo propuse y con la que Salvi no estaba nada de acuerdo. Nos dejó muertos porque nadie lo había pillado. Era un detalle mínimo pero que era la clave de todo.
  
Quedamos a las 12:04, pero Salvi, apareció tarde. Él siempre aparece tarde, pero esta vez yo ayudé porque me equivoqué diciendo la hora de mi llegada. El tiempo de espera, en la estación de Torremuelle, lo pasé sentado al sol. Estaba tan feliz como una lagartija.¡ Una semana antes de Nochebuena y estaba sentado al sol como si fuera plena primavera.!

Pues lo dicho Salvi llegó pasada las 12:30, nos fuimos a casa de Anai y empezamos a trabajar, acabamos sobre las 15:00.
  
Salvi me acercó de nuevo a la estación de tren y me vine a Málaga. Llegué sobre las 16:30 y disfruté de un maravilloso almuerzo, lleno de fritanga, salsas y colesterol en Las Merchanas, rodeado de Semana Santa y oyendo muchos villancicos.
  
De nuevo una buenísima jornada de teatro con el maestro y rodeado de una gran compañera. Una jornada que me permitió recuperar el teatro como algo apasionante y digno de disfrutar y no como un trabajo o un negocio que es como lo veo muchas veces. 

Me preguntó también: ¿De dónde sacará Salvi, siempre, esos magníficos textos?.
  
Por cierto, para ser la clausura hubo buen teatro, pero poca gastronomía. Esa la guardamos para el domingo siguiente. Anai nos invitaba a almorzar, lo que no sabíamos, ninguno, era la gran sorpresa que nos guardaba dicha cita del domingo.

     

































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