martes, 4 de enero de 2022

Y LLEGUÉ AL HOTEL EN OTOÑO.

  

Como dije en la entrada anterior,  a las 17:05h del martes 4 de enero del 2022, entré en el interior del Palacio Solecio y  Edu detrás de mí.

Me acompañó a la sala que estaba destinada para cambiarnos, la misma donde lo hicimos cuando representamos Jarabe de pico. Eso me trasladó al principio de la Navidad y  me llenó de recuerdos y ternura.

En dicha sala había 4 sillas y como ya se encontraban allí,  María José, Juanjo y Luismi, estaban ocupadas y no había sitio para mí. 

Está claro que había una libre, pero tenía útiles de fotografiar de Edu. 

Faltarían sillas, pero no grados, la calefacción del interior de esa sala era la idónea para una casa en Siberia.

Después de desprenderme urgentemente del abrigo  para evitar morir de calor y como no había mucho que hacer, me dispuse a ordenar mis cosas.

La capa que era lo principal, la colgué en un burro, no se podía arrugar que para eso mi madre se esforzó en plancharla

Después sutilmente, fui ocupando la silla de Edu, que por cierto estaba pegada a la ventana y era mi lugar favorito, pues era el más ventilado.

Mientras hacía todo esto repetía una y otra vez, que parecía Semana Santa y que tenía muchooo calorrrr. 

Fue en ese momento cuando Edu, de un plumazo, deshizo mi reto y porqué no decirlo mi ego. Cosa que algunas veces, como en esta ocasión, viene muy bien. En la función íbamos a usar micros.  Mi "yo quiero demostrar", "yo puedo", "yo tengo" etc, había desaparecido y como digo me vino bien.

Ahora había miedo, ya que el micro es el mejor amigo para las cuerdas vocales de un actor, porque te evita forzarlas pero también el peor  para la paciencia de un actor porque siempre fallan mil veces. 

Por eso, aunque Edu quería hacer un ensayo a la italiana, yo propuse usarlo también como prueba de micros y no solo para evitar posibles fallos,  sino para no confiarnos y hablar muy bajo.

Cuando llegaron Melissa y Enrique. Edu con bastante prisa nos dijo de salir a hacer dicho pase a la italiana, pedí que nos entregara los micros y lo hizo. 

El mío daba algo de error y me lo cambiaron por el de Enrique que hablaba menos. 

Enrique que fue el último en llegar,  no es muy bromista, pero al entrar nos dijo que estaba lloviendo.

Nadie le hizo mucho caso. Lo volvió a repetir, yo por educación  sonreí. La tercera vez que lo repitió, pensé:" Vale como broma esta bien pero tampoco el chiste es tan bueno como para repetirlo 3 veces". 

Salimos al ensayo y el cielo estaba totalmente negro, la calle chorreando, hacía bastante frío y estaba chispeando. Lo de Enrique no era broma, era verdad, pero ¡¡¡ ¿ Cómo había cambiado el tiempo tanto en solo 10 minutos?!!!.

Escampó, salimos, hicimos repaso sin texto  controlando movimientos, posiciones, entradas y salidas. Unos 3 minutos. 

Creo que fui el único pero probé mi micro.  Gracias Melissa por ser mi oyente. De nuevo comenzó a llover y rápidamente nos fuimos para dentro. 

Eran las 17:24, o sea, teníamos 36 minutos para preparar todo. 

Entramos a la sala y comenzamos a vestirnos. 

Como hacía más de 15 días que no nos veíamos y había pasado una Nochevieja por medio, pedí hacer un repaso completo del texto mientras nos cambiábamos. 

Melissa, pese a estar muy atareada, aceptó por nosotros y creo que hicimos 2. 

A las 17:34 ya estaba prácticamente vestido y maquillado, fui al baño para retoques y las 17:44 ya estaba listo y me hacía fotos mientras esperaba a los compis. 

El momento de actuar se acercaba, salimos a recepción, nos asomamos por un gran ventanal y llovía. En la calle no había nadie.

En  los 4 o 5 minutos previos a salir decidí recuperar, aunque a penas lo ensayé, mi emperador pijo y casi me quedo sin trono por culpa de la lluvia. 

Las campanas de la iglesia daban las 18:00 empezamos.





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