domingo, 3 de marzo de 2019

LA SOLEDAD DE VÍCTOR FERRARA.


Son las 20:50, tengo cero hambre  y el estomago que parece  que me he comido un caballo, es que hará una hora que me zampé un pedazo de tarta de chocolate adornada con fruta escarchada y montecito de nata riquísima y eso unido a que hemos acabado de almorzar sobre las 17:00 hace que ahora previo a la actuación de La cena de las emociones, en el hotel Córdoba Center, esté lleno hasta arriba, además  tengo mucho sueño, menos mal que donde estoy hoy, sábado 2 de marzo de 2019,  esperando para recibir al público, está al lado de la sala de los trabajadores del hotel y de vez en cuando entra o sale alguno y  me entretengo, por ejemplo ahora, han encontrado una silla de ruedas sola en el hall  y no saben que hacer con ella, me han estado preguntando a  mi, pero ya se han ido, así que, sigo con mi letargo.

Estoy sentado en una silla de oficina de esas que también tienen ruedas, pero está muy alta y  me chorro, así que estoy retrepado en la silla, con la ropa arrugada y las piernas tensas para hacer fuerza y no caerme. Ya la he bajado y estoy un poco mejor. Ahora como estoy cómodo me está entrando aun más sueño… es que el día ha sido muy largo…Demasiado.

Estamos muy cansados, bueno, tanto yo como mis compis, pero al personal del hotel si se le notan los nervios y la emoción, en cambio yo estoy como digo en stand-by no quiero desperdiciar la poca energía que me queda, pero estoy deseando que me escriba Elena por el Whatsapp y  me diga que vamos a empezar.

Yo mientras estoy en el gym, casi a diario, y desde diciembre, repaso este texto y ahora, pues estoy deseando soltarlo con sentido, levantar al personaje de Víctor e intentar conquistar Córdoba, ya que es la primera vez que actúo aquí.

Me sudan las manos, además de sueño tengo nervios. En cada ciudad que visitamos y dependiendo como sea el hotel, Elena y yo inventamos por donde y cómo entrará, el divo de Víctor Ferrara, para encontrarse con sus comensales y  hoy se ha pensado que mi personaje entre de la calle, ya que hay unas escaleras y un hall muy amplio por donde puedo andar y mientras pedir los aplausos y que me hagan el pasillo.  Es un poco arriesgado, sobre todo en el momento de escaparme del hotel, para volver a entrar y que no me vean,  a ver como sale, espero que bien.

Elena acaba de escribirme, en dos minutos  empezamos, dejo esto, me voy a levantar, calentar y salir a la calle. Luego os cuento más.

La sala donde me ubicaba estaba muy bien colocada respecto al hall así que salí a la calle y nadie me vio y ahí me encontraba yo, solo, en plena calle, de noche, vestido de Víctor y esperando.

Aviso a Elena que ya estoy en la calle. Misión cumplida, nadie me ha visto. En ese instante me comenta que hay un cambio de ultima hora, los comensales no estarán en el hall sino en el piano bar, así que vuelva a entrar al hotel y me vaya para el piano bar.

Entro de nuevo, en secreto, al hotel y desde dentro le escribo que si me voy allí que me verán y ella me dice, que vuelva a salir a la calle y entre por la puerta que usamos esta mañana en cafetería cuando fuimos a almorzar y que por allí no me vería nadie.

De nuevo empieza la mi misión imposible, salir a la calle sin que me vieran y luego dar la vuelta al hotel. Que adrenalina, pensar que todos tus compis están ya preparados, esperando en sus puestos, los comensales deseosos de empezar y yo en la calle dando una vuelta al edificio, todos dependen de mí. ¡¡Adrenalina!!.

Entré a cafetería, le escribí a Elena, me pedí un vaso de agua, porque entre el flamenquín, la tarta y la aventura mi boca era una zapatilla, por cierto que cuando Elena vino a por mi, me encontró vestido de Víctor, frente a la barra, bebiéndome de un sorbo un vaso lleno de un liquido transparente. Vamos fuera de contexto es causa de despido procedente.

Elena me recogió, nadie me había visto, dijo mi nombre y comenzó el espectáculo.




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