martes, 26 de agosto de 2014

TERCER DIA EN CASARICHE Y CLAUSURA.


Perdonar la tardanza,  me quedaba por contar, el tercer  día, del Romanorum festum Ventippo.
Pero es que he estado un poco liado. 
Además no tenía muy claro que contar, porque fueron sensaciones muy extrañas, las que sentí el domingo 24 de agosto de 2014, durante la última actuación en Casariche.
Salí de Málaga con muy malas ganas, puesto que  el organizar para marcharnos, había sido un poco caótico y pesado, además el día de la clausura, se planteaba igual que el año pasado, pasacalles, actuación, sin hora definida  y después quedarnos a la entrega de premios  y salir del Cerro del Bellido, a las tantas.
Pero al final fue todo distinto, fue muy agradable, la organización fue perfecta, y empezamos a actuar minutos después de las 22:30, hora prevista.
No hicimos pasacalles, ni nos quedamos para la clausura, solo hicimos la actuación.
Me encantó el ambiente que reinó entre nosotros, estuvimos paseando por Ventippo, visitamos una recreación de una casa romana, donde nos reímos mucho y luego nos vestimos en poco tiempo y directos al escenario para actuar.
Representamos la obra El perfume de Venus, un Canovaccio, creado por Juanma.
La improvisación es la base de la Comedia del Arte, pero lo del otro día, fue un poco exagerado, hubo muchos compañeros que saltaron escenas o salieron antes de tiempo, pero bueno... se supone que no se notó mucho, la verdad es que no se notó.
Hacia un viento horrible, durante toda la función, mi toga, se volaba constantemente, pero debo decir que estar allí, en pleno campo, actuando al aire libre, al mucho aire, con el publico animado y puesto que  salia poco disfrutando de la pieza, fue una experiencia muy bonita.
El camino de vuelta, cargado de emoción porque en medio del recorrido, nos quedabamos sin gasolina para seguir, o el momento de ayudar a maquillar a Coki, fueron momentos muy divertido donde lo pase muy bien.
Lo que si me sorprendió fue el hecho de estaba muy tranquilo, mi papel era corto y lo tenía muy claro, pero me sorprendió que por primera vez, en nueve años, estaba realmente tranquilo, lo veía como desde fuera, sin sufrir nervios, sino disfrutando lo que hacia y lo que ocurría a mi alrededor.
Por eso mi sentimientos fueron enfrentados, por un lado hice un papel mínimo nada destacable, con lo que me volví a sentir transparente, pero por oto lado lo disfruté mucho, como algo habitual, como un trabajo, destacando el buen rollo entre el equipo y que estaba en Ventippo como en casa.


 

 



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