lunes, 15 de febrero de 2016

" MUJEROS" TRES.



Nunca cuadra el titulo con la realidad, hoy, jueves 11 de febrero del 2016, ha sido nuestro tercer día de Mujeros, pero, solo hemos hecho dos pases.
Mientras escribo esto,  estoy ya de vuelta de Microteatro, concretamente estoy  ya metido en la cama.
Hoy no he llegado  muy tarde, pues en cuanto he acabado, he salido pitando de allí. Por tanto, me ha dado tiempo de preparar todo para mis monólogos de Cervantes, he preparado hasta el último detalle  y también me ha dado tiempo,  esto ha sido lo mejor, para tener una reconfortadle  charla, con mi madre. Charlas siempre llenas de sabios consejos y de ayudas para mi profesión.

Ya con todo listo, estoy en la cama y tengo la cabeza en otra cosa, que  no es escribir esta crónica, sino   el monologo de mañana.

 Me ha preocupado mucho ese tema en estos días.  Ahora aunque lo tengo todo atado, no lo tengo todo a mi favor, pues me preocupa la duración del show, la opinión de los maestros, que los niños no  se me aburran, miedo a  defraudar, pero también lo he preparado y ensayado todo tan concienzudamente, que  tengo ganas de mostrarlo, por tanto, estoy con esos gusanillos del estomago mezcla de nervios e ilusión.

Estoy útilmente en tantas cosas, que no me da tiempo disfrutar de una,  cuando ya estoy pendiente de otra.

Pero antes de tener la cabeza cervantina, o sea, poseída por el señor Cervantes, venia paseando por las calles de Málaga, hasta llegar a casa. Y digo bien, no venía de camino a casa, venía paseando, disfrutando de una temperatura primaveral, de una Málaga solitaria, oscura, en silencio, que paz. Llevaba un paso lento y una sensación de satisfacción  total y aprovechando ese momento.

Iba disfrutando y analizando la noche de hoy, para después escribir esta crónica. Y lo que sacaba en limpio era, que por fin tengo recursos de mi profesión que hoy he notado  que ya podía decir oficialmente que tengo “tablas”.
Como digo, hemos hecho solo dos de los cuatro pases programados, pero la cosa pintaba peor, porque cuando llegamos la sala estaba muerta.

Nos maqui-
llamos, vestimos y nos prepa-
ramos y yo  no sé cómo, me vi de pronto recostado en un sofá que hay en la sala. Es broma, si sé cómo fue, subí para hacer un pis y  al salir del baño vi ese sofá negro diciéndome: “túmbate, túmbate” y como  la sala estaba  vacía y yo estaba muy cansado, me tumbé en él sin ni siquiera avisar a mis compañeros.

Y tampoco sé como al cabo de un rato estaban todos allí, Álvaro al que secuestré para un repaso de texto y Mariel que subió para hacernos fotos.

Tras el ensayo, Álvaro y yo nos quedamos solos, charlando de nuestras cosas, de la profesión y de lo que se tarda en cobrar y con esa charla y la oscuridad de la sala, estaba adormilado.

Teníamos el cuerpo hecho a que esa noche no habría pase, estaba totalmente relajado cuando apareció Mariel para decirnos que había pase.

Y eso fue pasar de cero a cien en dos minutos.  Esta no es una obra difícil pero exige un nivel alto de tensión, energía y concentración y por eso pasé en poco tiempo de nada a todo.

Entré en la sala súper tranquilo y lo di todo. Con ese grado de tranquilidad más que decir el texto lo he disfrutado, por ello, lo he notado más vivo que nunca, los movimientos más naturales y la relación entre Álvaro y yo muy activa.

Además notaba que las palabras complicadas, salían de mi boca, sin pensarlas, fluidas y proyectaba en mi cabeza imágenes de las cosas que hablaba. 

Lo sentía todo muy mío, sin una preparación previa o una concentración.
Por todo lo dicho anteriormente creo que fue un gran pase. 

Hoy creo que la pieza, ha comenzado a crecer, que ha ganado mucho. El dejarla reposar nos ha beneficiado. Es raro porque el  dejar de hacer una pieza suele enfriarla pero a esta le ha hecho crecer.
Mariel nos ha dicho que hoy hemos estado muy bien.

 En el segundo pase lo  he sentido igual de cero a cien, de estar de broma con Mariel y Alejandro, a estar de bronca con el personaje de Álvaro.

Pero quien hoy me ha conquistado ha sido Alejandro Montecatine, ya empieza a haber confianza entre ambos, y esa  ¨maldad¨, ¨rebeldía¨, ¨pillastreria¨,   inteligencia en sus expresiones  y sus dotes de pasota, me han tenido alucinado toda la noche y me ha hecho reír mucho.

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