Todo iba perfecto, el tiempo, mi personaje, es más hasta encontré un sitio
nuevo, donde sentarme tranquilo bajo una farola y disfrutar, leyendo, del
tiempo de espera entre el primer pase o entre pase y pase. Es más, estaba muy tranquilo
porque en ese lugar estoy seguro al cien por cien de que el público no puede
verme.
No puedo ofreceros impresiones, posteriores a cada pase, como siempre suelo hacer, entre otras cosas porque dichas impresiones las escribo en los descansos entre pase y pase, algo que ayer fue inexistente.
Empalmé tres y digo TRES PASES, sin tiempo ni para beber un buchito de agua. Tenía la garganta que era un estropajo.
Por ello, esta crónica está escrita hoy viernes 29 de julio del 2016 y lo dicho ya no tengo el recuerdo tan claro de cada pase, además ayer, jueves 28 de julio del 2016, la jornada no fue como para dejar muchas cosas que contar.
Por eso os voy a hacer un resumen muy resumido y muy políticamente correcto.
Es verdad, que cuando acabé los pases y mientras me cambiaba de ropa, me hice muchas preguntas: “ ¿ Qué te pasaba hoy?”, “¿ Lolo estabas raro?”, “ ¿ No estabas ingenioso, ni creativo?” , “ ¿ Por qué no has conectado?”, “ ¿ Tu enfado previo ha llegado al público?”. No sé, mi cabeza era un batiburrillo de preguntas sin respuestas.
Todas tuvieron su respuesta rápida y fácile cuando, antes de subir al coche para venirme, le pregunté a un compañero/a: "¿Como había sido el público?" A lo cual me respondió: " muy fríos".
Esa era mi impresión en todos y cada uno de los pases, pero claro siempre, antes de echar la culpa a los demás hay que mirarse dentro uno mismo y por ello mis preguntas, pero estaba claro, fue un día para personas con muy pocas ganas de jugar.
Nada más empezar el primer pase, mientras estoy vuelto al público para hacer mi entrada sorpresa, fui rodeado por niños que no paraban de gritarme y llamarme, tuve que volverme y empezar, sin que hubiera llegado el resto del público, con lo cual, ya empezó todo mal. Otro pase, llegué tarde y de ya estaban, todos, dispersos por el paseo de las palmeras. En otro, una “ agradable señora” me dijo que yo no era vasco y que si fuera al norte, con ese acento, me pegaban. Otros niños al verme aparecer gritaron :” El mayordomoooo”, pero unos gritos incesante, sin interrupción que no me dejaron entrar bien en mi personaje. El estar tan cansado, también, me impedía empezar los pases con fuerza, porque no acababa uno cuando ya empezaba otro.
Si a todo esto, le sumamos un público, que no se reía por ninguno de los chistes que siempre funcionan, que si me acercaba a alguien no me seguía el juego, al contrario, me lo cortaban o me hablaban con monosílabos. Los niñosque eran hiperrealista y no se creían el personaje, o los que se movían o te quitaban la mirada si tu lo mirabas, o sea, un desastre.
Yo en todo momento seguí en mi personaje, su acento, su texto y sus juegos, pero e de reconocer que algunos trayectos los hice callado, para evitar hacer sentir mal a nuestros visitantes. Fui correcto, pero nada más.
Pese a ello hubo gente muy participativa, como Antonio que perdió a su señora, Ana Rosa que era quien nos llevaba a los lugares a visitar, la señora mayor de Madrid que habló un rato conmigo, o el amigo de Juampe que al acabar me dio la enhorabuena, sin conocerme y que luego al verme en la salida, comentó que improvisaba mucho, que hacía reír a la gente, que conmigo era como una fiesta y que hacía trato personal con el público que a él le gustaba mucho.
O sea, buen resultado, pero si ese chico llega a verme en otras semana. Bueno la próxima semana dos días para desquitarme y que Rafael disfrute como él sabe.
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