
Era un día importante para todos y la cosa no salió nada mal, las condiciones no fueron las más idóneas pero nosotros dimos la talla.
Actuamos en la Plaza de la Constitución de Alameda,si para todos era importante este día, para Juanma lo era mucho más, cumplía su sueño de realizar una obra de Comedia del Arte con su propia compañía.
Nos vendieron muy bien la moto, que si actuaríamos en la plaza del pueblo, que si el aforo, casi asegurado, era de cuatrocientas personas, que si cuando había teatro iba todo el pueblo, que si haríamos un pasacalles para animar a la gente a venir a vernos...

Las condiciones no fueron las propicias, pero supimos hacer frente a la situación y realizamos la obra con todo nuestro ahínco e ilusión con buenos resultados.
Fue de nuevo un día muy normal, no sentí en ningún momento el estrés de una actuación, partimos para Alameda a las 18:30, pues de nuevo a un compañero se le hizo tarde.
El viaje entre María, Antonio, Juanma y yo, fue de lo más divertido.
Al llegar a Alameda nos fuimos directamente a la plaza a ver el escenario y probamos algunas cosas, el concejal de cultura, se portó muy bien con nosotros y nos dio todo lo que le pedimos.

Llegamos de nuevo al lugar de la actuación y a las 21: 25 horas comenzamos nuestra representación.
En un principio me desmoralicé, porque una vez más, por falta total de ensayo, la canción del principio quedó pésima, el aforo muy poco y la mayoría niños que no estaban atento y solo querían armar bulla.
Decidí que aquello me serviría como experiencia y salí a darlo todo y disfrutar yo. Como Juanma me dijo que los personajes tenían que acabar siendo queridos por el publico, le di mucha más cercanía al publico, de hecho bajé tres veces.
Y conseguí lo que quería divertirme y divertir a los demás y pasarlo bien, esa noche me di cuenta de la capacidad que tengo para adaptarme al publico que tengo delante.
Mis bajadas al publico fueron geniales, Pantalone acabó conquistando a los presentes, todos querían hablar con él y estar con él, Arlequino encandiló a los niños y en una bajada al publico me fui a pasearme a unos columpios y los niños se vinieron detrás de mi.
La verdad que lo disfruté y acabé muy satisfecho.
Debo de comentar una cosa que me gustó mucho y fue el hecho de que tras el escenario nos pusieron unas telas cogidas entre dos arboles y nos crearon en medio de la plaza nuestro "camerino" nuestro propio espacio y me recordaba a los antiguos "cómicos" que iban por los pueblos y me sentí orgulloso de ser como ellos.
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