El lugar no podía ser más propicio, la plaza de Toros de la Malagueta, con el cielo de Málaga estrellado, el olor a marismo y una temperatura muy agradable. Durante toda la noche, tuve la sensación y el recuerdo de aquellos conciertos de finales de los ochenta de las "Serenata de Luna Joven" y sobre todo el primer concierto grande que viví, junto a mi tío, el de Mecano.Que lastima que se haya perdido esa plaza para grandes conciertos.
Esta vez iba acompañado de mis padres y Diana estuvo genial como siempre, guapa, graciosa y divertida.
El final de fiesta donde ya acabado el repertorio estuvo cantando bulerias, fue para comérsela.
Aunque el concierto era solamente de flamenco y en algún momento se me hizo un poco largo, el momento cumbre llegó cuando cantó "Cuplerias" y el fragmento de "La Loba", la cantante entró en éxtasis
, no paraba de tocarse el pelo, entró en tensión y su voz llegó a lo más alto que yo la había visto nunca, por primera vez un artista hizo que se me saltaran las lagrimas y un escalofrío recorriera todo mi cuerpo, eso era arte y arte del bueno, enhorabuena Diana.
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