viernes, 28 de septiembre de 2018

¡¡ QUÉ CHISPEO MÁS NERVIOSO PREVIO A LA LLUVIA!!.


Llegamos muy prontito, ayer, jueves 27 de septiembre del 2018, a La Caja Blanca. Me citaron a las 16:45 y a esa hora puntual estaba en la parada del bus de la puerta del Continente Rosaleda donde me iban a recoger, mientras iba llegando vi como  Carmen también lo hacía y dos minutos más tarde nos recogían, en su coche azul , Pepa y Fernando, con una música relajante que incitaban más a una siesta que a ir a actuar.

A las 17:00 llegábamos a La caja blanca, soltamos las sillas. Ya estaba allí Miguel, nuestro técnico de luces y los del teatro, andaban liados con todas las luces, las barras estaban bajadas, así que para no molestar colocamos las sillas y nos fuimos al camerino.

Allí, en una silla, coloqué todo mi vestuario, maquillaje, accesorios y demás, a continuación me fui al escenario a llevar todo mi atrezo y me quedé un ratito hablando con Miguel, sobre la versión de la pieza que íbamos a representar.

Hasta las 18:00 no teníamos las prueba de luces y micros y nos quedamos en el sofá del camerino del local, charlando, haciéndonos fotos, viendo las pruebas de vestuario de Carmen y mirando el trabajo fin de grado de esta última, dedicado a la pieza Casting donde en los 90 trabajó Fernando. Me pareció muy interesante esa pieza y Pepa me estuvo contando recuerdos.

Tras colocar mi atrezo, llegó la hora del ensayo y al escenario que nos fuimos.

El momento en el que estábamos los cuatro actores dando vueltas por el escenario, a media luz, diciendo nuestro texto y comprobando el nivel de los mismos me encantó. Tras mirar que funcionaban, que por cierto se oían de muerte, empezamos el ensayo. 

Hicimos todas las escenas, pero solo realizando el principio y final de cada una, también hicimos nuestro número musical y el final que si se hizo completo.

Estaba muy tranquilo y tenía ganas de actuar, acabado el ensayo, nos fuimos a los camerinos. Previo a esto Fernando cambió las sillas donde esperamos los actores entre escena y escena. Nos puso muy visibles y eso me puso muy nervioso. No me gusta estar expuesto entre escena y escena y me puse como un flan.

Al volver a los camerinos, me maquillé, me vestí, me puse el micro y me senté en el sofá a subir fotos a Instagram y a esperar, cerca de ese sofá se sentaron, Miguel, Fernando y Carmen que hablamos sobre la profesión y como siempre, de su complejidad y falta de oportunidades. Yo estaba en la conversación pero el interior de mi estomago era un nido de ratones.¡¡ Qué nervios!!.

Me hice unas cuantas fotos para el blog y llegó la hora de salir, eran las 19:45, las tres horas se habían pasado volando, fui al escenario comprobé que todo estaba listo y me fui a esperar.

Ahí si estaba histérico, no podía más, tenía miedo e inseguridad, además no sabía cuando salir para que el público no me viera, puesto que yo salgo entre ellos. En ese momento apareció el técnico de la sala, que se puso a hablar conmigo, me acompañó y me dio indicaciones para entrar, el hablar con él me hizo pensar en otra casa y me relajé mucho, de hecho el momento previo a entrar, que es el peor, no ocurrió. Estaba fuera hablando con el técnico cuando de pronto vi que la sala se apagó, corrí hasta mi lugar de salida, vi como se abría el telón. Esperé que Carmen me diera su pie, pero como no la oía, con cero nervios, gracias a la charla con el técnico, pegué un salto y salí a escena. La función comenzaba.






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