De nuevo, acontecimientos posteriores, me han manchado el momento que viví tras la actuación.

La cosa ha sido tranquila. Debo decir que al llegar a casa sentía serenidad.
Porque ya digo, ha sido un ensayo general y tampoco voy a echar las campanas al vuelo.
Había poco público, prácticamente nadie, unos cuantos invitados, no sé, yo diría que unos siete y el resto, unos doce, eran familia de los Loring.
Si, fueron a vernos los mismos Loring que vinieron al jardín Botanico. Qué bien se lo pasan y que divertidos son. Es más en cuanto salí a escena oigo decir:" Anda si es Rafael Echevarría. Qué gracia."

ron de reír y comentar toda mi actuación, creo que eso, junto a que el pú-
blico, el resto, es-
taban muy pendientes, que esta-
ban todos muy animados, con ganas de participar y pasarlo bien. Además no había coche, que este siempre hace que lleguemos muy estrados y no con la serenidad y el peso de Alvin Karpis, me ayudó a crecerme y vi al personaje más vivo y más real que nunca.

Acabé muy satisfecho, pero como digo, no era una actuación, sino, simplemente un ensayo general, por eso no hablo de éxito ni nada, solo hablo de que salí sereno y contento.
Controlé mucho la postura corporal de Alvin, la cara, la voz y sobre todo los gestos, no abusando para nada de las manos, sino, ya digo, sereno, asentado, fuerte y seguro.
De hecho al acabar Gertru me dijo que era la primera vez que veía a Karpis, como este debería ser.
La primera vez que lo vio, le gustó, pero que esta vez le llenó más que nunca y debo reconocer que a mí también.
Además mis chicas estuvieron geniales, menos bullangueras, mucho más finas y elegantes. Y cuando las miraba de lejos estaban geniales.
La escena tuvo el ritmo justo, ni rápida, ni lenta. Sino el peso y la forma perfecta.

ses ante-
riores e iba todo el mundo sobre seguro y con ganas de pasarlo bien.
Como estábamos todo igual de tranquilos, hablé con mis compañeros, cosa que normalmente no me da tiempo.

Me encantó verlas con tantas ganas y el momento de abrirse la puerta y darle la luz en la cara y ver como se transformaban fue genial.
Reencontrarme con Esperanza Zumaquero fue un placer, como siempre. Ella tan sería, pero a la vez tan gamberra y juerguista. Cuanto me reí, fue la encargada de conseguir que su padre, el caballero José Luis, no llorara durante los pases.
A Santi hice un repaso rápido, después de vestirnos y lo vi más seguro y proyectando y vocalizando como nunca.

prano, me llevaron mis papas y nada más llegar me encontré con Gertru, juntos ha-
blamos con Edu de un proyecto futuro, que aún no quiero contar y casualidad ambos estábamos de acuerdo en todo.
Tengo ganas de empezar ese proyecto por lo que es y por trabajar con ella codo a codo.
Tanto fuimos imaginando Gertru y yo que se nos fue el santo al cielo. Yo llevaba desde las 20:30 en el cementerio y hasta las 21:19 no empecé a vestirme.

Estaba feliz y a eso se unió a la felicidad de mi Luisa. Pasé la hora de espera, antes de actuar, mejor de todo este proyecto.
Porque hubo
risas, pero también intimidades, confesiones y temas personales muy curiosos,
en esa espera estaba la loca de Ana que es genial, Laura que cada día me cae
mejor, Cunti con la que nos reímos mucho y nos hizo muchas fotos y su hija, una
chica muy educada y amable.
Ya digo buena espera comiendo empanada gallega y un pase aun mejor.
Después de una interesante charla con los biznietos de Jorge Loring me vine
a casa, ya digo, sereno.
Dentro de un rato vuelta al cementerio y a disfrutar de Karpis una noche
más, pero creo que no hay muchas entradas vendidas...
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