miércoles, 27 de septiembre de 2023

DUODECIMO DÍA: DOÑA FRANCISQUITA SOLA SOLITA.


Para qué mentiros, de este día no hice crónica. Por eso ahora más o menos recuerdo cosas, pero poquitas, poquitas la verdad. 

Eso sí a los que os gustan las entradas cortas disfrutaréis porque vais a leer poco. 

Era el ensayo pre general, o sea, hacerlo todo seguido sin parar como si fuera con público pero sin ellos. El último como tal, y ya sabéis que a mí cuando algo es lo último ya pierde la emoción, así que muy emocionado no iba. 

Todo fue como siempre, salir de casa, paseo, dulcecito, llegada al teatro, entrar a la planta baja, saludar, hablar con los compis, cambiarnos de ropa, subir al teatro, esperar indicaciones, oír el aviso de entrar, tomar posiciones, oír la música, subir el telón, dentro y a dentro. 

Iba transcurriendo todo como debía ir, sin nervios, ni problemas. Al salir de escena vi que Javi, ayudante de dirección, cruzaba el escenario. ¿ Me pareció raro que lo hiciera en mitad de la pieza? Sí. Pero pensé que tendría algo que arreglar y no le di importancia. 

Al rato entró David y me informó que se quedó cortado al ver que en vez del protagonista el que se dirigía a él, para hacer una escena, era Javi.

Me pareció raro, pero tampoco le di más importancia, hasta que mis compañeras me informaron que hoy no estaba el prota y que Javi lo estaba sustituyendo. 

¿ Qué habrá pasado?!!¡¡ De pronto se puso en marcha mi radar cotilla y empecé a buscar información, las chicas se partían de risa. 

Tras levantar la liebre con un hombre del coro que tenía un papel de reparto. Este lo comunicó a una de las solitas y vi como ella se encogia de hombros, gesto de no saber lo que ocurría. 

Al poco este señor me confirmó lo que yo ya sabia, que el prota no había venido, pero que no se conocía el por qué. Me decía que a ciertos niveles de proyectos grandes con estrellas, la información no fluye. No me sorprendió, la verdad. 

A ver, a parte del cotilleo inicial, lo que quería saber era si este señor tenía el virus o algo, y nos estaban haciendo ensayar sin control. Me cagué ( lo digo como lo siento).

Suena muy mal que lo diga, pero las fotos que acompañan esta entrada son el mejor reflejo de mi implicación ese día. Relajado. Sentado, esperando pero como si el tema no fuera conmigo. 

Hoy la energía en general era de 5 o menos. Si aquí todo el mundo estaba a medio gas, no iba a ser yo el que sudara la camisa al 100%. 

Por ejemplo, el temido Canto del ruiseñor fue una especie de escena de la película El chico de Chaplin, porque la solista no cantó, protegiendo su voz como hace siempre, es que sencillamente hizo playback de sí misma. Movía la boca pero no hablaba. Así que era difícil reaccionar si no oíamos nada.

Por tanto, lo hice todo pero sin estridencias, tranquilito, relajado, pero eso sí controlando.

Los tiempos que no salíamos, esta vez no me quedé en el patio de butacas o en un palco observando, sino que me salí fuera como el resto de compis.

Nos encanta ver a los monstruos actuar pero sí era marcado y no interpretado, para qué.

Seguimos, todo fue bien, recuerdo que hasta en el interludio, regañaron al chico que hace el solo porque no se le oía y este dijo que también se estaba reservando. 

Todo el mundo se reservaba así que yo como si fuera un vino de 20 años me reservé también. Me reservé porque ya lo controlaba todo, sino me hubiera esforzado al máximo.

Después del descanso, seguimos con la segunda parte, que creo que fue a un ritmo más alto de lo habitual y a casa. 


Martes 26 de septiembre del 2023.




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