miércoles, 31 de julio de 2019

ASENTANDO Y CAMBIANDO ( MEJORANDO) " EL ORIGEN".


Si el previo fue rápido, la actuación del pasado jueves, 25 de julio del 2019, fue de características muy similares. Todo pasó en un abrir y cerrar de ojos.

No estuve muy acertado a la hora de coger el autobús para dirigirme al Jardín Botánico de Málaga a realizar los tres pases previstos de la pieza El origen.

Llegué a la parada de bus pasadas las 19:45 y no me subí hasta bien entrada las 20:00 h. Llegué al jardín, como unos 20 minutos después, y en vez de ponerme a trabajar, estuve de charleta con Soraya y Dani en la cocina y con Juampe en la cafetería, así hasta las 20:45 que me escribió Celia preguntándome dónde estaba, vi la hora que era y subí como un rayo con ella.

No hay fotos del previo porque fue un no parar, llegué con el tiempo justo de decorar la casa, poner las velas en las escaleras e irme al “baño-camerino común” a maquillarme, cenar y vestirme.

El pase empezaba a las 21:30 y yo estaba listo a las 21:35. Me fui al teatrillo, lugar donde inicio mi actuación, tras mandar y oír unos audios de Whatsapp, me hice fotos para este blog, y ya eran las 21:45. Dos minutos después empezó la actuación del primero de los tres pases que íbamos a realizar, pero que se agruparon en uno solo.

Si la semana anterior, el pase de Un mundo mágico, tras el estreno, fue el de asentar, mejorar y afianzar todo, esta semana con El Origen ocurrió lo mismo.

Ya llevaba el texto más asentado y tenía información suficiente como para poder adaptarlo y soltarlo según las necesidades y exigencias del público y eso hice.

Antes de llegar había pensado hacer un marqués más cercano, más atento a sus invitados, quería hacerlo más parecido a como lo define el libro del jardín Botánico de Málaga, bonachón. Lo hice y creo que eso le dio más vida a la actuación y por ello noté más caras de atención, más contacto, menos frialdad y todo eso desembocó en que el público estaba más abierto a conocer y a recibir mi información.

De hecho hasta mi compañera Celia, notó mi cambio pues me comentó que el público le llegaba más feliz y más contento.

Lo mismo que la propuesta de modificación del duende,  de un viejecito a un Gandalf,  hecha por mis compañeros Samu y Soraya, la acepté, la llevé a cabo y me encantó, la inicial de hacer de hacer un marqués estirado y frio  la he cambiado por uno más cercano y eso ha gustado mucho más.

También he cambiado el esquema de: andar callado, pararme y hablar y así sucesivamente. En vez de repetir ese patrón de trabajo durante los 20 minutos de pase, decidí hacer una sola conversación, donde recuerdo los veranos con la familia, e ir paseando plácidamente mientras voy relatándola y cuando quiera contar una cosa nueva, parar, en el lugar que me interese y contarlo, así lo hacía con Rafael Echevarría y así lo hice con Jorge y fue un éxito porque ganó en realismo, en continuidad y no me sentía un guía turístico, sino que todos éramos un todo.

Igualmente  hice cambios de movimientos, pero estos fueron más bien a nivel organizativo y para facilitar la movilidad del grupo y creo que también fue para mejor.

Decidí entrar el primero en la casa y eso agudizó la broma que tiene lugar en ese momento. Igualmente usé la escalera interior dándole a esta valor y creando un momento muy bello.

Pero si debo decir que al dejar al grupo solo, ir de un salón a otro, en los tres pases el público no acabó en el salón  que les indiqué,  si no en el patio y creo que lo voy a dejar, pues el patio es un lugar más bonito, más agradable, más veraniego y más fácil para darles mi información.

La escena con Juampe la vez anterior que actuamos fue un éxito, lo pasé genial y esta vez fue exactamente igual me lo pasé bomba con él. En cambio la escena con Celia, en el estreno, fue un poco más fría, pero esta vez estuvo llena de vida, de unión, de cariño y de ritmo, me encantó.

El hecho de acercarme más al público y hacer el camino más cercano  a ellos, ha establecido una relación más estrecha entre ellos y yo. De hecho la escena en la biblioteca siempre me resultó fría y rara y esta vez estuvo llena de gestos, miradas, comentarios, reacciones y especialmente cuando les hablaba del escritorio.

El otro día vi caras, ojos, reacciones, éramos un grupo y eso me encantó, así que, no volveré a hacer un marqués frio y distante a no ser que así me obligan a hacerlo.

Aunque me lo pasé muy bien aún me falta un punto más para explotar y disfrutar los pases y el personaje al máximo, pero claro como lo hacemos cada 15 días pues cuesta.

Esta vez no hay crónicas post-pases.

Hice el primero y al acabar volvía a mí lugar de inicio, cuando oí  la voz de Juampe muy cercana,  pero tan cerca que tuve que correr para llegar al teatrillo. Llegué, cogí el libro y en ese momento entró Juampe con el público y empecé el segundo pase y  cuando lo acabé e iba a mí lugar de descanso, me encontré a Juampe con el tercer grupo llegando a la casa palacio con lo cual del segundo al tercero lo empalme.

Así que hice los tres pases en uno solo, por un lado fue un palizón, pero por otro me gustó porque no fue: inflarte de energía, hacer el pase desinflarte, descansar, volver a inflarte y así sucesivamente. Eso me hizo estar al 100% todo el rato y me gustó. Fueron 3 pases a 20 minutos cada uno, un total de 60 minutos sin parar, pero me sentí bien, sobre todo porque una vez más me enseñó que el teatro puede hacerte olvidar todo.

Y como hice los tres pases seguidos no puedo especificar cosas de cada uno de ellos porque los tres grupos se me acumulan en uno solo. Si recuerdo a dos mujeres mayores que llevé del brazo, una mujer rubia que entraba a todos los juegos, un grupo que era muy lento y se me dividió en dos y los tuve que dejar porque no había forma de que anduvieran  o dos extranjeras que me encontré cuando ya había acabado mi pase  y que estaban tranquilamente sentadas tomando el fresco y las tuve  que mandar con el grupo.

Así resumo la noche de verano: Fueron 3 grupos en uno solo,  los disfruté,  me gustó el cambio y espero a partir de ahora poder empezar pasarlo bien.




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