viernes, 19 de mayo de 2017

CAMINO AL JARDÍN CON MIS REFLEXIONES VERANIEGAS.



Aquí estoy en la parada de la línea 2, esperando el bus para que me lleve al Jardín Botánico.

Hoy, jueves 18 de mayo del 2017, empezamos una nueva etapa. Mi segundo verano en el Jardín Botánico. Hoy no es el inicio oficial, es solo un ensayo general, pero mañana sí es el estreno de La historia jamás contada.

Sé que mi compañera Rebeca está nerviosa lo ha dicho muchas veces, pero yo, estoy relajado. Creo que excesivamente relajado y eso no es bueno.

Pese a que en las condiciones en que estoy no son las más idóneas para meditar y ponerse romántico, puesto que pega un sol de justicia, voy todo de negro y cargado como un borrico. Pues pese a eso pienso.
 
Pienso en ese verano de 2016, concretamente en junio, llegué al Botánico, GRACIAS A REBECA, de puntillas, para hacer un trabajo más, pero todo cambió cuando conocí la magia del jardín que hizo que  allí pasara unas noches inolvidables, lo pasé genial jugando con mi Rafael Echevarría y viví unas de las experiencias teatrales más chula de mi vida y cuando llegó septiembre y me fui, no sabía que iba a pasar, si al verano siguiente se haría el espectáculo o no, si contarían conmigo, etc. Pues ahora un año después aquí estoy, repitiendo otro verano más en el Botánico, mi segundo verano. ¡Qué ganas!

Este año por partida doble y si lo  pienso fríamente, por un asunto u otro desde septiembre del 2016, no ha habido un mes donde no haya visitado el jardín,  bien para Halloween, cumpleaños, San Valentín, pero lo bueno de verdad son las visitas de verano que empiezan mañana.

Pues allá vamos. Ya estoy en el bus y aquí se respira a gloria, porque ya han puesto el aire acondicionado. ¡Qué alegría!

Hace calor, pero yo contento, porque este calor me recuerda aún más a mi verano del 2016 entre las  plantas y el verde del jardín.

No es el calor lo que me preocupa, sino, que esta noche muere en Cuéntame, Miquelón y no voy a verlo en directo y que pese a la "dieta" y el deporte, el pantalón está más estrecho que nunca. Los 4 kilos continúan ahí. Malditos.

Bueno continúo mi viaje, en bus, reflexionando, ahora un poquito de música, para espabilar, porque llevo toda la tarde en casa de vagueo y lo que es mejor de famileo.

Ya os contaré, porque hoy voy sin prisas por salir del jardín. Voy a trabajar además no lo llevo todo cuadrado, ni controlado, pero voy muy tranquilo.

Espero que se baje el señor que va delante mía, porque esta acostado literalmente en mi asiento y está hablando a voces por teléfono.

Llegué al jardín muy puntual, a las 20:29, después de un camino veraniego, oyendo a Fangoria.

Comienza el previo...

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