jueves, 18 de enero de 2018

VAMOS A CHURRIANA CITY, SIN SABER COMO LLEGAR.


Ya voy en el bus camino a Churriana. ¡Ay qué nervios! Parece que voy a Nueva York, je, je, je. Sé que no lo es, pero... nunca he ido allí. Debo buscar la biblioteca del pueblo. Mis compis van en coche y yo voy solo para allá y no sé exactamente donde bajarme, si llegaré a tiempo, etc. Vamos que esto es una pequeña aventura.

  
Hace calor en el bus, voy en la línea 10 y en cuando acabe de escribir esto me pongo a oír música y a dormir.

Tenía que coger el bus que salía a las 9:58 y lo he pillado por los pelos. 

Ha sido muy interesante el paseo hasta el bus, hacía un frio seco y como quedaban pocos minutos para las diez. Ha sido curioso ver a Málaga despertar. A mi paso se iban oyendo las persianas de las puertas de los negocios subiéndose y los trabajadores de dichos negocios saludándose. Se oía a mi paso:" hola", " buenos días" ya digo ha sido bonito ver a Málaga despertar.

¿Y para que voy a Churriana? pues a ver el lugar y hacer un pase técnico del Olvido que seremos (la nueva versión de nuestras Cicatrices) y que la semana que viene estrenamos en Churriana.

Hoy viernes 12 de enero del 2018, íbamos a ensayar en casa de Anai, pero  yo he pedido ir a la biblioteca  para  organizarlo todo, ver el sitio y hacer un ensayo in situ.

Ya vamos por la Coca cola. ¡Jo ya estamos cerca y no podré dormir un ratito!
  
No dormí absolutamente nada, entre otras cosas porque como no sabía dónde iba tampoco podía relajarme mucho.

En la película española El pan debajo del brazo, Antonio Ozores dice la frase: “Como dice Encarna Sánchez, aún quedan gente buena en el mundo”. Pues eso digo yo, porque llegando a Churriana, pregunté a una chica si sabía dónde estaba la biblioteca y esta chica no solo me dijo que me bajara con ella, sino que me llevó hasta la misma biblioteca.

Una vez que llegué al sitio y viendo que no habían llegado mis compañeros, aproveché que hacía sol y me fui a visitar el pueblo.

Me encanta pasear por los pueblos y fijarme en cada rincón: la calle que no llegaba a ninguna parte, el azulejo del Cautivo puesto en una casa, los adornos en honor a San Antón. 

Estaba en pleno descubrimiento cuando me llamaron mis compis para decirme que ya estaban en el pueblo y que iban a desayunar.

Yo les dije que me uniría a ellos tras el desayuno, que quería seguir mi excursión, pero no me dejaron y me fui a con ellos a verlos desayunar, puesto que yo, ya lo había hecho.


Todo esto que os cuento estaba aderezado con llamadas telefónicas de mi hermano, que era el primero de la familia que me había visto en La Peste y me lo contaba todo con detalles.

1 comentario:

  1. ¿Y vistes muchos catetos de pueblo?
    ¿El unico tu?
    Me ha encantado esta entrada.

    ResponderEliminar