lunes, 8 de octubre de 2018

¿LA CENA FUE EN GRANADA O EN NUEVA YORK?


Dicen que Lola Flores para llegar a Mexico, en el primer viaje que hizo a América en 1952, tardó 20 horas y tuvo que hacer tres escalas. Finalmente, después de tanto esfuerzo, llegó agotada a México y la pusieron a cantar. Pues bien, el viaje que yo realicé el pasado sábado, 29 de septiembre del 2018, a Granada, nada tiene que envidiarle al de Lola, porque duró más de siete horas, combiné un tren, con dos coches diferentes e  hice 3 escalas. Salí de casa, en Málaga, a las 10:00 y llegué a Granada a las 17:15 , después de visitar Benalmádena, Málaga (otra vez) y Velez.

Durante el viaje llegó un momento donde ya perdí la noción del tiempo, de donde iba y a qué.

Había un plan establecido de trabajo y organización desde hacía días, pero un problema con la empresa del alquiler de la furgoneta con la que íbamos hacía Granada, nos hizo cambiar los planes en su totalidad.

La furgoneta que nos dieron no tenia plazas suficientes para todos y parte del elenco nos fuimos en un coche particular.

Esto hizo que se cambiaran planes, horarios lugares y que yo tras cargar junto a Elena, Cristina, Carmina y Raúl, todo el atrezzo y vestuario desde casa de Elena a la furgonera, estuviera, con mi mochila, de un lado para otro.

Después de pasar toda la mañana en Benalmádena, almorcé en Teatinos y ahí fue donde el día dio su giro radical. Elena me informó vía Whatsapp que ya habían llegado y que todas las habitaciones del hotel estaban en una sexta planta. ¡¡Y yo con mi vertigo!!. Yo se lo había advertido a Elena pero cuando llegaron no había habitaciones libres y no pudieron hacer nada.

Desde ese momento mi dejarme llevar, se convirtió en una tensión, un nerviosismo y un silencio constante. No estaba callado porque estaba enfadado, sino porque estaba preocupado.

Tras viajar desde Málaga a Velez, hicimos un cambio de coche e iniciamos el viaje a Granada y allí mi preocupación fue en aumento, hasta que decidí como Alaska: " Mientras tanto miro la vida pasar" o sea, pasar que preocuparme y dejar que el tiempo, el destino o Dios  hicieran su labor. Ya empecé a hablar con los compis, repasamos texto y la amiga de mi compañera se emocionó y dijo que yo tenía una voz especial y que le gustaba mucho como decía el texto, es más, después por la tarde me pidió si podía quedarse conmigo mientras yo ensayaba y así oirme.

Entre charla y charla, llegamos a las 17:17 a las puertas del hotel Urban Dreams a Lola la pusieron a cantar tras el largo viaje y a mí a ayudar a montar.



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