jueves, 26 de diciembre de 2019

UN "LABERINTO" DE COSAS.


Como llevamos haciendo desde primeros de octubre, una semana más, Paco, Javi y un servidor nos metimos en nuestro Laberinto, pero esta vez fue especial por muchos motivos, el primero de ellos fue que no quedamos un   sábado sino un viernes. Concretamente el viernes 22 de noviembre del 2019. 

Al día siguiente, Javi iba a Madrid a un trabajo y yo a Granada a  actuar en Las cenas de las emociones, así que, coordinamos nuestras agendas y esa semana se decidió ensayar en viernes.
Javi tenía clase durante todo el día, así que se fue directamente en su coche desde la escuela a Torremolinos y yo como venía de casa, me fui, solo, en tren, aproveché el camino para hacer unas fotos para esta entrada que no me salieron ni a la de 3 y sobre todo para repasar el nuevo texto, porque para ese día teníamos previsto investigar nuevos rincones de la sala dos de nuestro Laberinto.

Dentro de la especialidad del ensayo de ese día estaba también el lugar, nuestro teatro estaba ocupado así que ensayamos en la sala  del grupo teatral Madame Bovary.

Quedamos a las 16:30 pero cuando iba de camino, ya en el tren, Javi nos escribió que iba bastante tarde, eran las 16:08, así que cuando llegué a Torremolinos me dediqué a pasear, visitar iglesias, tiendas navideñas y llegué al ensayo un poco retrasado y Javi, ¡¡sorpresa!! ya estaba allí. El pobre pensó que el ensayo estaba programado para  las 16:00 y de ahí lo de la tardanza, pero al final él llegó bien de tiempo y el tardón fui yo. Nos reunimos y desde la casa de la cultura nos fuimos caminando a Madame Bovary. 

Os describiré un poco el lugar: Una especie de piso, con una cocina, un salón, un dormitorio y un cuarto de baño. Allí  toda clase de cosas, dos o tres sofás, dos armarios, interesantísimos, repletos de vestuarios,  mucho atrezo,  cuatro o cinco mesas, muebles, y sobre todo, las paredes repletas de artículos, recuerdos, diplomas, y carteles. Con todo esto delante de mis ojos y yo que soy muy curioso, o como dice mi sobrina, muy cotilla, ensayar allí fue todo un reto y un gran trabajo de concentración, ya que el ensayo, fue como si colocas a un chaval de 8 años, en medio de una calle de Disneyland, lo sientas en una silla y le dices concéntrate y ponte a estudiar matemáticas para el examen de mañana. 

A mí se me iban los ojos, y a veces el reto de mantener la concentración no lo superé y se me iba la olla.

Es cierto que ahora anochece antes pero entramos a ensayar sobre las 16:30 y salimos bien entrada la noche, pero bastante bien, o sea, creo que fueron casi tres horas de ensayo, cuando normalmente suelen ser dos.

Pese a la falta de concentración, a la adaptación al nuevo espacio y al nuevo mobiliario, puesto que había parte por donde no podíamos entrar por la estrechez del espacio o la imposibilidad de apoyarnos en la mesa pues el tablero se movía o mi postura extraña al sentarme porque no cabía, por cierto que Paco me dijo que esa postura no la usara en escena y yo le comenté que era porque no tenía sitio para colocarme, pues pese a todo ello, la primera parte de nuestro Laberinto la repetimos varias veces y como era la que llevábamos más trabajada y Paco nos dio la gran noticia, nos dijo : “La primera tarde ya la tenemos lista, si mañana la quisiéramos estrenar podríamos hacerlo y quedaría de lujo”. 


Eso pasó en la primera parte, pero en las nuevas tanto Javi como yo tuvimos que coger el texto porque no lo sabíamos. Yo me lo había intentado estudiar pero, con tantos ensayos, jaleos, actuaciones y viajes no pude estudiar mucho, y lo poco que estudié cuando lo dije en voz alta aquello no cuadraba y decidí coger el texto. 

Ese ensayo lo dedicó Paco, a detallar y llenar de matices, gestos y forma los pequeños monólogos de Javi, es verdad que quedaron muy chulos, pero yo hice poco la verdad, además, conforme avanzaba la tarde pensaba en que mañana me iba para Granada y aún no sabía ni hora, ni cómo, ni nada, y yo que soy muy organizado el estar sin saber, me mata y claro mi cabeza ya estaba en eso. 

Ya casi al acabar hicimos la parte nueva, como no nos lo sabíamos no quedó nada lúcida pero nos sirvió para familiarizarnos al texto, a las entonaciones, a los movimientos y la próxima semana darlo todo. 

Pensé que Javi tampoco podría traerme de vuelta, pero lo entendí mal y antes de irnos me dijo que me llevaba, así que nada, tras una pequeña charla antes de irnos, nos fuimos a Málaga y yo me dediqué a comprar cosillas navideñas. 





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