sábado, 9 de septiembre de 2017

UN VIAJE Y UN ADIÓS POR EL TIEMPO.


Acabo de poner las velas en el Museo Loringiano. Hoy Un paseo por el tiempo, se despide de su temporada 2017  y da un poco, o un mucho, de pena.

Este espectáculo lleva ya 5 años en cartel, 3 años tal cual está ahora y dos conmigo, con lo cual, todo indica que este año puede ser último, así que, da penita.

Hoy, miércoles  6 de septiembre del 2017, puede ser un día más, pero me ha entrado mi vena dramática, quiero que todo sea melancólico y una especie de recordatorio

El viaje ha sido rápido y también extraño, estaba carente de emoción, de la emoción veraniega que siempre me acompañaba. Era todo raro, tristón.

Aunque el viaje ha sido como siempre, también ha sido muy original porque, previo a iniciar nuestro camino hasta el Botánico, hemos pasado por la casa de mi sobrina para que, ella, nos saludara desde su ventana y luego hemos emprendido el viaje.

Quería empaparme de todo y he dejado el móvil a un lado.

He estado mirado por las ventanas, percibiendo el sol de otoño, la caída de la tarde, la chica del Ptv, que vende en la puerta del Mercadona del barrio, me llamó la atención, porque  ya lleva muchos meses allí, las casas de Ciudad Jardín que son todas iguales pero distintas, la gran urbanización que van a hacer en el antiguo Citesa, hasta en el azul de la fachada de la tienda del Málaga me he fijado. Y a todas  estas cosas le iba sacando un comentario, por tanto, ha sido un viaje muy distendido.

Pero también, iba recordando el verano, los viajes en bus, a mi amigo Antonio y su vuelta, el proyecto que negué, las tardes con María, a mi amigo Luis, etc. O sea, todo los temas que de una u otra manera ocupaban mi cabeza durante esos viajes de verano.

A las 19:50 y tras ir detrás de muchos ciclistas, Don Rafael llegaba, por última vez en este verano, en coche, a su finca.




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