Lo primero, primerísimo, que tengo que destacar y dejar constancia, incluso en los titulares, fue que el miercoles 6 de noviembre del 2019, cuando llegué al lugar de ensayo de Proyecto Victoria, vi un lazo rojo, muy pequeño, atado a la puerta blanca de nuestra sala de ensayo. Me pareció raro pero pensé que siempre estuvo ahí pero no me había fijado, hasta que a continuación vi un Nacimiento, unas panderetas y mi cabeza empezó a dar vueltas y ver adornos navideños, luces, un árbol, ositos y muñecos de nieve. ¡¡¡La Navidad había llegado al lugar de ensayo de Proyecto Victoria,!!! Y mucho antes que a El Corte Inglés o a la calle Larios y esto no es una crítica, al contrario, pues yo soy un amante y el fans número uno de la Navidad, pero me sorprendió gratamente que mis compis también lo fueran. Me gustó ensayar desde entonces en ese ambiente tan guay.
Pero vamos a entrar en materia. El plan para ese día era: Montar los moviemtos de las frases que llenamos de intención en el ensayo anterior y posteriormente pasar toda la pieza.
Quiero que conste en acta y es totalmente cierto que esa parte del texto solo la componen unas 34 frases muy cortas y muy fáciles y juro ante todo lo que me digáis que el martes, desde las 20:00 las estuve repasando, pero las repetí como una media de 10 veces. Me las sabía perfectamente y las repetía una y otra vez. Pues fue entrar en el lugar de ensayo, empezamos a repasar lo del día anterior, o sea, decirnos las frases con intención pero sin movimientos, esto lo hicimos para ver si manteníamos las intenciones marcadas en la frase y crearse el caos.
Pero antes de hablar de lo que pasó quiero poneros en antedecentes, por si sirve para aclarar algo. El martes 5 de noviembre del 2019, a parte de estudiarme mil y una vez las 34 frases cortas y repasarlas otras tantas hasta dejarlas perfectas, pasé una noche relajada viendo en televisión la película El pico, después me fui a la cama y dormí como un lirón.
Me desperté directamente al sonar el despertador y por ello me tuve que levantar rápido y no me dio tiempo a esos minutillos para reposar en la cama, ha sido directamente de la cama, a vestirme y a la calle a ensayar el de Proyecto Victoria, donde he llegado súper puntual, pero eso sí, debo admitir que iba como un zombie por la calle y que entré al lugar de ensayo aún con el chip de estar en la cama y ha sido duro volver al mundo real.
Una vez que hemos llegado lo primero ha sido repasar de forma rapida y antes de montar movimientos, las 34 frases que me estudié a la perfección.
Esas frases como bien nos dijo CHL, hay que decirlas literal, tal cual vienen en el texto, para mí eso no era ningún problema pues así me las había estudiado.
Nos pusimos Arantxa y yo frente a frente y empezamos. Dije solo mi primera frase y ya estaba mal, CHL me la corrigió, lo hice, dije la segunda e igual y así en casi todas.
Empecé a liarme y a complicarse todo en mi cabeza, no daba pie con bolo en ningún momento, cada vez que empezábamos era una tensión enorme, pues, sabía que no me las sabía, me las había estudiado pero no estaban a bien y claro ya a última hora no podía aprenderlas.
Parábamos cada dos por tres por mi culpa, se perdía el ritmo, CHL, no podía seguir porque yo no le daba nada. Llegó un momento que me pudo la presión y hasta pensé en parar, suspender el ensayo o pedir que me dejarán ir para darme un paseo y volver, pues mi cabeza se colapsó. Miraba a Arantxa a los ojos pero estaba agobiandome por momentos, quería salir de allí como fuera.
Además había una frase maldita que no me salía y el director me dio permiso para modificarla, cosa que hicimos entre todos.
Qué vergüenza pasé, menos mal que CHL y Arantxa sin unos encantos, que si no, estaba en un modo Marilyn Monroe insoportable. Eso me pasa el primer día y una de dos o no vuelvo más o me echan a patadas.
“Habeis empezado de tal manera que no sabía qué hacer hoy con vosotros, pero habéis acabado muy bien”. Esas fueron las palabras con las que concluyó CHL el ensayo.
