martes, 5 de septiembre de 2017

EL PREVIO MÁS TARDE JAMÁS CONTADO.



Esto ya no es un previo, ni es nada. Esto es un posterior, un muy posterior, es un recuerdo más que otra cosa.

Como digo en la entrada publicada esta mañana. Por culpa de visitas realizadas a y de familiares, cumpleaños en el Botánico que he realizado, ensayos varios y alguna que otra cita social, no he tenido tiempo, alguno, de escribir sobre el previo del pasado jueves 31 de agosto del 2017.

Además en su día, no escribí el borrador, que suelo escribir los días de actuación, así que, hoy, 5 días después, solo os puedo contar recuerdos. Son recuerdos reales de hechos vividos con personas, con nombres y apellidos, es decir, no os haré una cronología, ni un listados de sensaciones…Os escribiré o más bien, me escribiré, hechos que quiero mantener ahí para que con el paso de los años no desaparezcan y se conviertan en recuerdos.

El primero se llama Y mañana que... que no solo fue protagonista de la tarde el jueves, sino que lo fue en los cuatro días siguientes. No me quitaba ese nombre de la cabeza. Por lo visto ese es el título de un libro sobre la vida del cantante Raphael, que yo, supuestamente, tengo en casa. ¿Pero dónde concretamente? No sé. Cuando hablé de ese libro, de manera totalmente imprevista, con mi compi Dani, que es el fans más fans de Raphael de todos los tiempos, se le iluminó la cara. Por lo visto es un libro muy difícil de conseguir y estaba dispuesto a comprármelo por un buen " pellizco". Desde que se enteró de su existencia estuvimos hablando sobre él y fue muy divertido ver su cara de ilusión. Yo que también soy un friki-fans sabía perfectamente cómo se sentía y trataba de calmarlo por si no lo encontraba. Desde el jueves lo busco por toda la casa y aunque sé que lo tengo, no doy con él.
 
El segundo se llama, La rata de Úrsula, ¡Qué momentazo! Úrsula, se estrenaba como Beatriz y se pasó casi todo el previo ensayando en el cenador.  Fui a visitarla y empecé a oír voces que decían: “¿Lolo eres tú?”, “¿Lolo estas cerca?”, “Lolo ven, ven.”, pensé que era broma, pero cuando me acerqué, estaba realmente nerviosa puesto que había una rata, enorme, subida en el techo del cenador, mirando como Úrsula ensayaba. Nosotros la mirábamos y la queríamos echar, pero ella estaba en su casa y nos miraba con cara de asco, como diciendo:” ¿Qué pasa?, que no me voy, que estoy en mi casa, dejadme en paz”. Pero oír a Úrsula peleando con la rata era para comérsela.

El otro se llama La rata de Úrsula 2, este recuerdo es el momento en el que Úrsula, ya vestida, de la estirada institutriz Beatriz, vio a Dani, que tiraba su pantalón de trol, al suelo y lo restregaba, para ensuciarlo de arena y en ese momento, Úrsula perdió la cabeza y se fue a saltar y gritar, sobre los pantalones de Dani y de verdad que no podía parar de reír.
  
El otro Los tres tenores,  estos somos Úrsula, Dani (ya maquillado de trol) y yo,  ambos fuimos de nuevo al cenador en busca de Úrsula para asustarla, pero nos pilló nos puso verde y nos pusimos a gamberrear por allí.

Otro fue La cena en la distancia. La soledad de Jorge Loring, fue casi nula, porque no estuve a penas solo, es más, durante mi cena, una ensalada con más cosas, esta me tuvo que aportar más calorías que un potaje con chorizo y morcilla, pero eso sí, estaba de lujo, pues me la tomé, virtualmente, junto a la Úrsula (Hada) Ella estaba en la planta baja vistiéndose y yo arriba en mi sofá, cenando y de charla con ella.

La soledad, este es el último recuerdo, la soledad o falta de soledad, porque el jueves no tuve ninguna soledad. Únicamente el momento de maquillarme, antes de ir al “baño-camerino-común”, o el momento de las mil y una fotos que hice, al personaje de Jorge y a los muebles antiguos de la finca para enseñarlos a un amigo, estuve solo, porque el resto del tiempo, ya digo, estuve acompañado.

Eso es todo lo que recuerdo. 

Como conclusión diré  que lo pasé muy bien. El previo  no fue como suele ser siempre, fue original, divertido, infantil.  Jugamos y gamberreamos mucho  y como digo me lo pasé muy bien, con la buena compañía de mis compis y las ganas de hacer el “chorra”.

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