El viernes pasado 4 de marzo del 2016, empecé el día como
manda la tradición cofrade/ cuaresmal.
Era el primer viernes de mes de marzo,y por tanto, la celebración del Cristo de
Medinaceli y como cada año fui con mi madre a visitarlo, a Santo Tomás de
Aquino. Este año fue especial porque íbamos en grupo, ya que dos amigas de mi
madre se apuntaron a la visita.
dad, porque a Semana Santa está cerca y no quiero llegar cansado, sino descansado y
disfrutar de los previos, por tanto, no
estoy cogiendo mucho trabajo.
Pero esa mañana tenía un Teatro Bus, pero bueno y ¿qué? Mi Jorge
y yo y hacemos buen equipo y este trabajo. como siempre digo. es para disfrutarlo
y pasarlo bien.
Después de varios cambios de horario con el pase, quedé con
Jorge, a última hora me hizo un cambio de planes.
Jorge y yo somos ya como un matrimonio de años de convivencia, ya
nos hemos adaptado el uno al otro.
A él le puede mi estrés y a mi sus cambios
de planes, pero ya me los tomo con filosofía me pongo en su lugar y los
entiendo, por todo ello, nuestra amistad y compañerismo va cada vez mejor.
Pues bien, lo acompañe a tomarse un café ¿Qué raro verdad? y
de ahí en su coche nos fuimos a la cita, que cantidad de hablar nos dimos, hacía
tiempo que no nos veíamos y necesitábamos ponernos al día.
Qué bueno son siempre
sus consejos y más desde que no es budista pero ha madurado, además el siempre sigue los mios, pobre.
cción larga y detallada, es para
que veáis que bien íbamos y con qué ganas de actuar. Pero nos
encontramos con algo que fue una tortura.
No voy a dar datos de sitio, ni de público, ni de nada,
porque lo que vivimos en el autobús fue catastrófico.
Lo dicho no voy a decir mucho, solo contar datos, nos
encontramos con unos niños que gritaban y si era necesario
exigían lo que querían ver, nos cortaban, es más en un momento mientras Jorge estaba en el
suelo, le robaron la espada o le pegaron patadas. Lo mejor, que las personas
mayores a su cargo no les llamaban la atención en ningún momento.
constantemente, nos tiraban de las
ropas, nos pegaban en los sombreros y nos lo tiraban, se levantaban y paseaban
por el bus como querían
De nuevo sentí esa “mara-
villosa” sensación de “los actores
sois personas inferiores, que podemos usarlas como queramos”.
De hecho en muchos momentos,
tuvimos que salirnos de los personajes, para regañar, decir que no nos
tocaran, quitar a la fuerza de sus manos nuestra utilería, mandar a callar o
parar el show y decir que si no callaban no seguíamos.
Pero menos mal que Jorge estuvo lucido y lo dio todo, estuvo al cien
por cien.
Pasada la mitad de la pieza, tuvimos que cortarla e improvisar
todo, Jorge me hizo una señal con los ojos y tomó las riendas del show y se puso
a cantar con los chicos.
Jorge gracias, porque ya no aguantaba más pero estuviste
templado, frio y soberbio, gracias tío ayer estuviste de diez y al acabar me
dijo; “no pasa nada es mi trabajo”.
Pero vamos que demostramos que somos un gran equipo y
después de esto, Jorge podemos con todo.
Calvo ca.....
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