Ensayo en el que por cierto, pudimos montar lo nuevo que se quería montar, pero fuimos tan lentos por nuestro texto cogido con alfileres y nuestras excesivas repeticiones que no pudimos llegar hasta donde queríamos.
Y era cierto, íbamos muy lento, pero tras el bache del texto, comencemos a llenar de movimientos esas 34 frases y la cosa remontó. Fue un montaje muy físico, muy marcado, muy detallado, muy puntilloso, donde repetimos muchas veces y donde tuvimos que parar para buscar por Internet, información e inspiración.
Al final lo pasé muy bien, todo se pudo montar y repasar, salió todo adelante pero mi inseguridad en el texto, se notaba, era patente y la mayoría de las veces no nos llevaba al nivel exigido por CHL o nos hacía repetir y siempre o casi siempre por mi culpa.
Pero antes de hablar de lo que pasó quiero poneros en antedecentes, por si sirve para aclarar algo. El martes 5 de noviembre del 2019, a parte de estudiarme mil y una vez las 34 frases cortas y repasarlas otras tantas hasta dejarlas perfectas, pasé una noche relajada viendo en televisión la película El pico, después me fui a la cama y dormí como un lirón.
Me desperté directamente al sonar el despertador y por ello me tuve que levantar rápido y no me dio tiempo a esos minutillos para reposar en la cama, ha sido directamente de la cama, a vestirme y a la calle a ensayar el de Proyecto Victoria, donde he llegado súper puntual, pero eso sí, debo admitir que iba como un zombie por la calle y que entré al lugar de ensayo aún con el chip de estar en la cama y ha sido duro volver al mundo real.
Una vez que hemos llegado lo primero ha sido repasar de forma rapida y antes de montar movimientos, las 34 frases que me estudié a la perfección.
Esas frases como bien nos dijo CHL, hay que decirlas literal, tal cual vienen en el texto, para mí eso no era ningún problema pues así me las había estudiado.
Nos pusimos Arantxa y yo frente a frente y empezamos. Dije solo mi primera frase y ya estaba mal, CHL me la corrigió, lo hice, dije la segunda e igual y así en casi todas.
Empecé a liarme y a complicarse todo en mi cabeza, no daba pie con bolo en ningún momento, cada vez que empezábamos era una tensión enorme, pues, sabía que no me las sabía, me las había estudiado pero no estaban a bien y claro ya a última hora no podía aprenderlas.
Parábamos cada dos por tres por mi culpa, se perdía el ritmo, CHL, no podía seguir porque yo no le daba nada. Llegó un momento que me pudo la presión y hasta pensé en parar, suspender el ensayo o pedir que me dejarán ir para darme un paseo y volver, pues mi cabeza se colapsó. Miraba a Arantxa a los ojos pero estaba agobiandome por momentos, quería salir de allí como fuera.
Además había una frase maldita que no me salía y el director me dio permiso para modificarla, cosa que hicimos entre todos.
Qué vergüenza pasé, menos mal que CHL y Arantxa sin unos encantos, que si no, estaba en un modo Marilyn Monroe insoportable. Eso me pasa el primer día y una de dos o no vuelvo más o me echan a patadas.
“Habeis empezado de tal manera que no sabía qué hacer hoy con vosotros, pero habéis acabado muy bien”. Esas fueron las palabras con las que concluyó CHL el ensayo.
Ensayo en el que por cierto, pudimos montar lo nuevo que se quería montar, pero fuimos tan lentos por nuestro texto cogido con alfileres y nuestras excesivas repeticiones que no pudimos llegar hasta donde queríamos.
Y era cierto, íbamos muy lento, pero tras el bache del texto, comencemos a llenar de movimientos esas 34 frases y la cosa remontó. Fue un montaje muy físico, muy marcado, muy detallado, muy puntilloso, donde repetimos muchas veces y donde tuvimos que parar para buscar por Internet, información e inspiración.
Al final lo pasé muy bien, todo se pudo montar y repasar, salió todo adelante pero mi inseguridad en el texto, se notaba, era patente y la mayoría de las veces no nos llevaba al nivel exigido por CHL o nos hacía repetir y siempre o casi siempre por mi culpa.
Paparruchas.
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