taria de mi primer personaje, todo fue tranqui-
lidad, seguridad, ganas de
pasarlo bien y de aprovechar cada segundo de todo lo que pasaba.
Si en Cartama me lo había pasado
bien, aquí quería regodearme en cada personaje y sacarle más provecho y más
tiempo.
Por eso digo que todo lo feo, anterior, se transformó en
ganas de pasarlo bien.
Le propuse a Alexis, comenzar mi actuación entre el público,
algo que me encanta, este aceptó. Por ello me metí muy pronto en la cabina del
técnico de luces y sonido, Ignacio. Un gran
hombre, estuvimos de charla y tuve el
honor de ver una antigua maquina de cine que aun usan en Ronda.
Una de las cosas más bonitas de esta profesión es la gente que
conoces, lo que aprendes y lo que tienes posibilidad de ver. En esa cabina,
hablando con Ignacio, aprendí mucho del tipo de cine y teatro que se demanda por
aquella zona.
Comenzó la pieza y tuve el placer de ver el principio desde la cabina, bueno, de
medio ver porque sin gafas...
Llegó mi momento y bajando entre el publico, inundé con mi voz
todo el teatro. Todos comenzaron a volver la cabeza para verme,
a comentar, festejar y apoyar mi interpretación.
Cuando llegué al pie
del escenario, tuve que alzar aun más la voz, por todo el jaleo y los comentarios que
había provocado en el patio de butacas.
Estuve mucho más tranquilo que en Cartama y sacando
más al personaje. Cuando acabé mi interpretación, todos rompieron a aplaudir.
Me sentí satisfecho no, lo siguiente. Feliz de mi mismo,
de mi trabajo y de mi esfuerzo. Qué contento me puse.
Pues si con mi primer personaje salí seguro, el segundo se
hizo el rey del escenario, lo hice mío, me paseaba y me movía por él cómo en mi
casa, provoqué la risa del público en dos momentos y al irme de nuevo aplausos.
Estaba tan tranquilo entre bambalinas que hasta foto nos hicimos, eso sí estaba congelado que frio.
La voz en off fue de nuevo un éxito, porque esta me ayudó a
calmar a los niños, que no paraban de gritar cosas, durante toda la pieza, a los pobres actores.
El tercer personaje también gustó pero menos, es el que
tengo menos afianzado y debo darle una vuelta de tuerca y buscarle otras cosas
más divertidas.
mentación, porque de nuevo falló el
saludo, es más saludé porque Alba me llamó.
Tras la función fotos con los niños, en el hall del teatro y
esta vez, Alexis insistió en que yo posara también con ellos, yo no quería
porque los protagonistas son ellos, pero tuvo un gesto muy bonito porque me
insistió en posar en todas las fotos.
Recogimos en un plis-plas, nos congelamos cargando el coche,
de nuevo junto a un barranco y de ahí a casa, calentitos en el coche con Antonio, su señora y Alba, que a
gustito venia para mi casa.
Estas tu como para subir Annapurna.
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