Yo, que soy tan tremendamente ritualista y que me gusta hacer y realizar siempre la misma rutina y todo en el mismo orden y forma...
Bueno esto es en temas de trabajo porque en mi vida personal soy un desorganizado.
Pues bien la semana pasada, me decía una y otra vez: " La próxima semana es la última y volveré a hacer todos estos rituales, pero por última vez" y me daba mucha pena.
Pues nada más lejos de la realidad. Porque no he hecho nada ni en el orden, ni de la forma que suelo hacerlo.
Hoy miércoles, 7 de septiembre del 2016, último día de mis noches en el Botanico, todo ha cambiado, todo ha sido nuevo o en otro orden, vaya como si en vez de la última fuera la primera vez
He llegado y todo se ha trastocado. Para empezar no he sido el primero, puesto que cuando he entrado ya estaba aquí Juampe. Este estaba reunido con los coor-
dinadores del lugar, hablando de la cita, anulada sin previo aviso, de esta mañana.
Al final sin comerlo, ni beberlo, o sea, sin mojarme, todo se ha solucionado, me han pedido perdón y hemos celebrado, casi de manera improvisada, dicha reunión. La verdad que ha ido bien, hemos quedado para la próxima semana. Pero nos han dejado claro a Juanpe y a mí que es lo que quieren y lo que buscan, con lo cual, creo, que ha ido bastante bien.
Después me han explicado que no puedo despedir al publico en el sitio habitual, puesto que la obra comenzada la semana pasada está aún peor. Con lo cual, hoy, tengo que improvisar un nuevo recorrido. Que hará que tenga que recortar el texto final y modificarlo. Lectores apuntar, otra novedad.
Siguiente novedad, Rebeca hoy llegará tarde y yo en el Paseo de las Palmeras la tengo que ayudar a vestir, con lo cual, mi recorrido ha sido totalmente distinto del que suelo hacer semanalmente, porque mi primera parada ha sido en el Paseo de las Palmeras para soltar la ropa de Rebeca y ya que estaba ahí y mi compañero Samuel me había dicho que no había encendido el altavoz del mirador y evitando que luego me faltara tiempo, he subido, de día y ya digo nada más llegar, algo que no he hecho nunca, y lo he encendido. Por cierto el mirador de día pierde mucho.
Además me he asomado, por primera vez, a la zona que nunca me quería asomar, debido a mi vértigo y la verdad que no era para tanto.
No era temprano, por tanto, he ido aligerando hacia el "baño camerino" pero mientras iba hacia él, pensaba que hoy era el último día así que me dije:" Aprovecha tu paseo por aquí, en otra tarde de verano" y me he puesto pasear
Fui al baño, preparé todo y junto a Juampe, nos maquillamos. Hablando y hablando de nuestras cosas.
Como me enteré, que al final Rebeca venía antes y se cambiaría en el "baño camerino" volví al Paseo de las Palmeras, voluntariamente, para coger su ropa y aproveché para dar, de nuevo, dos paseos relajantes, viendo las plantas, las luces y el encanto de la finca. Uno para ir y otro para volver.
Después me vestí en un plis-plas y como era tarde, nos vinimos, acompañados, Rebeca y yo a nuestros sitios de partida. Previamente salvamos a una ranita de morir pisoteada.
Ya digo no he podido saborear el drama del final, porque hoy nada ha sido como es habitualmente, todo ha sido nuevo.
El vertigo esta sobrevalorado.
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