miércoles, 17 de junio de 2020

MI PRIMERA REUNIÓN CON PRECAUCION Y MUCHO AMOR.


No pertenezco a la familia Monster, ni soy gótico, ni nada de eso, pero cuando en plena desescalada, nos permitieron salir a correr yo salí a hacerlo, y un día estaba dando vueltas por las calles, sin rumbo fijo,  pero eso sí buscando las calles más solitarias y de pronto me encontré de cara con el Cementerio de San Miguel.

Eran sobre las 20:00 horas,aun era de día pues, el tiempo parecía de verano y me acerqué a las rejas. Desde donde me asomé, se veían los pasillos y la capilla central, estaba todo vacío, no se oía nada. De pronto mi mente los llenó de gente, de sonidos, de colores y de risas. De compañeros paseando de lugar a otro, haciendose fotos, ataviados como personajes. Me imaginaba corriendo por allí, maquillado y vestido de personaje, asado de calor y detrás de Edu para que me hiciera las fotos oficiales antes de actuar.

Ahora no había nadie, no quedaba nada. Pensaba que este verano no iba a ser tan festivo y con tanto jolgorio como otros años. Cuanto deseaba volver a entrar a ese lugar, a trabajar y reir allí.

Pues sí, este verano nada será en el San Miguel como lo fueron los anteriores, pero  lo que no sabía era que iba a volver a entrar en él, mucho antes de lo que esperaba, pues el viernes  12 de junio del 2020, 8 días antes de que comenzara oficialmente el verano, estaba de nuevo en el Cementerio San Miguel, frente a la capilla central y oyendo la voz rápida y emocionada de Eduardo Nieto.

Esta vez no fue una reunión habitual  como las  que suele hacer Edu, pues no estábamos el ciento y la madre,  no estábamos unos juntos a otros y los más "pesados", Caro, Ana, Javi, Luisa y yo, no estábamos por ahí escondidos, oyendo atentamente al jefe pero a la vez a lo nuestro, gamberreando y bromeando.

A esa reunión, cumpliendo con los requisitos de la fase 3, solo asistimos 20 personas y faltaron algunas, así que fuimos menos. Todos estábamos sentados, con sillas puestas de ante mano, para cumplir la distancia entre un compañero  y otro, todos con nuestras mascarillas puestas y sin acercamiento físico alguno.
  
Mientras estaba allí sentado, me acordé de esa tarde que salí a correr. Miré al cielo y no  podía creerme  que estaba de nuevo ahí dentro, con mis compañeros y planificando trabajos. Repito,  nada será igual, pero ahí estábamos todos reunidos y ¿por qué?.
  
Pues porque Edu ha decidido retomar los trabajos de este verano, pero claro está, adaptado a las nuevas condiciones y para empezar, decidió reunirnos en dos tandas a la mayoría del elenco para explicarnos proyectos, posibles actuaciones, papeles etc.

Del grueso de la reunión no voy a contar nada porque es top secret, pero si puedo contaros que como él bien dijo y como está el ambiente, todo es relativo, pues quitando los trabajos más cercanos, el resto  depende de cómo marche todo.

A mí nada me pilló por sorpresa, puesto que casi todo lo que se contó ya me lo había adelantado Edu por teléfono, pero si me enteré de un proyecto para agosto en el que me gustaría participar por su alegre contenido, es más, por primera vez en mi relación con Edu se lo hice saber.
  
Esta reunión para mi significó dos cosas: Una fue la de volver al mundo mágico del teatro y otra la de volver un poco a la vida real. Ir a la reunión me  daba miedo o apresión, eso de meterme tan de lleno en la cotidianidad, me asustaba. De hecho, iba con la idea de que si algo no me gustaba o me resultada inseguro me marcharía, pero todo fue perfecto. Las distancia, la relación con y entre los compañeros, la forma en que se desarrolló todo, como se aprovechó el tiempo al máximo etc. Desde aqui un 10 para Edu.
  
Como fuimos en dos turnos, no pude ver a todos mis compis, sino a unos pocos y debido a las nuevas circunstancias hubo personas con las que apenas pude hablar, como Ángel, Blas, Manoli, Inma, Mariam o Adri.
  
Pero si pude con Juanjo, que me alegró un montón verlo. Lo tenía justo en frente y me pasé toda la tarde mirándolo, haciéndole gestos y demás para que me viera, pero nada, menos mal que al final lo conseguí. Pero me dio pena no hablar mucho con él y  no poder oír su risa de niño travieso, recuerdo la mirada y el gesto de cariño de Maricarmen Rosado, el camino juntos y la broma que me gastó Librada cuando nos vimos, que casi se lleva como resultado un empujón y una bordaría.

Caro que fue la que se sentó más cerca mía y con la que tuve más conversación, siempre con su humor y su buen rollo, Ana Mate, que de verdad sigue igual de sembrada, antes de todo esto estaba a un nivel mayor y ahora menos, pero claro es normal está como todos y además ella es como yo, del grupo de las asustonas y por supuesto la rebelde, con la que sin apenas poder hablar, pues no hubo ni tiempo ni posibilidad, nos dijimos tanto con cuatro palabras y cuatro gestos.

Gracias a ella en particular y a todos en general por darme tan buena energía, tanta ilusión y tanto amor, aunque fuera en las nuevas condiciones.



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