sábado, 26 de diciembre de 2015

TRABAJANDO EN NOCHEBUENA.



Vale os voy a ser sincero, no quiero que esto parezca un cuento de hadas,  es verdad que me ha quedado una entrada un pelín cursi, pero es lo que se lleva por estas fechas, así que, no la cambio.

Pues eso, no es la primera vez que he trabajado el día de Nochebuena, de hecho lo hice casi seis años seguidos. Años que estuve trabajando en Torremolinos, como contable, que lejos queda eso de contable… Aunque nunca se puede decir que de esta agua no beberé. Para ser sincero era una época de mucho más poder adquisitivo, pero mucha menos felicidad.

No quiero que esta entrada sea un cuento de habas, ni tampoco que sea la entrada de un héroe, porque la pasada noche de Nochebuena, hubo muchas personas que trabajaron toda la noche y no pudieron ver a sus familias, hospitales, emigrantes, bomberos, policías o sin ir más lejos al irme a casa, el guardia jurado que me despidió, me dijo que salía de trabajar a las diez de la noche.

Pero si quiero decir que es la primera vez en mi vida que trabajo hasta las ocho y media de la noche   y como actor,   en el día de  Nochebuena.
 
Quiero ser muy sincero, por tanto, debo decir que a principio de la tarde no me apetecía mucho trabajar, más bien nada, dejar a mi familia y a mi sobrina en casa para trabajar, no era muy agradable, pero al llegar al sitio del trabajo todo fue especial.

Parecía una película de Antena 3 de los fines de semana o que el espíritu de la Navidad había invadido realmente el centro comercial.

Sería por el día que era,  pero el grupo estaba mucho más unido que nunca, éramos como una piña todos a una. Buscando el cariño de la Navidad. No hubo mucho público en ninguno de los pases, con lo cual la pieza la hicimos para nosotros para disfrutarla entre nosotros.

Hicimos un primer pase, donde no hubo publico hasta la mitad de la pieza, por tanto, fuimos adaptando el texto a lo que ocurría o intentando atraer a los paseantes, nos lo pasamos bomba, complicidad total entre nosotros. Unas compañeras de un negocio cercano, cerraron pero se quedaron un rato viéndonos, por solidaridad y se despidieron con un: “FELIZ NAVIDAD”. Al final si tuvimos algo de público. 

Y el segundo pase se hizo para cinco personas y fue muy emocionante. Lo recuerdo y se me ponen los vellos de punta, era ya muy tarde y todo a nuestro alrededor estaba ya cerrado, las luces de los escaparates apagadas y los negocios cerrados, el centro comercial era para nosotros y esas cinco chicas que nos veían. 

Había ganas de irse con las familias, pero ahí estábamos los cuatro, como una sola persona, como una familia, dándolo todo. Al cien por cien, para esas chicas y ellas dándolo todo por nosotros. Incluso se improvisaron cosas para hacerlas las protagonistas de la pieza.

Acabaron dándonos las gracias.

Entre pieza y pieza hubo un pasacalles, que no fue menos especial, pasear con el centro comercial casi cerrado impresionaba, los pocos trabajadores que allí estábamos  éramos uno, nos íbamos saludando y deseando feliz Navidad, unos a otros.

Yo y mi compañero, que hacemos pareja, vivimos momentos muy intensos viendo a personas en la estación de trenes, esperando a familiares que llevan de fuera para celebrar estas fiestas con ellos y como la alegría y la emoción los invadía. Ya se harta uno de ver siempre penas y estas lagrimas de alegría gustan verlas.

Jugamos con los chicos de seguridad, o  con  la chica de los coches de alquiler, todos estábamos con ganas de ver a la familia y nos apoyábamos unos a otros.

Al salir con el trabajo hecho y puedo asegurar que bien hecho, iba por las calles desiertas, de una Málaga iluminada al máximo, pero sin nadie por las calles,  tenía ganas de encontrarme con mi familia, con mi gente,.

Me sentía como dicen los actores profesionales,  eso de que  dejan  a su familia, a  sus compromisos con ellos, debido a su vida profesional, que está cargada de horarios raros.

Podía decir que iba a llegar tarde a la reunión familiar, pero tarde porque venía de trabajar y de trabajar como ACTOR. Esto ya va en serio, ya no es un juego, ni un hobbies es una responsabilidad y  eso me hacía feliz. Iba con la emoción a flor de piel, comiéndome las calles de Málaga y mandado mensajes de felicitaciones a todo Dios. 

Porque eso si era una FELIZ NAVIDAD.

Pasada la media noche, después de cenar, tumbado en el suelo del dormitorio con los hijos de mis primas, Juanillo y Teresita, viendo videos de dibujos en el móvil, daba gracias a Dios, por todo esto.

Este año ese reencuentro familiar me ha encantado. Tanto teatro, tanto trabajo, necesitaba estar con los míos y volver a ser el primo chico y tímido. De nuevo me repetí FELIZ NAVIDAD.



1 comentario:

  1. La Navidad esta sobrevalorada y me alegro mucho que te sientas asi.
    Felices fiestas.

    ResponderEliminar