sábado, 1 de septiembre de 2018

EL PENÚLTIMO YIN Y YANG JAMÁS CONTADO.


Hoy, jueves 30 de agosto del 2018, hemos concluido otro mes de representaciones de La historia jamás contada, ya solo nos queda septiembre y en él solo actuaremos dos días, miércoles 5 y jueves 6, por tanto, hoy ha sido nuestra penúltima actuación.

Y ambos pases han sido un poco como el yin y el yang y ¿ por qué? pues porque uno ha sido un autentico desastre, todo muy raro, pero esta vez, debo confesar, que el raro no era el personaje, ni el público, el raro era yo. Luego os contaré que me pasó y el segundo pase fue todo lo contrario, ha ido genial, se ha confabulado o cuadrado todo para realizar un pase perfecto.

También debo contaros que hoy, no tengo ni idea de lo que ha pasado en la casa-palacio con Internet, pero no he tenido conexión en toda la noche y esto ha hecho que no pueda escribir, las crónicas post-pases, tras acabar cada actuación, así que aunque ahora os escribiré una crónica para cada pase y contaros cómo me fue, debo de confesaros que las escribo al día siguiente y desde la playa.

Yo nunca os engaño aquí van las crónicas:


1.- EL PASE YIN:



El yin es el lado femenino, la pasividad y otras cosas más. La pasividad era yo.¡ Vamos  pasividad absoluta!. Se podría haber caído la casa-palacio sobre mi cabeza  y ni me entero o mejor dicho ni me importa.

Como bien sabéis, para mi como actor, no es lo mismo meterme en Rafael (vida, energía, fuerza, naturalidad, realidad) que meterme en Jorge (seriedad, formalidad, seguir lo marcado) por ello, pensando que  solo quedaba un día y que nada de lo que iba a pasar me iba a sorprender,  divertir o impactar, estaba como desganado. Además creo que la dieta estricta, que empecé el lunes, me tenía bajo de fuerzas y si a todo eso le unimos que me maquillé sobre las 21:00 y  luego me fui a hablar por telefóno con mi Luisa. Cuando volví a preparme para actuar estaba desconectado y sin el estrés  (emoción) de la duda eterna:"¿ Me dará tiempo arreglarme antes de que me llame Vanesa?" puesto que solo me quedaba vestirme y en eso tardo tres minutos.

Cuando me vi en el espejo, pensé, y no esta bien que lo diga: "Ofú otra vez estas aquí Jorge,¡ Qué me aburres!. Y con ese pensamiento me senté a esperar a Vanesa.

La oí llamarme y con la misma pasividad que tenía, salí a actuar. Solté mi texto como el que suelta el listado los ríos de España y cuando estaba acabando esa parte, me di cuenta de que me confundí en varias palabras y me olvidé decir una, que hizo que se perdiera un chiste y que dejara a Vanesa un poco colgada con otro que ella hace y que es continuación del mio.

Al bajar, la espera se me hizo eterna, lo único que deseaba era irme.

Después la conversación con Vanesa, como siempre, hasta que llegó el momento de la canción que fue mágico. Empecé a cantar, el público me siguió, yo me callé y ellos la cantaron solos, corté donde siempre corto, pero noté que querían seguir, paré el texto, le hice el gesto de que continuaran y cantaron un buen trozo de la canción. ¡¡Fue precioso!!.

Y tras esa maravilla volvimos al desproposito. Me percaté de que había dicho la frase :"¿ Pero cuantos invitados hay?" sin ni siquiera haber mirado al grupo y a partir de ahí vinieron mil y una más: Durante el discurso me lié con la expresión "loringiano", tuve que repetirla y hasta pedir perdón, por el rango de edad de las personas del público y su colocación, tuve que improvisar la primera broma que hago tras el discurso, y noté que hablaba de la gente sin haberla visto previamente, era evidente que adelantaba cada gesto, cada movimiento, cada emoción, nada era real, durante el problema estuve exagerado y gritón, el clímax fue un desastre porque me volví a liar con las palabras y repetí " politico" tres veces, llegué falseado. Lo dicho ¡¡ Un desastre!!.

El final con Úrsula sí salió muy bien.

