miércoles, 24 de julio de 2019

ENSAYANDO POCO EN CALLE LARIOS.


La Virgen del Carmen del Perchel fue la protagonista del ensayo de ayer, domingo 21 de julio del 2019, en el cementerio de San Miguel. Edu no pudo asistir al ensayo, puesto que dicha advocación estaba en la calle y él como buen fotógrafo versado en el tema que es, tenía que cubrir la noticia, así que, la Virgen del Carmen inundó ayer el cementerio, pero no con sus colores blanco y marrón si no con su anarquía, o sea lo inundó de libertad en el trabajo.  Yo no soy vago, lo sé, lo reconozco y creo que todos lo sabéis, pero ayer la anarquía y la falta de una autoridad superior, me hizo vaguear un poco y dedicarme, la hora de ensayo, a charlar, a mirar, a pasear, a deambular, a dar indicaciones a curiosidad y muy poco a trabajar.

Creo que el mejor resumen del ensayo de ayer, es la foto qué inicia esta entrada y es la de mis compañeros y yo riéndonos, haciendo el tonto y pasándolo bien. Es que hay que decir  que en el ensayo de ayer nos reunimos los clásicos, o sea, los actores y actrices de siempre y claro estuvimos de charlas y cotilleos. Es que los que salen en la foto ya no son compañeros sino amigos. El ensayo empezó a las 19:30 y acabó a laa 20:30, pero en esas condiciones, a mí se me pasó la hora volando.

Me consta que las anfitriona estuvieron dando vueltas con sus escobas y asegurando sus recorridos y sus  textos,  sé que Javi, aunque llegó un poco atrasado, repitió varias veces su escena, de hecho, con Zumaquero y mi Luisa lo vimos hacerla tres veces. No solo vi como Toni y mi Luisa trabajaban  sino que además, estuve con ellos ayudándoles y dándoles indicaciones y también sé que María Ángeles repasó y calentó su baile antes de hacerlo conmigo. Con esto llego a la conclusión de que fui  el único que trabajó poco.

Cuándo tienes una escena con un compañero, todas las veces que se repita y se  pase, buenas son y ya sean en el lugar de actuación o comiéndote un bocadillo, con director o sin él, pero cuando lo que haces, como yo esta vez, es un monólogo que me auto dirigí, lo hice así, porque en Eventos con historia no hay una figura concreta de  director, es Eduardo el que te da unas cuantas directrices y después en cada pase te da su visto bueno o no, pero el domingo no vino y yo antes de ir al ensayo me había hecho todo el monólogo, mientras me duchaba,  y el hecho de ponerme, en el cementerio solo, sin el objetivo de que la persona que me tiene que ver me viera y sin repasar con un compañero,  pues me pareció un poco tonto y por eso hice tan poco.

Ya tengo el personaje y el texto pillado ahora me falta naturalizarlo, matizarlo, asegurarlo y eso lo hago mejor en casa, grabándome o frente a un espejo que allí solo.

Debo decir que se nos indicó muy claro la hora del inicio y del fin del ensayo y yo pensé que se iba a hacer una especie de prueba de tiempo previo al general, pero no fue así, se nos dio libertad para ensayar las veces que quisiéramos en esa hora y yo mientras Mariángeles calentaba y ensayaba su baile, en vez de ensayar lo mio y por lo que expliqué antes,  me fui con Toni y mi Luisa a verlos ensayar.

Toni tiene madera y de la buena,  me encanta ensayar con él, es un genio el tío y ya digo tiene dotes naturales y mi Luisa no estaba, el domingo, muy en la historia pero la amo.

Estando allí llegó Mariángeles, me dijo de ensayar y nos fuimos.

Debo decir que si los actores éramos los clásicos, el único pase que hice de mi monologo, fue de los clásicos de Eventos con historia de los primeros años, de aquellos ensayos que con esfuerzo Edu consiguió eliminar pero parece que si él no está no se respeta, pues así fue.

Empecé mi escena y de pronto la puerta de la capilla, donde hacía mi monologo, se transformó en el comedor del McDonald’s en hora punta, yo hablaba, me esforzaba por ensayar, pero a mi alrededor había mil personas hablando y lo menos importante era la persona que ensayaba.

No llevaba ni dos frases, cuando un compañero empezó a hacerme bromas y darme indicaciones de la actuación, y eso no fue nada, cuando aparecieron los compañeros del próximo ensayo, empezaron a saludarse a voces, a hablar de cosas personales y yo intentando ensayar. Y aunque Mariángeles iba a echar los pulmones por la boca pidiendo silencio, nadie le hacía caso. 

De hecho estuve a punto de parar y dejar de ensayar,  por la compañera lo hice, pero con cero ganas y nada metido ya que se oían más las voces de los compañeros que la mía.

Acabé, Mariángeles hizo su baile y fin, un poco más de cachondeo y bromas con los compis y a casa.








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