domingo, 23 de abril de 2023

DEL VICTORCILLO AL GRAN VICTOR.


Acabo de entrar en el comedor del Hotel Urban Dreams de Granada, es sábado 22 abril del 2023. Todos mis compañeros están en sus tareas y los comensales, o preparados para empezar o en pleno acting, en cambio yo, tengo unos minutos de descanso.

Ha terminado la introducción de la cena, he cogido mis gafas de la mesa de sonido, he ido tras una barra y me he puesto el vestuario más cómodo para la actuación. Como estoy libre y no quiero olvidar nada, he decidido sacar el móvil y dictar esta crónica.

La introducción de la pieza ha durado 42 minutos y creo que ha ido de lujo. 

¡¡¡ 42 minutos improvisando y actuando de tú a tú con el público, sin tener nada preparado, sino observando todo lo que pasa a mi alrededor y reaccionando a ello, eso sí, con humor, descaro, poca vergüenza y lo más dificil, sin molestar. Es muy fuerte ehm!!!.

Bueno sinceramente, esta vez  Víctor empezó un poco frío y el público fue quien lo calentó.

A ver no fue que estuviera frío, todo lo contrario, el público me recibió impresionantemente bien, entregados, de lujo. Tenía muchas ganas, además, utilicé la innovación que dije en la entrada anterior, y la onomatopeya erótica provocó las primeras risas. Al acercarme al público me sorprendió verlos con cara de ilusión.

La interactuación con Lila ha sido más real y natural que nunca. Estrené un falso final, sin saberlo ella, que esta siguió sin problemas y hasta cuando se le cayó el boli, lo integramos de maravilla. ¡¡¡ Equipazo!!.

Se fue, y me quedé solo, empezaba lo gordo, lo bueno. Ellos y yo. Esta es una tarea repetitiva y monótona que para que no resulte así yo debo animar, improvisando. Es mi parte favorita de la noche, pero fue ahí donde Víctor se aflojó.

No sé el por qué, pero me sentía que estaba forzando el buen rollo, la risa y la broma. Que no me estaban pillando el punto, que no fluía bien la energía entre los comenzales y yo. Entonces vino el miedo a caer en el "graciosillo forzado" o debido a la naturaleza borde del personaje, pasarme y enfardar a alguien. 

Decidí pasar más inadvertido. Incluso pensé no hacer el juego de los aplausos, pero surgió solo y lo hice.

Poco a poco el público me fue dando y me dejé llevar. 

Recuerdo las que venían, entre otras cosas, a la cena, para comprobar como se sentía un familiar invidente que tienen, o a la que llevé corriendo desde la puerta del comedor, ya a punto de entrar, al hall para que le cantaran Cumpleaños feliz pues su pareja me informó de dicha efeméride.

Creo que hasta 6 o 7  veces más, corté el orden lógico de mi actividad para hacer el gamberro.

Por ejemplo; para pedir aplausos especiales, para sentarme a hablar con 3 personas, 2 chicas que llevaban mal el aplauso y después  otra que se iba a a casar, me fui al restaurante del hotel, a por una comensal que salió del hall para saludar a unas amigas. Esta no paraba de moverse, así que la acribillé a bromas, parecía que no me iba a seguir, pero lo hizo y antes de entrar se despidió de mí con un fuerte abrazo o con Abel, al que puse de animador, a hacer mi trabajo y a jugar un montón. ¡¡¡ Un tío genial!!!.

Así que por lo que se ve al final me dejé llevar, pues desfacé lo más grande, como nunca.

Además segundos antes de entrar en el comedor muchos comensales se despidieron de mí con frases como: "No sé como serás como chef, pero como showman eres genial", "Gracias de verdad por lo que has hecho", " Hasta ahora todo esta estupendo, el trato esta siendo fenomenal". Vamos que tuve buena retroalimentación.

Me ha tocado un grupo muy juguetón. Han sabido seguir el rollo, la broma y se ha creado al final una unión absoluta. Es que ha sido genial.

Nunca se puede ir sobreseguro, pero creo que se presenta una cena de 10, pues los comensales lo son. Me voy a preparar.





1 comentario:

  1. Magnificas criticas y encima del publico, lo que aun le da mas valor a las mismas. Ole tu!!!

    ResponderEliminar