Pues el domingo 22 de mayo del 2022, llegué al ensayo, entré en el cementerio y me sentí como un extraño en mi propia casa.
Solamente llevaba 3 semanas sin ir a dicho lugar y sin ver a mis compañeros, pero parecía que habían pasado 100 años.
Me sentí fuera, raro, no sé. Ese grupo tiene una dinámica de trabajo muy específica, muy suya y original. Cuando trabajas mucho tiempo con ellos te metes, la interiorizas, la haces tuya y la sigues inconscientemente, pero cuando sales del grupo y vuelves, cuesta reengancharse, o al menos a mí me cuesta.
La hora del ensayo no ayudó. Un domingo a las 21: 15, lo único que te apetece es ducha, cena y ver televisión. Ensayamos prácticamente denoche.
Llegué al sitio concreto de trabajo y habia unas 10 personas, sentadas, agrupadas o más bien afinadas, en unos pocos escalones y bordillos. Mariangeles estaba haciendo un monólogo. Era extraño pues ella no participaba en ese proyecto.
Yo entré, vi y en silencio, de la forma más discreta posible me senté solo y apartado. Al poco tiempo comprobé que lo que se estaba ensayando era otra visita teatralizada y no la mía, pues iban muy atrasados.Como curiosidad decir que tuve que esperar 4 monólogos y de ellos solo conocía a 1 actriz, por lo visto, Eventos había ampliado mucho su cartera de actores y actrices.
Mi presentación para los nuevos no fue muy triunfal. Una de las normas distintivas y muy significativas de este grupo es la "cordialidad", es decir, cuando alguien llega saluda a todos los presentes sin importar lo que esté ocurriendo, es decir, en mitad de una charla, una corrección, un monólogo o una escena muy intensa.
Yo no hice eso, pues permanecí en mi escalón, apartado del resto. Fui muy antisocial lo sé.Cuando acabaron esos ensayos, Eduardo despidió a los asistentes, presentó nuestras visitas y empezamos el ensayo, yo seguía sentado aparte.
Me tocó, salí y lo hice. Al acabar le aclaré a Edu algunos cambios y él me dijo que rectificara algo que no cuadraba, ya que el texto había sido escrito para otra ubicación.
Tiré por lo fácil, por el anciano gruñón y exagerado. Era un abuelo de comedia, nada real. No tenía donde agarrarme, pues no repasé. En vez de estar en ese escalón, debí haber repasado, no lo hice y por tanto aunque intentaba no caer en el anciano cómico, lo hice.
Así que no tuve el valor suficiente de decirle a Eduardo que me librara de futuros ensayos, es más mi actuación no lo merecía y como prueba un botón , o sea, la fría reacción de los compis especialmente de Ángeles.
Acompañé a esta a la puerta, pues ya se marchaba, hablé un rato con ella, después vi como una compañera leía su texto y me fui para casa.
Fin. La próxima semana más, pues mi trabajo tan pobre no me ayudó a librarme de los ensayos siguientes.
Evidentemente no son horas.
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