domingo, 21 de enero de 2018

"EL PREVIO DEL OLVIDO".


A ver vayamos por parte, esto no quiere decir que se me haya olvidado lo que pasó en el previo, ni que el previo fue tan horrible como para olvidarlo, ni que se nos olvidó algo esencial durante ese previo.  Que no cunda el pánico no ocurrió nada de eso. Simplemente he hecho una especie de "juego/broma" con el título de la pieza. ¡Guau que original soy!

El previo empezó cuando llegué y digo bien, llegué, puesto que llegué yo solo a la biblioteca de Churriana este pasado viernes 19 de enero del 2018. Eran las 11:45 y yo ya estaba allí. Después de que me equivocara de parada y obligara  al pobre chofer detener el bus, para nada. Es que yo no pensaba que en una calle tan corta podría haber dos paradas.
  
Llegué a la biblioteca, me hice una foto en la puerta y entré, esta vez el personal de la biblioteca estaba hablando, entonces me vi en la obligación de decir: " Hola" lo dije, pero nadie me contestó. He de decir que a lo largo de la tarde los desencuentros entre un servidor y la chica de la biblioteca desaparecieron y cada vez que me acercaba a ella, me recibía con una enorme sonrisa. Al acabar fui a despedirme de ella personalmente, solo por ver su sonrisa. Debo reconocer que me encantaban las dos: ella y la sonrisa.
  
Pues entré en la sala de actuación, deshice los mil bártulos que llevaba, organicé o medio organicé mi vestuario, me cambié de ropa, me puse más Lolo y poco menos personaje y empecé a montar.
Siempre me gusta hacer eso. Si mis compis no están, me gusta ponerme a montar cosas y dejarlo todo medio planteado para cuando lleguen, eso hacíamos Garnú y yo en Los Timadores y yo solo en A saco.
  
Estando en mi momento de montaje solitario y oyendo copla en el mp3. Llegó la Abeja Maya, lo siento pero no recuerdo el nombre de la chica, era una amiga de Salva que le traía miel y me puse a hablar con ella. Cuando aparecieron, Anai y Salva eran las 12:04. ¡PEDAZO DE PUNTUALIDAD!. Vamos si algo se olvidó en este previo fue la típica impuntualidad.
  
Anai y yo seguimos con el montaje y cuando Maya se fue, Salva se unió a nosotros y en un plis-plas estaba todo listo. Este empezó a decorar cosas, colocar telas, sacar cajas, libros etc. Y aunque el espacio era un poco feo, no quedó tan agobiante y Salva le dio un toque coqueto que me encantó.
  
Todo montado decidimos hacer un pase. Salva nos obligó a cambiarnos entero de ropa y hacer el pase como si fuera un ensayo general. Hasta me regañó porque no quise recoger, mi ropa de los asientos del público.
  
Pues nada el pase empezó, el pase siguió y el pase acabó. Yo no me sentí mal al contrario, los cambios de ropa fueron fluidos y el texto también.

Al acabar yo le pedí a Salva que nos diera indicaciones, Anai dijo que antes de una actuación eso no se podía hacer y que no las quería. Salva concluyó diciendo que no tenía nada que comentar, solo dos apuntes más bien escenográficos que actorales. No sé si era cierto o lo hizo por seguir el consejo de Anai.
  
Recogimos, nos vestimos, volvimos a montar todo para el pase y nos fuimos.
  
Por cierto, íbamos cargados todos como burros, pero a la hora de ensayar, faltaba un teléfono que es esencial en la pieza y que debía traer Anai. Ni Salva ni yo dijimos nada, solo nos miramos con cara de pavor. Habíamos planeado donde ir a almorzar, pero si no había teléfono tendríamos que volar a casa de Anai a por él.
  
Al final era una falsa alarma y el teléfono había venido con ella, pero se había quedado en su coche descansando.
  
Y tras eso viví una de las sensaciones más bonitas del día y de esta profesión.Y es cuando estas en un sitio desconocido, has dejado todo listo para la actuación, con todo el mimo del mundo has colocado hasta la última cosa y ahora sales a la calle a comer. Vas a la aventura de buscar un sitio donde se coma bien, eso me encanta. Hay gente que te escribe esperando para ir a verte, pero tus sales a comer porque hay que comer también. No sé si me explico bien, creo que no, pero esa sensación me encanta. Es un momento de actor/humano/trabajador/nómada. No sé pero me gusta y fui muy feliz en ese momento.

Salva, nos llevó hasta la Venta Vazquez y nos pusimos hasta arriba de comer. ¡Pedazo menú por siete euros! Tras comer y una larga sobremesa, donde hablamos de todo, como siempre, nos fuimos a la biblioteca.
  
Ahí me estresé un poquito. La pieza empezaba a las 17:15 y a la biblioteca no podíamos entrar hasta las 17:00, con lo cual, no nos daría tiempo ir al baño a maquillarnos y el público nos vería. Yo odio eso.

Pero nos dejaron entrar antes de tiempo en la biblioteca y pudimos maquillarnos tranquilos, vestirnos tranquilos, retocar todo tranquilo y esperar.

Bueno eso de maquillarnos tranquilos es un decir, porque se me pasó coger esponjitas nuevas y cogí una de la función infantil de Navidad, que estaba un poco manchada de verde y no sé cómo la usé que de pronto vi mi nariz verde, mi frente verde. Iba poniéndome verde por momentos. Eso hizo que me echara mil capas de maquillaje, que quedara muy blanco y que me tuviera que echar, luego, muchos coloretes y quedara muy rojo. Eso me puso inseguro.
   

Igual que me puse un poco nervioso, mientras esperábamos para salir, porque Salva hizo una pequeña introducción que se alargó, un poco, un poco más y un poco más y llegó un momento que la introducción iba a ser casi más larga que la función.

Pero tras la intro, empezamos. Todo esto que os cuento pasó en casi, cinco horas, pero como siempre, con estos dos locos, a mi se me pasó en nada.


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