martes, 31 de diciembre de 2019

SOLOS CON LOS AUTOBUSES.


El lunes 25 de noviembre de 2019, me llegaba un WhatsApp de Antonio, propietario de los autobuses que en Málaga lleva la marca de Teatro Bus diciéndome  lo siguiente : “El sábado día 30  en Alhaurín de la Torre se inaugura el Museo Andaluz de la Educación. Me pregunta el concejal si podríamos estar por allí animando (con temática del Quijote) “. A continuación me mandaba los horarios a cubrir: De 11:45 a 13:45 con 20 minutos de descanso mientras se hacia el discurso de presentación.

En cinco días lo organicé todo, hablé con Ana para que hiciera de Sanchica, esta aceptó, hablé con Teatro Bus Madrid para organizar temas de presupuestos, volví a hablar con Ana para hablar de dicho presupuesto, aceptó, como era solamente  una animación, mientras se hacía la presentación, no fueron necesarios ensayos pero sí organicé un poco lo que íbamos a hacer, qué diríamos, etc., como el acto se celebraba en sábado, no pude ensayar Laberinto, entre todos intentamos ajustar agendas y cambiar el día, pero fue imposible, así que yo el sábado falté. El miércoles 27 de noviembre del 2019, me confirmaron la actuación y además me mandaron un programa de lo que se iba a hacer y era el siguiente : A las 11: 30 debíamos  estar allí, a las 11:45 hacer nuestra aparición, solo 15 minutos,  pues a las 12:00 empezaban los discursos, estos duraban 20 minutos así que a las 12:20 volvíamos al lugar de actuación y ya a animar hasta las 13:45 que nos iríamos a casa.

Esta vez nuestro gran conductor y hado madrino, Diego, no nos acompañaba, una gran pena, por tanto no pudo recogernos y nos tuvimos que arreglar por nuestra cuenta, pero que él no nos llevara o trajera no quería decir que nos dejara de la mano de Dios, pues me indicó que bus coger, a qué hora y que su compañero estaría avisado para que no nos cobrara el pasaje. 

Todo marchaba muy bien, pero claro para estar vestidos, maquillados y listos para actuar a las 11:30 debíamos coger el bus que salía de la estación de autobuses de Málaga a las 10:00, íbamos a tener mucho tiempo de espera, pero el bus siguiente nos dejaba muy justo. Por tanto, otro sábado más a madrugar, mejor dicho, otro día más a madrugar, mis semanas duraban de domingo a domingo ufff…


Para llegar con tiempo de sobra a la estación de bus, Ana y yo nos citamos en mi casa a las 9:20, para ello me pegué otro madrugón, pero la pobre Ana cerca de la hora de la cita me dijo que llevaba un rato dando vueltas por el barrio y no podía aparcar, así que iría a un parking que posee y nos veríamos a 9:30 en Zamarrilla y eso hicimos, pillé mis bártulos y caminé hasta dicha iglesia y allí nos vimos sobre las 9:35, tras hacernos una foto y saludarnos, nos fuimos para la estación, lugar al que llegamos muy bien de tiempo, ya que fue llegar  y el conductor abrió el autobús y comenzó a subir a los viajeros, cuando llegó nuestro turno, le dijimos quienes éramos y nos dejó pasar sin ningún problema, ocupamos nuestros asientos y a viajar.

Bueno si a media hora de trayecto en bus se le puede llamar viajar. Charlando de teatro y amores nuestros temas más habituales, preferidos y socorridos llegamos a la parada. 

La siguiente etapa fue caminar unos metros por el arcén de la carretera. Siempre recordaba ese tramo como muy pequeño pero está vez se me hizo muy largo y por dos motivos. Primero porque cuando Ana se vio en esa tesitura vi que no estaba muy cómoda y yo deseaba llegar cuanto antes y segundo porque en vez de ir por el margen derecho, fuimos por el izquierdo y el espacio para caminar era justo el de los pies pues  a un lado estaba la carretera y al otro un precipicio, no muy alto pero… 

Eso sí esa pequeña distancia estuvo llena de locura, magia y fantasía, como todo al lado de Ana, pues esta se encontró una matricula de moto tirada en ese precipicio y allá que se fue ella a bajarlo y escalarlo para conseguirla. Ya digo era muy poco pero para mí era como escalar el Everest.

Y tras la “aventura” llegaron los dos dueños de la sede autobuses a la misma. No había nadie solo, Ana, un servidor y como 10 autobuses, todo en silencio, sin movimiento alguno, todo vacío, éramos los dueños del lugar. 

Nada más entrar vimos a nuestro autobús fuera, en la calle, yo pensé que estaba cerrado y nos andamos toda la nave varias veces buscando alguien que nos lo abriera, viendo que nada, Ana me insinuó que estaba abierto y así era. 

Así que directamente nos fuimos al bus y de pronto apareció como por arte de magia Antonio, el dueño de la empresa, ese día tendríamos el honor que nada más y nada menos que él sería nuestro chófer, ayudante, colaborador y coordinador.

Hablamos un rato con él, nos ayudó a sacar las maletas y nos dejó vestirnos tranquilos.
Algo que agradezco un montón pues fue consciente de que necesitábamos nuestro momento de intimidad.

Y en menos que canta un gallo, nos hicimos fotos chorras, charlamos, nos vestimos, recogimos todo y nos fuimos a vivir otra aventura, la de ir al baño. 

Esta vez no éramos Lolo y Ana los que investigaban aquella nave enorme y vacía, sino Don Quijote y Sanchica, vamos todo un espectáculo.

Como el baño que encontramos no nos convencía, nos fuimos a la zona de oficinas y allí aprovechamos Ana para el pipí, yo para maquillarme y ambos para ultimar el vestuario. 

Habíamos llegado muy pronto, no perdimos el tiempo ni un segundo, pero fue en ese momento cuando Ana me hizo percatar de la hora y no íbamos nada bien. Menos mal que el maquillaje me salió lúcido desde el principio y rápidamente del baño fuimos al despacho de Antonio, le dijimos que estaba todo ok, nos montamos en el bus, guardamos todo, este llegó y nos fuimos a nuestro destino. 

Estábamos a las afueras del pueblo y debíamos llegar al centro, una distancia era bastante corta, pero que no sé por qué se me hizo muy larga. 

Llegamos al destino, aparcamos, bromeamos con los policías que había allí, organizamos entre Antonio, Ana y yo lo que íbamos a hacer y cómo íbamos a aparecer. Antonio se fue, esperamos, Ana se fue y en ese momento comenzaba una animación  con 20 minutos de descanso y 100 de actuación. 








No hay comentarios:

Publicar un comentario