¿Quién tiene la oportunidad de vivir la movida
madrileña, una película de Almovar o más concretamente una secuencia de
la película, Pepi Lucí Bom y otras chicas del montón, en vivo? Yo. Yo tuve
esa suerte o ese placer el pasado sábado, día 3 de septiembre del 2016,
concretamente en la azotea de calle Ollerías n.45, en la última etapa del
espectáculo La comunidad.
Desde aquí quiero hacer una felicitación pública a Pedro Okaña por su performance Moster party y decir que tengo el orgullo de haber sido uno de los pocos testigos que presenció el espectáculo. Allí había arte natural, arte de verdad surgiendo, sin ensayo y sin preparativos, simplemente improvisación. Y que después haya tanta gente que se considere actor y se atrevan incluso a dar consejos. Sabios consejos como... “No se puede dar la espalda es un escenario " lo que hay que oír.
Hacía mucho tiempo que alguien no me dejaba "ko" viéndolo actuar. Mucho tiempo que alguien no hacía que me olvidara de todo y solo estuviera pendiente de la actuación y eso lo hizo Nacho Mayorga el pasado sábado, esa emoción contenida, ese petardeo, esas bromas improvisadas.... Es más estaba en una azotea, yo, que odio las alturas y hasta eso se me olvidó.
En cuanto a los tres pases de El trono, puedo resumirlo así:
1.- El estreno:
Lo más destacable del estreno es que no se pudo lucir en todo su esplendor.
Quizá a causa del público que me descolocó y os explico por qué, estaban muy mal situados, tardaron mucho en ordenarse y en guardar silencio.
Ahí pagamos la novatada, porque cuando empecé, aún el público estaba hablando y colocándose y se perdió la conexión inicial. Además había muy pocas personas mirándome directamente y no podía relacionarme con ellos como yo quería. Si hubo una mujer mayor, en primera fila, que no me quitaba ojo y se moría de risa con todo lo que yo decía u otro sentado en la bañera frente a mí, que me impidió realizar, libremente, muchos movimientos marcados.
No puedo decir mucho de cómo me sentí durante el pase, pero fue fluido, a penas sentí nada raro, fue divertido. Creo que estuvo natural y los momentos más complicados salieron bien.
Hubo conexión, pero el hecho de plantear una situación tan incómoda, hizo que la gente se sintiera más sería y fría hacia mí.
Pero vamos que hemos aprobado.
2.- Risas y calor:
Del segundo pase esperaba mucho más, porque era un grupo muy risueño. Desde que entró en el piso los oí reír y pensé que engancharía mucho y rápido con ellos, pero los sentí más frío, la gente estaba más sosa, eso que hubo risas y tal...pero los noté... más desganados, con menos fuerza.
La gente no estaba cómoda, estaban en un pasillo estrecho. Los veía resoplar por el calor, abanicarse o recolocarse para estar más a gusto. Se sentían incómodos y se notaba. Los veía serios o yo los sentía así
No lo acabé muy contento. Tuve menos complicidad, más risas, pero menos complicidad.
3- Despedida, por ahora:
Para el último pase evité esperar mi turno, encerrado en el baño, donde el calor era horrible y lo hice en una habitación contigua, recostado. Esa posición me llevó casi a echar una cabezada.
Del último pase solo digo: si 15 personas no estaban muy cómodas por el espacio reducido, pues imaginaros 20. En este pase entraron esa cantidad, exagerada, de personas, una locura, la mitad ni me vio, ni me oyó.
Lo mejor de toda la noche, bajo mi punto de vista, fueron: La performance que presencié y he comentado al principio de esta entrada y la despedida con mi director Nacho.
Sabéis que yo soy mucho de retroalimentarme tras mi trabajo y cuando subí a la azotea, los que allí estaban habían sido mi público y ninguno me dijo nada, una chica una broma y dos me dijeron que era muy natural pero poco más, eso me hizo pensar...
En cambio al irme, Nacho me dio las gracias, porque su texto había tenido mucho éxito, le habían dado muchas personas la enhorabuena y el mensaje se había entendido a la perfección y si eso era así, me dijo, había sido porque yo había hecho muy bien mi trabajo, le había dado el sentido que debía darle, lo había hecho muy natural y sin estar él presente las personas lo habían felicitado al rato de actuar yo.
Y eso era porque había gustado de verdad y había hecho un gran trabajo, con su texto, tal cual él lo pensó.
Me dio las gracias mil y una veces y me dijo que había sido un placer trabajar conmigo y que estaba muy contento.
También me informó de, que le habían pedido llevarlo a varios bares de Málaga e incluso hacer un cortometraje.
Por tanto, larga vida a El trono y que esto no sea más el principio de una larga relación profesional.
Seguro que pronto el trono ira a pulso.
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