Menos mal, que tengo oficio y lo digo a boca llena y logré hacer ese desastre, totalmente ido, pero con el piloto automático puesto y eso hizo que pudiera seguir adelante sin ningún problema y disimular todos los fallos de manera excepcional, también me ayudó que había un buen público, que lo disfrutaba y agradecía todo, si llegan ser más expertos notan los fallos, pero al no serlo, lo pasaron bien y eso es lo importante. Allí yo era el único que sabía  la cruz que estaba llevando, porque ellos se divertían.




2.- EL PASE DEL YANG:



Cuando subí, tras el pase anterior, y me puse frente al espejo para secar mi sudor y echarme colonia, me miré y me dije : " Lolo esto jamás se  tiene que volver a repetir en tu vida de  actor y menos aquí , así que ahora lo das todo sí o sí".


Y entonces me poseyó el yang (que es la actividad) y me convertí en una maquina. Es verdad que entre pase y pase me senté en el sofá y no calenté, ni afiancé el texto, pero fue oír a Vanesa, salir como un rayo al balcón, con la elegancia de don Jorge y darlo todo, creo que esa escena ha sido la mejor del verano, porque he mirado sin mirar, porque la he hecho sin tanta prisa, haciendo pausas, porque ha tenido mucho sentido y mi última frase ha sido muy solemne y por primera vez he demostrado mi poder, como hacía con Rebeca, de hecho tras esa última frase oí comentarios del público. Cuando volví a entrar a la habitación, antes de bajar, me dije :" Ahora si, esto va perfecto".

Esperé mi entrada, mientras Samu observaba entre dos puertas y pensé para mí: " Es bueno, que ahora ahora que voy a darlo todo, el jefe esté cerca ".


Entré muy animado y el público me recibió aun más. Era un público entregado, lo daban todo, lo comentaban todo. Cualquier cosa, gesto o detalle lo tenían en cuenta y se reían, yo me lo pasé genial. El pase salió fenomenal pero fue sobre todo porque el público nos dio mucho. 

Además por primera vez Jorge Loring interactuó,  improvisando con el público, según lo que este le daba, por ejemplo: Llamó la atención a un niño que dio una palmada de más, se apoyó sobre el hombro de un hombre, en la escena con Úrsula, para presumir junto a él de su balaustrada, puesto que antes el hombre comentó algo sobre el palacio, se negó a salir de pareja con otro hombre, puso a todos a rezar por el alma de la Reina y cuando una mujer le dijo que a la finca le faltaba amor, frase de Jacinto, la invitó a salir de su casa y ya entró en el embrollo de su problema sin necesidad del texto previo, ese era el objetivo inicial de mi frase, pero nunca se cumplía porque casi nadie lo dice, pero esta vez eran tan perfectos que lo hicieron.


Tan grande fue el pase que hasta Vanesa habló en el " dialogo" que hacemos juntos y donde siempre, solo hablo yo, pues ayer ella dijo la última frase, a punto estuve de aplaudir. Así quedó mucho mejor. En cuanto a la canción, cantaron menos que la otra vez, pero quedó perfecta de nuevo.

Todas las bromas previas al discurso fueron reídas, comentadas y celebradas. Mientras lo leía,  lo disfruté y lo saboreé. Hasta corto se me hizo. El "olé" fue dicho por distintas personas  y debido a eso yo los incité a aplaudir y al final hubo otro " olé" más. ¿ Qué más se puede pedir?. 

La broma tras el discurso fue seguida por todos y muy bien acogida, las caras de buen rollo, ilusión y alegría rodeaban a Jorge y eso  hizo que me sintiera muy arropado y aun más animado y con más gana de darlo todo.

En el salón se mantuvo el mismo  buen rollo y el problema lo conté mucho más cercano, sin teatralizar, mirando, tocando y lleno de naturalidad y realismo, lo disfruté muchisímo y al clímax llegué como hay que llegar, con el ritmo y las fuerzas necesarias. El público, tras el mismo, no paraba de reír, comentar y apoyarme.

En el final con Úrsula no solo improvisé, sino que payaseé y me lo pasé genial. 

Acabé muy contento porque la noche Yin  y Yang hizo que los dos pases se completaran e hicieron que yo viera las dos caras de mi profesión. El primero me sirvió para aprender y el segundo para pasarlo bien porque fue de los que hacen historia. Era como una reunión de amigos de verdad, donde Jorge era el eje, el centro de la misma y del buen rollo generado.







No hay comentarios:

Publicar un comentario